/ sábado 12 de diciembre de 2020

Al mejor postor

Las interminables crisis económicas, políticas y sociales que han imperado en México en las últimas décadas y el compadrazgo entre caciques de la “polaca”, reyes modernos en la simulada democracia o partidocracia en que viven los mexicanos, presos de sus caprichos, condenados a pasar la vida en la eterna “promesa”.

Las alianzas siguen saliendo previo a la época electoral, sin importar cuántos partidos políticos existan, la mayoría de los “nuevos” partidos satélites se divide en dos bandos, el famoso PRIAN y sus amigos, así como Morena, el Verde Ecologista y sus cuates.

Pasan los años y nadie exige que se ponga un alto a la existencia de tanto partido político, quienes vieron en hacer uno la inversión de su vida, pues no solamente se gana financiamiento público, sino poder y la posibilidad de entrar al universo en donde se decide qué hacer con el dinero público que empresarios y trabajadores le entregan al gobierno a través de sus impuestos.

Qué tan rentable y redituable es hacer y tener un partido político, qué viejos personajes volvieron e intentaron hacer el suyo, no cansados de seguir succionando la ubre pública, regresaron por más.

Es urgente que se detenga la creación de nuevos partidos públicos que solo fragmentan la democracia y sirven de palanca para las fuerzas políticas en decadencia o en el poder para consolidarles.

Existen quienes piensan que la diversidad de partidos es en favor de la democracia, pero solo se fragmenta la democracia, el famoso divide y vencerás se adueñó de la democracia mexicana. La solución principal sería reformar para que ya no existan más partidos políticos y fusionar los que quedan en 2 o máximo 3 fuerzas, con ello el financiamiento público bajaría considerablemente, en verdad se harían ahorros de austeridad de ser así.

Si algo caracteriza a los partidos políticos mexicanos es que mientras unos te prometen lo de siempre cada año o reciclan las propuestas de sus contrincantes y les cambian solo un poquito, otros meten en problemas al pueblo y luego en las siguientes elecciones prometen sacarlo de éstos que los mismos entes crearon en su gestión.

Pero bueno, si no se desea “dañar” la democracia en México, solo se puede hacer algunas cosas, disminuir 75% el financiamiento público de cada partido, darle solo 100 millones de pesos a cada ente político como presupuesto anual, para que todos convivan en igualdad de condiciones y parte de esos 100 millones de pesos designen el 10% para ayudar a su comunidad en algún aspecto.

Otra más extremista sería quitar de tajo el financiamiento público, en México la “democracia” es costosa y es muy poco eficiente, para qué seguir financiando partidos políticos en los que los caciques de éstos siguen hurtando, poniendo a su familia, amigos, novios y amantes en las dependencias públicas sin tener los mejores del área.

Si algo han dejado ver esas alianzas preelectorales es que cuando se anhela tener, consolidar o perder el poder, los ideales estorban, salen sobrando o están al mejor postor.


Las interminables crisis económicas, políticas y sociales que han imperado en México en las últimas décadas y el compadrazgo entre caciques de la “polaca”, reyes modernos en la simulada democracia o partidocracia en que viven los mexicanos, presos de sus caprichos, condenados a pasar la vida en la eterna “promesa”.

Las alianzas siguen saliendo previo a la época electoral, sin importar cuántos partidos políticos existan, la mayoría de los “nuevos” partidos satélites se divide en dos bandos, el famoso PRIAN y sus amigos, así como Morena, el Verde Ecologista y sus cuates.

Pasan los años y nadie exige que se ponga un alto a la existencia de tanto partido político, quienes vieron en hacer uno la inversión de su vida, pues no solamente se gana financiamiento público, sino poder y la posibilidad de entrar al universo en donde se decide qué hacer con el dinero público que empresarios y trabajadores le entregan al gobierno a través de sus impuestos.

Qué tan rentable y redituable es hacer y tener un partido político, qué viejos personajes volvieron e intentaron hacer el suyo, no cansados de seguir succionando la ubre pública, regresaron por más.

Es urgente que se detenga la creación de nuevos partidos públicos que solo fragmentan la democracia y sirven de palanca para las fuerzas políticas en decadencia o en el poder para consolidarles.

Existen quienes piensan que la diversidad de partidos es en favor de la democracia, pero solo se fragmenta la democracia, el famoso divide y vencerás se adueñó de la democracia mexicana. La solución principal sería reformar para que ya no existan más partidos políticos y fusionar los que quedan en 2 o máximo 3 fuerzas, con ello el financiamiento público bajaría considerablemente, en verdad se harían ahorros de austeridad de ser así.

Si algo caracteriza a los partidos políticos mexicanos es que mientras unos te prometen lo de siempre cada año o reciclan las propuestas de sus contrincantes y les cambian solo un poquito, otros meten en problemas al pueblo y luego en las siguientes elecciones prometen sacarlo de éstos que los mismos entes crearon en su gestión.

Pero bueno, si no se desea “dañar” la democracia en México, solo se puede hacer algunas cosas, disminuir 75% el financiamiento público de cada partido, darle solo 100 millones de pesos a cada ente político como presupuesto anual, para que todos convivan en igualdad de condiciones y parte de esos 100 millones de pesos designen el 10% para ayudar a su comunidad en algún aspecto.

Otra más extremista sería quitar de tajo el financiamiento público, en México la “democracia” es costosa y es muy poco eficiente, para qué seguir financiando partidos políticos en los que los caciques de éstos siguen hurtando, poniendo a su familia, amigos, novios y amantes en las dependencias públicas sin tener los mejores del área.

Si algo han dejado ver esas alianzas preelectorales es que cuando se anhela tener, consolidar o perder el poder, los ideales estorban, salen sobrando o están al mejor postor.