/ sábado 26 de junio de 2021

180 disparos

Hace años mientras estudiaba la carrera de Comunicación y Publicidad, platicábamos del sensacionalismo y amarillismo que impera en los encabezados de algunos medios de comunicación en el país, ahí fue cuando la profesora mencionó “Mataulipas”, haciendo alusión del desastre que era ese estado en aquel tiempo. La matanza de hace algunos días en Reynosa, Tamaulipas, le da la razón a dicho encabezado.

Un grupo armando circuló por las calles de Reynosa, 180 disparos cobraron la vida de 15 civiles y 4 presuntos delincuentes. Algunos piensan que es el momento de abordar el tema, de meter a discusión una reforma a la ley de armas y explosivos para que los ciudadanos puedan tener y portar armas un poco más poderosas a las que actualmente permite la federación poseer.

Claro que es conveniente la portación de armas más poderosas para los civiles mexicanos, ello contribuiría más rápido a la desestabilización social que se desea causar en el país. Los mexicanos no estamos listos para eso, no tenemos la educación necesaria que respalde un uso correcto de algo tan peligroso como un arma de fuego.

Si el actual panorama de violencia parece fuerte, imaginen uno donde todo el pueblo esté armado, se dispararían agresiones entre vecinos, ciudadanos, ataques y asaltos a mano armada, sin duda muchos de los casos de homicidio culminarían en defensa propia, no es por ser fatalista simplemente es la realidad.

México no está listo para que sus ciudadanos tengan y porten armas de mayor poder con la finalidad de defenderse, basta con darle una miradita al vecino del Norte y su política de armas para todos, en todas partes y a la hora que sea. Vean cómo la juventud descuidada utiliza el derecho de tener un arma para “defenderse” de sus agresores.

Aunque México es un país distinto, los efectos de armar a sus ciudadanos podrían ser peores. Mientras en Estados Unidos impera la cultura de protegerse contra los Bullys, aquí sería defenderse de ladrones, extorsionadores, algunos funcionarios e incluso de elementos presuntamente corruptos de las distintas corporaciones policíacas del país, sin duda sería una guerra campal, la estocada idónea que se necesita para desestabilizar al país y sumergirlo en una guerra civil de otro nivel.

De por sí la famosa “guerra” contra el narco no se detiene, no disminuyen los muertos y existen territorios donde delincuentes de la mano con alcaldes, regidores, diputados, senadores, corporaciones policiacas municipales y estatales, a veces hasta con presunto abrigo de la federación son quienes presuntamente gobiernan grandes extensiones del territorio.

Los mexicanos no se han dado cuenta o no quieren darse cuenta, pero en México se lucha una guerra separatista orquestada y financiada por poderes internos y externos que desean las riquezas y el territorio, a través de la desestabilización y el miedo en la población esperan lograr su objetivo. De ponerse las armas al alcance de todos en México quienes saldrían perdiendo son los ciudadanos, mientras que el principal ganador sería la industria armamentista extranjera. No hay que sacrificar la libertad con la seguridad, la mejor arma sigue siendo la educación, no hay más por lo pronto.


Hace años mientras estudiaba la carrera de Comunicación y Publicidad, platicábamos del sensacionalismo y amarillismo que impera en los encabezados de algunos medios de comunicación en el país, ahí fue cuando la profesora mencionó “Mataulipas”, haciendo alusión del desastre que era ese estado en aquel tiempo. La matanza de hace algunos días en Reynosa, Tamaulipas, le da la razón a dicho encabezado.

Un grupo armando circuló por las calles de Reynosa, 180 disparos cobraron la vida de 15 civiles y 4 presuntos delincuentes. Algunos piensan que es el momento de abordar el tema, de meter a discusión una reforma a la ley de armas y explosivos para que los ciudadanos puedan tener y portar armas un poco más poderosas a las que actualmente permite la federación poseer.

Claro que es conveniente la portación de armas más poderosas para los civiles mexicanos, ello contribuiría más rápido a la desestabilización social que se desea causar en el país. Los mexicanos no estamos listos para eso, no tenemos la educación necesaria que respalde un uso correcto de algo tan peligroso como un arma de fuego.

Si el actual panorama de violencia parece fuerte, imaginen uno donde todo el pueblo esté armado, se dispararían agresiones entre vecinos, ciudadanos, ataques y asaltos a mano armada, sin duda muchos de los casos de homicidio culminarían en defensa propia, no es por ser fatalista simplemente es la realidad.

México no está listo para que sus ciudadanos tengan y porten armas de mayor poder con la finalidad de defenderse, basta con darle una miradita al vecino del Norte y su política de armas para todos, en todas partes y a la hora que sea. Vean cómo la juventud descuidada utiliza el derecho de tener un arma para “defenderse” de sus agresores.

Aunque México es un país distinto, los efectos de armar a sus ciudadanos podrían ser peores. Mientras en Estados Unidos impera la cultura de protegerse contra los Bullys, aquí sería defenderse de ladrones, extorsionadores, algunos funcionarios e incluso de elementos presuntamente corruptos de las distintas corporaciones policíacas del país, sin duda sería una guerra campal, la estocada idónea que se necesita para desestabilizar al país y sumergirlo en una guerra civil de otro nivel.

De por sí la famosa “guerra” contra el narco no se detiene, no disminuyen los muertos y existen territorios donde delincuentes de la mano con alcaldes, regidores, diputados, senadores, corporaciones policiacas municipales y estatales, a veces hasta con presunto abrigo de la federación son quienes presuntamente gobiernan grandes extensiones del territorio.

Los mexicanos no se han dado cuenta o no quieren darse cuenta, pero en México se lucha una guerra separatista orquestada y financiada por poderes internos y externos que desean las riquezas y el territorio, a través de la desestabilización y el miedo en la población esperan lograr su objetivo. De ponerse las armas al alcance de todos en México quienes saldrían perdiendo son los ciudadanos, mientras que el principal ganador sería la industria armamentista extranjera. No hay que sacrificar la libertad con la seguridad, la mejor arma sigue siendo la educación, no hay más por lo pronto.