/ viernes 25 de junio de 2021

AMAT CUCAPAH

¡Quechán en México City!



¡Todos murieron menos Yo! Llegando al río Colorado, Olleyquotequiebe, salvó mi vida, estoy agradecido; yo le llamo Salvador. Esto declaró Sebastián Tarabal, nativo californio de San Gabriel, ante autoridad de santa Gertrudis del Altar, Dijo: Huí cruzando el desierto con otros compañeros.

A Olleyquotequiebe lo conocía Fray Francisco Hermenegildo Garcés, cuando exploraba el río Colorado desde 1771; también estableció amistad con el mayordomo de la misión de Caborca de apellido Palma; entonces, el jefe Yuma-Quechan Olleyquotequiebe juntó sus dos apodos tomando nuevo nombre: “Salvador Palma”. Se popularizó políticamente en la región, conviniendo a los españoles su liderazgo al favorecer las expediciones entre cucapáhs y Quechan, al cruzar el Colorado hacia California.

Cuando el virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa valoró liderazgo del jefe Quechan, indicó al misionero Garcés y a Juan Bautista de Anza, abrir camino uniendo Sonora y California y Salvador Palma fue un personaje importante; le ofrecieron regalos con honorabilidad, entregándole públicamente “Bastón de Mando”, reconociéndole autoridad; le revistieron con ornamentos reales enviados por el virrey: "Camisa, pantalón corto abombado, chaqueta con frente amarillo y algunas decoraciones, elegante capotillo en tela azul, decorada con trenza de oro y una gorra aterciopelada negra, imitación de joyas, con cresta a modo de palma; estuvo claro: Salvador Palma, dilecto amigo de españoles.

Aún más -espléndidamente- domingo 12 de mayo de 1776, ruidosamente anunciaron llevarle invitado por el virrey, desde esta región yúmana, hasta la capital de la Nueva España, con tres acompañantes: Un hermano suyo, al hijo del capitán Pablo y a un joven Cajuenche Cucapah; para eso enviaron carta al Rey Carlos III, pidiendo: Ser bautizados e invitando vinieran los españoles a vivir entre ellos; giraron múltiples diligencias al traslado. Ya en la capital, el virrey Bucareli les recibió fastuosamente en palacio -estuvieron asombrados, huraños, pero muy dignos- en noviembre de 1776.

Fueron bautizados solemnemente entre multitud de fieles en catedral de Santa María de la Asunción: Febrero 13, 1777; fue Juan Bautista de Anza el padrino, en honor al monarca y virrey impusieron por nombre: Salvador Carlos Antonio. El sacerdote atronadoramente declaró anatema a Satanás en acto público de fe. Coreando la muchedumbre: _ ¡Salvador Carlos Antonio Palma! _ ¿Renuncias a Satanás? _ ¡Sí renuncio! _ ¿Renuncias a sus obras? _ ¡Sí renuncio! Bajo shok inolvidable bautizaron también a aborígenes acompañantes. El virrey les obsequió ropa nueva para la celebración. Estos nativos regresaron al Colorado anonadados en misticismo; imborrable místico glamour entre nubes perfumadas de incienso.

Referencia: Puerto Isabel.

Email: federicoiglesias50@gmail.com

¡Quechán en México City!



¡Todos murieron menos Yo! Llegando al río Colorado, Olleyquotequiebe, salvó mi vida, estoy agradecido; yo le llamo Salvador. Esto declaró Sebastián Tarabal, nativo californio de San Gabriel, ante autoridad de santa Gertrudis del Altar, Dijo: Huí cruzando el desierto con otros compañeros.

A Olleyquotequiebe lo conocía Fray Francisco Hermenegildo Garcés, cuando exploraba el río Colorado desde 1771; también estableció amistad con el mayordomo de la misión de Caborca de apellido Palma; entonces, el jefe Yuma-Quechan Olleyquotequiebe juntó sus dos apodos tomando nuevo nombre: “Salvador Palma”. Se popularizó políticamente en la región, conviniendo a los españoles su liderazgo al favorecer las expediciones entre cucapáhs y Quechan, al cruzar el Colorado hacia California.

Cuando el virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa valoró liderazgo del jefe Quechan, indicó al misionero Garcés y a Juan Bautista de Anza, abrir camino uniendo Sonora y California y Salvador Palma fue un personaje importante; le ofrecieron regalos con honorabilidad, entregándole públicamente “Bastón de Mando”, reconociéndole autoridad; le revistieron con ornamentos reales enviados por el virrey: "Camisa, pantalón corto abombado, chaqueta con frente amarillo y algunas decoraciones, elegante capotillo en tela azul, decorada con trenza de oro y una gorra aterciopelada negra, imitación de joyas, con cresta a modo de palma; estuvo claro: Salvador Palma, dilecto amigo de españoles.

Aún más -espléndidamente- domingo 12 de mayo de 1776, ruidosamente anunciaron llevarle invitado por el virrey, desde esta región yúmana, hasta la capital de la Nueva España, con tres acompañantes: Un hermano suyo, al hijo del capitán Pablo y a un joven Cajuenche Cucapah; para eso enviaron carta al Rey Carlos III, pidiendo: Ser bautizados e invitando vinieran los españoles a vivir entre ellos; giraron múltiples diligencias al traslado. Ya en la capital, el virrey Bucareli les recibió fastuosamente en palacio -estuvieron asombrados, huraños, pero muy dignos- en noviembre de 1776.

Fueron bautizados solemnemente entre multitud de fieles en catedral de Santa María de la Asunción: Febrero 13, 1777; fue Juan Bautista de Anza el padrino, en honor al monarca y virrey impusieron por nombre: Salvador Carlos Antonio. El sacerdote atronadoramente declaró anatema a Satanás en acto público de fe. Coreando la muchedumbre: _ ¡Salvador Carlos Antonio Palma! _ ¿Renuncias a Satanás? _ ¡Sí renuncio! _ ¿Renuncias a sus obras? _ ¡Sí renuncio! Bajo shok inolvidable bautizaron también a aborígenes acompañantes. El virrey les obsequió ropa nueva para la celebración. Estos nativos regresaron al Colorado anonadados en misticismo; imborrable místico glamour entre nubes perfumadas de incienso.

Referencia: Puerto Isabel.

Email: federicoiglesias50@gmail.com