/ viernes 11 de octubre de 2019

AMAT CUCAPAH

Abre navegación el “Tío Sam”


Fue urgente cubrir la necesidad de alimentos a gambusinos y mineros, quienes desperdigados trabajaban sobre “placeres” de la Arizona; mayor urgencia atender con total abastecimiento a los militares estadounidenses del Fuerte Yuma que custodiaban la frontera de sus terrenos recientemente adquiridos, porque desertaban por el hambre.

En 1852 se otorgó contrato de suministro al capitán James Turnbull, quien con un remolcador cargando mercancías salió desde san Francisco en la goleta Capaciti, bajo el mando del capitán Driscoll. Al empezar septiembre ancló la goleta al filo de las olas del estuario Santa Clara, re ensamblado el remolcador lo equiparon con motor de vapor, pegándole cilindro de propelas con aspas.

El trabajo fue lento para la terrible hambre que sufrían los militares, la población y los mineros remontados en las faldas de los cerros, a todos les faltaba qué comer y a pesar de la terrible hambre, hasta finalizar noviembre de 1852 fue lanzado a navegar sobre las aguas del Colorado un bote movido por aspas bautizado con el nombre de “Tío Sam”. Esta era una embarcación de pobre apariencia: Sus pequeños dobles puntales eran 65 pies de largo, 16 pies de mástil y 3.5 pies de protección en su barandal contra las olas, desprovisto de cubierta.

Salió el “Tío Sam” del estero Santa Clara llevando 35 toneladas y una pintoresca comitiva compuesta por 2 gentes de tripulación, capitán Turnbull e ingeniero Philips junto al capitán Driscoll, dos curiosos y desconocidos pasajeros, también llevaron por seguridad 2 jefes indígenas, uno Cucapá y el otro era jefe Yuma.

Pues el “Sam” empezó río arriba el 18 de noviembre de 1852 sobre un derrotero incierto, entre canales y bordos ascendiendo el Colorado, el humo del fogón de la caldera impulsando el barco pintó caras y ropas de los pasajeros, pareciendo payasos irreconocibles, haciendo entrada triunfal la comitiva de tiznados a cada ranchería sonorense, provocando gran escándalo por el ruidajazo de la maquinaria, pero en todas los recibieron con algarabía, gritándoles: “¡Vivas!” burlonas, con alegres risotadas, con estruendosos aplausos, quizás por la comida que traían o los graciosos pintados que viajaban.

Pese a ello, al encanto con que navegaba el “Tío Sam” en ese primer viaje, mientras subía un fuerte terremoto desquebrajó la tierra y lo puso en riesgo de quedarse aquel barquito, sobre el cauce seco, al consumirse por entre las grietas las aguas del río. Fue un tremendo susto para los viajeros, pero triunfalmente entre el entusiasmo de indios, militares y populacho, el “Tío Sam” llegó al Fuerte Yuma con su comitiva de tiznados, al empezar diciembre de 1852.

Se convirtió el “Tío Sam” como el modesto principio a la navegación en barcos sobre el Colorado, ayudando al suministro de alimentos, aunque en 1853, sobre los fértiles terrenos arriba del Fuerte, dos ranchos fueron empezados abasteciendo de carne y pan a la guarnición militar, en este primer viaje río arriba el “Tío Sam” había tomado 15 días para recorrer un poco más de 120 millas, desde la boca del Colorado.

Por el momento las rancherías, la población y militares del Fuerte tendrían abastecimiento de víveres, muebles y herramientas con cargas de 30 toneladas, tan lejos como hasta 600 millas, desde el desemboque a la recién fundada Ciudad Arizona, llegando casi al Gran Cañón del Colorado.

Este barco plano: El “Tío Sam” estuvo fleteando cargas dos años; una vez, anclado 6 millas abajo del Fuerte, al pie del cerro de Los Algodones, esperando la llegada de un nuevo motor, alguien olvidó poner el tapón que permitía el desfogue del agua desde su interior, por lo que llenándose con agua del río el “Tío Sam” se hundió.

Referencia: Libro Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com

Abre navegación el “Tío Sam”


Fue urgente cubrir la necesidad de alimentos a gambusinos y mineros, quienes desperdigados trabajaban sobre “placeres” de la Arizona; mayor urgencia atender con total abastecimiento a los militares estadounidenses del Fuerte Yuma que custodiaban la frontera de sus terrenos recientemente adquiridos, porque desertaban por el hambre.

En 1852 se otorgó contrato de suministro al capitán James Turnbull, quien con un remolcador cargando mercancías salió desde san Francisco en la goleta Capaciti, bajo el mando del capitán Driscoll. Al empezar septiembre ancló la goleta al filo de las olas del estuario Santa Clara, re ensamblado el remolcador lo equiparon con motor de vapor, pegándole cilindro de propelas con aspas.

El trabajo fue lento para la terrible hambre que sufrían los militares, la población y los mineros remontados en las faldas de los cerros, a todos les faltaba qué comer y a pesar de la terrible hambre, hasta finalizar noviembre de 1852 fue lanzado a navegar sobre las aguas del Colorado un bote movido por aspas bautizado con el nombre de “Tío Sam”. Esta era una embarcación de pobre apariencia: Sus pequeños dobles puntales eran 65 pies de largo, 16 pies de mástil y 3.5 pies de protección en su barandal contra las olas, desprovisto de cubierta.

Salió el “Tío Sam” del estero Santa Clara llevando 35 toneladas y una pintoresca comitiva compuesta por 2 gentes de tripulación, capitán Turnbull e ingeniero Philips junto al capitán Driscoll, dos curiosos y desconocidos pasajeros, también llevaron por seguridad 2 jefes indígenas, uno Cucapá y el otro era jefe Yuma.

Pues el “Sam” empezó río arriba el 18 de noviembre de 1852 sobre un derrotero incierto, entre canales y bordos ascendiendo el Colorado, el humo del fogón de la caldera impulsando el barco pintó caras y ropas de los pasajeros, pareciendo payasos irreconocibles, haciendo entrada triunfal la comitiva de tiznados a cada ranchería sonorense, provocando gran escándalo por el ruidajazo de la maquinaria, pero en todas los recibieron con algarabía, gritándoles: “¡Vivas!” burlonas, con alegres risotadas, con estruendosos aplausos, quizás por la comida que traían o los graciosos pintados que viajaban.

Pese a ello, al encanto con que navegaba el “Tío Sam” en ese primer viaje, mientras subía un fuerte terremoto desquebrajó la tierra y lo puso en riesgo de quedarse aquel barquito, sobre el cauce seco, al consumirse por entre las grietas las aguas del río. Fue un tremendo susto para los viajeros, pero triunfalmente entre el entusiasmo de indios, militares y populacho, el “Tío Sam” llegó al Fuerte Yuma con su comitiva de tiznados, al empezar diciembre de 1852.

Se convirtió el “Tío Sam” como el modesto principio a la navegación en barcos sobre el Colorado, ayudando al suministro de alimentos, aunque en 1853, sobre los fértiles terrenos arriba del Fuerte, dos ranchos fueron empezados abasteciendo de carne y pan a la guarnición militar, en este primer viaje río arriba el “Tío Sam” había tomado 15 días para recorrer un poco más de 120 millas, desde la boca del Colorado.

Por el momento las rancherías, la población y militares del Fuerte tendrían abastecimiento de víveres, muebles y herramientas con cargas de 30 toneladas, tan lejos como hasta 600 millas, desde el desemboque a la recién fundada Ciudad Arizona, llegando casi al Gran Cañón del Colorado.

Este barco plano: El “Tío Sam” estuvo fleteando cargas dos años; una vez, anclado 6 millas abajo del Fuerte, al pie del cerro de Los Algodones, esperando la llegada de un nuevo motor, alguien olvidó poner el tapón que permitía el desfogue del agua desde su interior, por lo que llenándose con agua del río el “Tío Sam” se hundió.

Referencia: Libro Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com