/ viernes 10 de julio de 2020

AMAT CUCAPAH

¡Mi Mayor! En Desierto de Altar



Sobre esta cuenca del Río Colorado, asiento Anazasi, viviendo culturalmente en Chicomostoc, lugar de las Siete Cuevas, de donde peregrinan en la antigüedad las siete tribus nahuatlacas del tronco Uto-Azteca, a la “Tierra Prometida”, poblando América, sucedió el encuentro Español-Cucapah con Hernando de Alarcón en 1540.

Ese año Melchor Díaz, buscando a Alarcón, viene desde San Jerónimo de los Corazones del Río Sonora, pasando el Desierto Mayor del Altar hasta el desemboque del Colorado.

Esta proeza de superhombres, practicada en época misional a pie humano, cabalgando y rodando carreta, entra al siglo XX guiando Antonio López una caravana de húngaros rugiendo motor corren aquellos 246 kilómetros entre Sonoydag-San Luis, fue signo a esta hazaña de 1928 el automóvil abandonado en arroyo del Zumbador, urgiendo entonces comunicar el Noroeste mexicano construyendo carretera y ferrocarril.

Lázaro Cárdenas del Río (residente de México) acuerda: 19 de mayo de 1936, enlazar Mexicali y Puerto Peñasco con ferrocarril, para posteriormente unirlo al Ferrocarril del Pacífico en Benjamín Hill; en este arrojo, el desierto cobró cuatro vidas de la brigada topográfica: La del ingeniero Jorge López Collada, Jesús Sánchez Islas, Jesús Torres Burciaga y Gustavo Sotelo, quienes trazando la ruta “atascaron” camioneta de transporte, extraviados agotaron el agua, muriendo calcinados entre el viernes y domingo (julio: 2,4, 1937), siendo rescatados sus cuerpos el 6 de julio.

A poco más del año de tragedia, por aun no llegar el ferrocarril a Puerto Peñasco, Lázaro Cárdenas cruza entre Sonoyta-San Luis en recorrido de 22 horas durante 1938, su chofer de “La Diligencia” fue “El Queno”, Eugenio Molina Crark, manejando un cadillac 1929, bautizado como “La Vitrina” por don Lázaro.

De esa desventura sus rasgos heroicos llevados a la pantalla cinematográfica como “Viento Negro” merecieron galardón como cinta clásica por sus actores, escenografía, guión y parlamentos, destaca el constante enfurecimiento del cineasta David Reynoso, cuando le llamaban ¡Mi Mayor!.

Esta expresión es referida al negociarse “Expropiación de terrenos y enseres a la Colorado River Land Company”. Indicó el gobierno mexicano que la expropiación incluía la vía del ferrocarril, porque completarían riel sobre el desierto, a lo cual los accionistas de la Colorado, con carcajadas se burlaban del “disparate de tontos” y esperarían conocer quién sería “El Mayor Pentonto” a dirigir tal obra del riel; por eso cuando llamaban a David Reynoso como “¡Mi Mayor!”, era igual que decirle “¡Mi Mayor Pentonto!” y Reynoso enfurecía.

Referencia: Libro Puerto Isabel

Email:federicoiglesias50@gmail.com

¡Mi Mayor! En Desierto de Altar



Sobre esta cuenca del Río Colorado, asiento Anazasi, viviendo culturalmente en Chicomostoc, lugar de las Siete Cuevas, de donde peregrinan en la antigüedad las siete tribus nahuatlacas del tronco Uto-Azteca, a la “Tierra Prometida”, poblando América, sucedió el encuentro Español-Cucapah con Hernando de Alarcón en 1540.

Ese año Melchor Díaz, buscando a Alarcón, viene desde San Jerónimo de los Corazones del Río Sonora, pasando el Desierto Mayor del Altar hasta el desemboque del Colorado.

Esta proeza de superhombres, practicada en época misional a pie humano, cabalgando y rodando carreta, entra al siglo XX guiando Antonio López una caravana de húngaros rugiendo motor corren aquellos 246 kilómetros entre Sonoydag-San Luis, fue signo a esta hazaña de 1928 el automóvil abandonado en arroyo del Zumbador, urgiendo entonces comunicar el Noroeste mexicano construyendo carretera y ferrocarril.

Lázaro Cárdenas del Río (residente de México) acuerda: 19 de mayo de 1936, enlazar Mexicali y Puerto Peñasco con ferrocarril, para posteriormente unirlo al Ferrocarril del Pacífico en Benjamín Hill; en este arrojo, el desierto cobró cuatro vidas de la brigada topográfica: La del ingeniero Jorge López Collada, Jesús Sánchez Islas, Jesús Torres Burciaga y Gustavo Sotelo, quienes trazando la ruta “atascaron” camioneta de transporte, extraviados agotaron el agua, muriendo calcinados entre el viernes y domingo (julio: 2,4, 1937), siendo rescatados sus cuerpos el 6 de julio.

A poco más del año de tragedia, por aun no llegar el ferrocarril a Puerto Peñasco, Lázaro Cárdenas cruza entre Sonoyta-San Luis en recorrido de 22 horas durante 1938, su chofer de “La Diligencia” fue “El Queno”, Eugenio Molina Crark, manejando un cadillac 1929, bautizado como “La Vitrina” por don Lázaro.

De esa desventura sus rasgos heroicos llevados a la pantalla cinematográfica como “Viento Negro” merecieron galardón como cinta clásica por sus actores, escenografía, guión y parlamentos, destaca el constante enfurecimiento del cineasta David Reynoso, cuando le llamaban ¡Mi Mayor!.

Esta expresión es referida al negociarse “Expropiación de terrenos y enseres a la Colorado River Land Company”. Indicó el gobierno mexicano que la expropiación incluía la vía del ferrocarril, porque completarían riel sobre el desierto, a lo cual los accionistas de la Colorado, con carcajadas se burlaban del “disparate de tontos” y esperarían conocer quién sería “El Mayor Pentonto” a dirigir tal obra del riel; por eso cuando llamaban a David Reynoso como “¡Mi Mayor!”, era igual que decirle “¡Mi Mayor Pentonto!” y Reynoso enfurecía.

Referencia: Libro Puerto Isabel

Email:federicoiglesias50@gmail.com