/ viernes 17 de mayo de 2019

Amat Cucapah

Tragedia en San Luis Río Colorado.

Primera de dos partes


Hartos de holgazanería, la oficialidad queriendo ser jefe, su envidia ahogaron en alcohol aquel 12 de mayo de 1920, en rancho “Las Calaveras” junto a Islita y, aturdidos, caminaron hasta San Luís, ideando asesinar al Capitán Carlos Calles Gómez.

Cuatro únicas casas existían en San Luís durante 1917; con 22 habitantes, vivían cuatro familias: don Chema Domínguez, Manuel Otero, José Dolores Cuevas y la de otro señor cuyo nombre no se recuerda; pero aquel año, finalizando abril, procedentes de Guaymas, desembarcando en Santa Clara, empezaron a llegar 442 personas jefaturadas por Calles, estableciendo una Colonia Agrícola-Militar deteniendo el corrimiento de la línea fronteriza, por abuso norteamericano.

Estas nuevas familias levantaron, -una enseguida de otra- sus: casas, tiendas, comercios, billares, cantinas, hotel, talleres y e cuartel militar a orillas del camino real: Yuma-Puerto Isabel, llamándole Calle Cuauhtémoc.

Organizó el capitán fajinas desmontando tierras para la agricultura y marcando un kilómetro cuadrado desde el Monumento 204, el 21 de junio erigió el Fundo Legal del Pueblo de San Luís Río Colorado. Las familias toman posesión, trabajando su parcela y el capitán fusilando a dos soldados desertores, fortaleció la disciplina, -como ejemplo- sus tumbas quedaron–al sur de la calle Cuauhtémoc, acera poniente carretera del valle, próximo a donde se planeó construir, -en frente- el templo de La Cruz, sobre el desierto.

Fueron trazadas en línea de norte a sur las calles del poblado, dándoles nombre -de poniente a oriente-, empezando por la aduana en la calle: “de abajo “ la Cuauhtémoc; le sigue calle Morelos, luego Hidalgo(hoy calle 1ª.), continuaba Simón Bolívar(hoy calle 2ª.) y para cruzar entre estas calles hacia el desierto o hacia el río, había callejones; al Panteón se destinaron solares a 200 metros de la frontera entre Hidalgo y Simón Bolívar (Hoy Coppel).

Pero hasta la lejanía de este rincón, la intriga, la calumnia y la sospecha entró con la suspensión inesperada e irregular de pagos a la tropa; contrariamente, Abelardo L. Rodríguez y Francisco Peralta, coroneles no dependientes del capitán, si recibían pago puntual; por ello, hubo una primer numerosa deserción en la Colonia, Calles difícilmente logró resolver medio pagando, reincorporó sus soldados.

Pero la inconformidad creció en San Luís y recrudeciéndose al estallar el Plan de Agua Prieta el 23 de abril de 1920, encabezado por militares sonorenses contra don Venustiano Carranza, desconociéndolo como presidente de México; fecha en que los enviados ladinos de Esteban Cantú, desde Mexicali encendieron los ánimos metiendo cizaña entre la soldadesca, a pesar del esfuerzo hecho por el capitán, dilecto sobrino de don Plutarco Elías Calles.

Así sucedía el acontecer político; a media mañana del 12 de mayo, el capitán prestó sus armas a Francisco Peralta, porque salía urgente a Yuma; pero, ya muy noche, el capitán desarmado esperaba regreso de Peralta en casa de Tito Osuna, aquella noche lóbrega lloviznaba a intervalos.

Los borrachos de Rancho Calaveras, liderados por Enrique Peralta y un individuo de apellido Martínez conocedores del terreno, desde la Grullita rodeando el panteón cruzaron la calle Morelos, bajando sigilosamente entraron por la parte trasera al cuartel, como a las dos de la mañana del día fatal -13 de mayo de 1920-, mientras otros dos, uno llegando por el sur del poblado y otro entrando por la línea divisoria, al oír los disparos hechos por sus compañeros en el cuartel, gritando:_ ¡Viva Carranza!, dispararon también sus pistolas siguiendo los ¡Vítores a Carranza!, metiendo el mayor ruido posible, fácil por la gran cantidad de perros que había en la Colonia, juntándose los cuatro en el cuartel. Continua.

Referencia: libro Puerto Isabel E-mail:federicoiglesias50@gmail.com


Tragedia en San Luis Río Colorado.

Primera de dos partes


Hartos de holgazanería, la oficialidad queriendo ser jefe, su envidia ahogaron en alcohol aquel 12 de mayo de 1920, en rancho “Las Calaveras” junto a Islita y, aturdidos, caminaron hasta San Luís, ideando asesinar al Capitán Carlos Calles Gómez.

Cuatro únicas casas existían en San Luís durante 1917; con 22 habitantes, vivían cuatro familias: don Chema Domínguez, Manuel Otero, José Dolores Cuevas y la de otro señor cuyo nombre no se recuerda; pero aquel año, finalizando abril, procedentes de Guaymas, desembarcando en Santa Clara, empezaron a llegar 442 personas jefaturadas por Calles, estableciendo una Colonia Agrícola-Militar deteniendo el corrimiento de la línea fronteriza, por abuso norteamericano.

Estas nuevas familias levantaron, -una enseguida de otra- sus: casas, tiendas, comercios, billares, cantinas, hotel, talleres y e cuartel militar a orillas del camino real: Yuma-Puerto Isabel, llamándole Calle Cuauhtémoc.

Organizó el capitán fajinas desmontando tierras para la agricultura y marcando un kilómetro cuadrado desde el Monumento 204, el 21 de junio erigió el Fundo Legal del Pueblo de San Luís Río Colorado. Las familias toman posesión, trabajando su parcela y el capitán fusilando a dos soldados desertores, fortaleció la disciplina, -como ejemplo- sus tumbas quedaron–al sur de la calle Cuauhtémoc, acera poniente carretera del valle, próximo a donde se planeó construir, -en frente- el templo de La Cruz, sobre el desierto.

Fueron trazadas en línea de norte a sur las calles del poblado, dándoles nombre -de poniente a oriente-, empezando por la aduana en la calle: “de abajo “ la Cuauhtémoc; le sigue calle Morelos, luego Hidalgo(hoy calle 1ª.), continuaba Simón Bolívar(hoy calle 2ª.) y para cruzar entre estas calles hacia el desierto o hacia el río, había callejones; al Panteón se destinaron solares a 200 metros de la frontera entre Hidalgo y Simón Bolívar (Hoy Coppel).

Pero hasta la lejanía de este rincón, la intriga, la calumnia y la sospecha entró con la suspensión inesperada e irregular de pagos a la tropa; contrariamente, Abelardo L. Rodríguez y Francisco Peralta, coroneles no dependientes del capitán, si recibían pago puntual; por ello, hubo una primer numerosa deserción en la Colonia, Calles difícilmente logró resolver medio pagando, reincorporó sus soldados.

Pero la inconformidad creció en San Luís y recrudeciéndose al estallar el Plan de Agua Prieta el 23 de abril de 1920, encabezado por militares sonorenses contra don Venustiano Carranza, desconociéndolo como presidente de México; fecha en que los enviados ladinos de Esteban Cantú, desde Mexicali encendieron los ánimos metiendo cizaña entre la soldadesca, a pesar del esfuerzo hecho por el capitán, dilecto sobrino de don Plutarco Elías Calles.

Así sucedía el acontecer político; a media mañana del 12 de mayo, el capitán prestó sus armas a Francisco Peralta, porque salía urgente a Yuma; pero, ya muy noche, el capitán desarmado esperaba regreso de Peralta en casa de Tito Osuna, aquella noche lóbrega lloviznaba a intervalos.

Los borrachos de Rancho Calaveras, liderados por Enrique Peralta y un individuo de apellido Martínez conocedores del terreno, desde la Grullita rodeando el panteón cruzaron la calle Morelos, bajando sigilosamente entraron por la parte trasera al cuartel, como a las dos de la mañana del día fatal -13 de mayo de 1920-, mientras otros dos, uno llegando por el sur del poblado y otro entrando por la línea divisoria, al oír los disparos hechos por sus compañeros en el cuartel, gritando:_ ¡Viva Carranza!, dispararon también sus pistolas siguiendo los ¡Vítores a Carranza!, metiendo el mayor ruido posible, fácil por la gran cantidad de perros que había en la Colonia, juntándose los cuatro en el cuartel. Continua.

Referencia: libro Puerto Isabel E-mail:federicoiglesias50@gmail.com