/ viernes 11 de septiembre de 2020

AMAT CUCAPAH

Nuestra Señora de la Buena Guía




Están dos capillitas sobre farallones desérticos a 7 u 8 kilómetros, distantes en carretera al puerto Santa Clara-SLRC, precisamente -de Sur a Norte- subiendo cuesta de la playa hacia “El Columpio”, donde evidencia magnífico escenario el Mar de Cortés.

Esos colosales farallones abrigan tesoro paleontológico milenario de animales pleistocenos y fue escenario de hechos históricos durante expansión del horizonte novohispano, en 1539 con Francisco de Ulloa, 1540 con Hernando de Alarcón, luego desde 1605 exploraciones de época misional con Francisco Escobar, Kino, Jacobo Sedelmayer, Garcés y Félix Caballero y ya cercenado México con nueva frontera, en 1850 George Horacio Derby desde ahí intenta navegar el Río Colorado, sobre la goleta Invincible.

Pues hace 480 años en esa zona, donde hoy observamos esas ermitas, levantó Alarcón una, cuando en expedición llega aquí, agosto 23 de 1540, navegando sobre Mar del Sur (Océano Pacífico) buscando las deslumbrantes “Siete Ciudades del Cíbola y la Gran Quivira”, conviniendo con Francisco Vázquez de Coronado encontrarse sobre el Río Colorado, en 32º de latitud Norte.

Ancla sus tres “santos” galeones, Pedro, Catalina y Gabriel, a 15 km del desemboque, primera corriente del Colorado, acampan sobre la playa entre canal de desfogue y el alto paredón desértico, bautizando la superficie del acuartelamiento “Campo de la Cruz” y dedican el oratorio a Nuestra Señora de la Buena Guía, advocación del virrey Antonio de Mendoza, construida sobre el escabroso farallón.

A este “Campo de la Cruz” actualmente los golfeños llaman “El Muelle”, en litoral del gran canal permanecen viejas señales de febril ajetreo de barcos, anclado, armado, abasteciendo combustible, hielo; acciones de cabotaje, tiempos de navegación sobre el Colorado y bonanza provechosa pesquera en 1960-1990 y aún queda como mudo testigo un pequeño barco del “Guichapo”, su propietario “Pancho” Soberanes.

Este Alto Golfo de California, con genuina vocación ecoturística, espera emprendedores en aprovechar racionalmente la naturaleza productivamente con actividad deportiva, pesquera y turística; soñadores como Juan de Oñate, quien imaginó -enero de 1605- la gran bahía del desemboque, con más de mil naos.

Referencia: Libro Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com

Nuestra Señora de la Buena Guía




Están dos capillitas sobre farallones desérticos a 7 u 8 kilómetros, distantes en carretera al puerto Santa Clara-SLRC, precisamente -de Sur a Norte- subiendo cuesta de la playa hacia “El Columpio”, donde evidencia magnífico escenario el Mar de Cortés.

Esos colosales farallones abrigan tesoro paleontológico milenario de animales pleistocenos y fue escenario de hechos históricos durante expansión del horizonte novohispano, en 1539 con Francisco de Ulloa, 1540 con Hernando de Alarcón, luego desde 1605 exploraciones de época misional con Francisco Escobar, Kino, Jacobo Sedelmayer, Garcés y Félix Caballero y ya cercenado México con nueva frontera, en 1850 George Horacio Derby desde ahí intenta navegar el Río Colorado, sobre la goleta Invincible.

Pues hace 480 años en esa zona, donde hoy observamos esas ermitas, levantó Alarcón una, cuando en expedición llega aquí, agosto 23 de 1540, navegando sobre Mar del Sur (Océano Pacífico) buscando las deslumbrantes “Siete Ciudades del Cíbola y la Gran Quivira”, conviniendo con Francisco Vázquez de Coronado encontrarse sobre el Río Colorado, en 32º de latitud Norte.

Ancla sus tres “santos” galeones, Pedro, Catalina y Gabriel, a 15 km del desemboque, primera corriente del Colorado, acampan sobre la playa entre canal de desfogue y el alto paredón desértico, bautizando la superficie del acuartelamiento “Campo de la Cruz” y dedican el oratorio a Nuestra Señora de la Buena Guía, advocación del virrey Antonio de Mendoza, construida sobre el escabroso farallón.

A este “Campo de la Cruz” actualmente los golfeños llaman “El Muelle”, en litoral del gran canal permanecen viejas señales de febril ajetreo de barcos, anclado, armado, abasteciendo combustible, hielo; acciones de cabotaje, tiempos de navegación sobre el Colorado y bonanza provechosa pesquera en 1960-1990 y aún queda como mudo testigo un pequeño barco del “Guichapo”, su propietario “Pancho” Soberanes.

Este Alto Golfo de California, con genuina vocación ecoturística, espera emprendedores en aprovechar racionalmente la naturaleza productivamente con actividad deportiva, pesquera y turística; soñadores como Juan de Oñate, quien imaginó -enero de 1605- la gran bahía del desemboque, con más de mil naos.

Referencia: Libro Puerto Isabel

E-mail: federicoiglesias50@gmail.com