/ viernes 20 de marzo de 2020

AMAT CUCAPAH

Gran Teatro-Cine Maya


Hubo en San Luis -de paso- cines ambulantes; anocheciendo extendían sobre pared una sábana, proyectándoles cine mudo a las rancherías; cuando Fernando Chavira Porter llegó, abril 1 de 1955 -con 22 años de vida-, ya funcionaba el sindicato: Industria Cinematográfica.

Chavira tomó gerencia, con habitación sobre el lobby, donde se multiplicaron sus vástagos en el segundo piso del Cine Maya, ubicado al lado Oriente, sobre calle Primera -entre Carlos G. Calles y Obregón-; recién techado, remodelado después de la quemazón en 1949.

Antes, frecuentemente se incendiaba, porque fumaban adentro; el público escapaba hacia atrás al corral de don Rafael Reina o salían corriendo por dos callejones: Hacia la calle Primera o hacia la Obregón donde vendían root-beer; pero como negocio, ese galerón lo regenteó el ilustre mago, Conde Ramiro de Gálvez Magaña, en 1924; su esposa era “La Princesa”.

Ellos actuaban con magia cortando el cuerpo a “La Princesa” y haciendo volar una niña, alternaban con películas mudas como “El Gordo y el Flaco”, Charles Chaplin, etc. y un pianista amenizaba musicalmente las funciones; entrando cobraban un peso adultos, 50c jóvenes y 30c niñ@s.

Dicen sin comprobar que esas cuatro paredes, con puertas en arco, fueron levantadas desde 1915, como monasterio para monjes cartujos, siendo benefactores los empresarios Curto de Ensenada; pero desde 1920 le rodearon tiendas, restaurantes, bares y cantinas por gabachos sedientos de alcohol durante la “Ley Seca Norteamericana”, amenazando el pecado entrar a la casa del Señor.

Por eso, los frailes abandonaron sin techar aquellas paredes, pero llegó el español Conde de Gálvez al establecerse el resguardo aduanal en 1923. Él convino con los Curto, transformándolo en el Espectacular Gran Teatro-Cine Maya, hasta que se quemó totalmente.

Con Chavira permaneció la construcción: Ancho 13.5 metros, largo 28 m y alto 13 m, mostrando tres puertas arqueadas mirando al poniente -la céntrica en mayor altura-, una gigantesca blanca pantalla de pared a pared lucía frente a 396 butacas, con foro de 1.20 m de altura, sobre el cual actuaron famosísimos artistas: Tríos, cuartetos, mariachis y orquestas “en persona”: “Toña La Negra”, “Tongolele”, “La Tariacuri”, Luis Aguilar, José Alfredo Jiménez y más, en la Caravana Artística Corona.

Aquí proyectaron las películas de Época de Oro del Cine Mexicano en blanco y negro: “Llanero Solitario”, “Santo”, “Batmam”, “Daniel Boone”, “Adán y Eva”, “Blancanieves” y en matiné de sábados o domingos episodios como el “Capitán Kid con piratas”, donde la plebada disfrutaba surtida dulcería.

Llegaron las películas en cinemascope y tercera dimensión a color, con imagen grandilocuente y sonido estereofónico con permanencia voluntaria, entraban 2:30 saliendo a 11:00 pm., con cuidado y atención de finas empleadas como Guille Ayala, Meche León, Juanita y Lupe Matus y como cácaro, Tony Romero.

Así que los precios, admisión: 3 pesos de 1955, se fueron a $4; a $4.50, llegando a $5; siempre a reventar, cuando el dólar cotizó a $12.50; surgiendo durante 1960 otros cines: Royal, Curto, Ríos, LeFort y Jorge Negrete. Agradezco a sanluisin@s.

R: Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com

Gran Teatro-Cine Maya


Hubo en San Luis -de paso- cines ambulantes; anocheciendo extendían sobre pared una sábana, proyectándoles cine mudo a las rancherías; cuando Fernando Chavira Porter llegó, abril 1 de 1955 -con 22 años de vida-, ya funcionaba el sindicato: Industria Cinematográfica.

Chavira tomó gerencia, con habitación sobre el lobby, donde se multiplicaron sus vástagos en el segundo piso del Cine Maya, ubicado al lado Oriente, sobre calle Primera -entre Carlos G. Calles y Obregón-; recién techado, remodelado después de la quemazón en 1949.

Antes, frecuentemente se incendiaba, porque fumaban adentro; el público escapaba hacia atrás al corral de don Rafael Reina o salían corriendo por dos callejones: Hacia la calle Primera o hacia la Obregón donde vendían root-beer; pero como negocio, ese galerón lo regenteó el ilustre mago, Conde Ramiro de Gálvez Magaña, en 1924; su esposa era “La Princesa”.

Ellos actuaban con magia cortando el cuerpo a “La Princesa” y haciendo volar una niña, alternaban con películas mudas como “El Gordo y el Flaco”, Charles Chaplin, etc. y un pianista amenizaba musicalmente las funciones; entrando cobraban un peso adultos, 50c jóvenes y 30c niñ@s.

Dicen sin comprobar que esas cuatro paredes, con puertas en arco, fueron levantadas desde 1915, como monasterio para monjes cartujos, siendo benefactores los empresarios Curto de Ensenada; pero desde 1920 le rodearon tiendas, restaurantes, bares y cantinas por gabachos sedientos de alcohol durante la “Ley Seca Norteamericana”, amenazando el pecado entrar a la casa del Señor.

Por eso, los frailes abandonaron sin techar aquellas paredes, pero llegó el español Conde de Gálvez al establecerse el resguardo aduanal en 1923. Él convino con los Curto, transformándolo en el Espectacular Gran Teatro-Cine Maya, hasta que se quemó totalmente.

Con Chavira permaneció la construcción: Ancho 13.5 metros, largo 28 m y alto 13 m, mostrando tres puertas arqueadas mirando al poniente -la céntrica en mayor altura-, una gigantesca blanca pantalla de pared a pared lucía frente a 396 butacas, con foro de 1.20 m de altura, sobre el cual actuaron famosísimos artistas: Tríos, cuartetos, mariachis y orquestas “en persona”: “Toña La Negra”, “Tongolele”, “La Tariacuri”, Luis Aguilar, José Alfredo Jiménez y más, en la Caravana Artística Corona.

Aquí proyectaron las películas de Época de Oro del Cine Mexicano en blanco y negro: “Llanero Solitario”, “Santo”, “Batmam”, “Daniel Boone”, “Adán y Eva”, “Blancanieves” y en matiné de sábados o domingos episodios como el “Capitán Kid con piratas”, donde la plebada disfrutaba surtida dulcería.

Llegaron las películas en cinemascope y tercera dimensión a color, con imagen grandilocuente y sonido estereofónico con permanencia voluntaria, entraban 2:30 saliendo a 11:00 pm., con cuidado y atención de finas empleadas como Guille Ayala, Meche León, Juanita y Lupe Matus y como cácaro, Tony Romero.

Así que los precios, admisión: 3 pesos de 1955, se fueron a $4; a $4.50, llegando a $5; siempre a reventar, cuando el dólar cotizó a $12.50; surgiendo durante 1960 otros cines: Royal, Curto, Ríos, LeFort y Jorge Negrete. Agradezco a sanluisin@s.

R: Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com