/ martes 24 de septiembre de 2024

Ángulo Muerto / La importancia de los emigrados para San Luis

San Luis Río Colorado como otras ciudades fronterizas, se formó y desarrolló en gran medida gracias a los miles de trabajadores mexicanos que cruzan la frontera todos los días o cada tantos meses, según las exigencias de su trabajo, la cercanía de grandes valles agrícolas como el de Yuma y el valle imperial en California y la necesidad de mano de obra, fue lo que atrajo a este lugar en el desierto a nuestros padres, abuelos, bisabuelos.

El impacto económico generado año con año en nuestra ciudad es lo que mantiene a este municipio vivo, de enero a diciembre de 2023 fueron más de $90 millones de dólares de derrama económica por remesas solo en San Luis Río Colorado, que en pesos mexicanos suena aún más impactante, ya que hablamos de más de $1,759 millones de pesos invertidos en todo tipo de comercios sanluisinos.

En el año 2018 después de trabajar en comunicación social de la campaña de Morena, entré al gobierno municipal como funcionaria, con varias ideas bajo el brazo, desconocía yo si algunas de ellas ya existían como proyectos, pero es bien sabido que no hay nada nuevo bajo el sol.

Al ser hija de una ex trabajadora del campo quien legalizara su estatus migratorio por medio de la ley Simpson Rodino, y al haber vivido como tantos hijos el tener que separarme de mi madre para que ella pudiera irse a trabajar en los campos agrícolas de Arizona y California, se comprende que es un tema que dejó huella en mí.

También quedaron muy presentes las caras de las muchas personas a las que mi mamá ayudó a “arreglar” consiguiéndoles las cartas para poder hacer el trámite migratorio bajo dicha ley.

Mi familia es de las primeras en poblar esta frontera, aún tenemos la casa de mi bisabuela Doña Guadalupe Córdova en la Carretera del Valle, casi frente a la primaria Cuauhtémoc, la mayoría de los vecinos trabajaban en los campos de limón, era común verlos a diario llegar por las tardes cargando un enorme costal y ese enorme machete de mango color blanco, cansados y sucios pero siempre alegres, en particular recuerdo “al Tawa” nunca supe su nombre pero era un señor mayor, muy delgado que siempre hablaba de que los emigrados sostenían a San Luis.

Con ese contexto y además al ver la importancia que le daba el presidente Andrés Manuel López Obrador a los migrantes por su gran aporte a la economía del país, fue que nació en mi la idea de reconocer a los emigrados con un monumento, en seguida lo platiqué con el alcalde quien al escuchar mis razones me dio luz verde.

Ni el presidente ni yo sabíamos que era un tema que ya se había tocado, incluso había figuras propuestas, inclusive en mi cabildeo del proyecto, pues había que proponerlo en Cabildo, un regidor panista del XXVIII Ayuntamiento me dejó saber que era un tema que ya se había votado en el pasado en el que se instauraba la fecha del 18 de diciembre como el día del migrante, pero solo había quedado en el papel, ya que nunca se inició el proyecto y durante los años venideros nunca se llegó a conmemorar el día ni celebrar a los emigrados como lo merecían, era tema olvidado.

Sin embargo, mi idea era que el día se celebrara el segundo sábado de cada Diciembre con el propósito de que siempre fuera en fin de semana y los emigrados nos pudieran acompañar para celebrarles con una gran fiesta y así agradecerles de alguna manera pues con su esfuerzo mantenían la economía de San Luis a flote, también como parte del proyecto se tenía la intención de incluir a las asociaciones binacionales de apoyo a los emigrados, así como al Consulado de México en Yuma y a los gobiernos municipales de San Luis Arizona, Somerton y Yuma.

Además de reconocer a una gran parte de la población por medio de un monumento que dejara vestigio de su importancia, el proyecto contemplaba crear una especie de movimiento como el que se generó en Estados Unidos por parte de los campesinos que estuvieron junto a César Chávez y que por cierto muchos de ellos eran emigrados de San Luis, el único fin era el promover la organización colectiva de los emigrados para lograr más beneficios de salud y mayores derechos para ellos y sus familias.

Pero para eso, hacían falta varios pasos, primero buscar que el monumento tuviera un rostro, un líder que hubiera trabajado o luchado de alguna manera por los emigrados de este lado de la frontera, fue el alcalde quien mencionó a Manuel Campa García, investigué y efectivamente el señor Campa era reconocido por periodistas, historiadores y su familia estuvo de acuerdo en que el monumento llevara su imagen.

Ahora hacía falta que fuera aprobado por el Cabildo, así que me senté con la entonces regidora presidenta de la comisión de Derechos Humanos y Asuntos Fronterizos Lourdes Fierro y otros regidores, les presenté la propuesta, ellos la presentaron ante el Cabildo en sesión ordinaria y fue aprobada, quedando así, que el segundo sábado del mes de diciembre de cada año se celebraría el día del Emigrado en San Luis.

A pesar de que fue un proyecto que se llevó a cabo mientras yo era directora de turismo, nada tiene que ver con la dependencia pues es un tema de suma importancia para nuestro municipio, es por eso que este nuevo gobierno debe retomar los trabajos a favor de esta comunidad pues siguen siendo los principales actores en nuestra golpeada economía, hoy en día debido a la inseguridad hemos visto como los comercios han resentido la ausencia de los emigrados, pues prefieren quedarse en Arizona antes que arriesgarse en San Luis, es además necesario honrar nuestra identidad que en los últimos años se ha visto pisoteada por acciones de funcionarios, al ser ellos los representantes de nuestro municipio la imagen que están dando hacia afuera es que no tenemos identidad, cuando San Luis es una comunidad agrícola históricamente y conformada en su mayoría por migrantes.

“Si tu no emigraste, emigró tu padre, y si tu padre no necesitó mudar de sitio fue porque tu abuelo antes que el no tuvo otro remedio que irse, cargando la vida sobre sus espaldas, en busca del pan que su tierra le negaba” ... José Saramago.


San Luis Río Colorado como otras ciudades fronterizas, se formó y desarrolló en gran medida gracias a los miles de trabajadores mexicanos que cruzan la frontera todos los días o cada tantos meses, según las exigencias de su trabajo, la cercanía de grandes valles agrícolas como el de Yuma y el valle imperial en California y la necesidad de mano de obra, fue lo que atrajo a este lugar en el desierto a nuestros padres, abuelos, bisabuelos.

El impacto económico generado año con año en nuestra ciudad es lo que mantiene a este municipio vivo, de enero a diciembre de 2023 fueron más de $90 millones de dólares de derrama económica por remesas solo en San Luis Río Colorado, que en pesos mexicanos suena aún más impactante, ya que hablamos de más de $1,759 millones de pesos invertidos en todo tipo de comercios sanluisinos.

En el año 2018 después de trabajar en comunicación social de la campaña de Morena, entré al gobierno municipal como funcionaria, con varias ideas bajo el brazo, desconocía yo si algunas de ellas ya existían como proyectos, pero es bien sabido que no hay nada nuevo bajo el sol.

Al ser hija de una ex trabajadora del campo quien legalizara su estatus migratorio por medio de la ley Simpson Rodino, y al haber vivido como tantos hijos el tener que separarme de mi madre para que ella pudiera irse a trabajar en los campos agrícolas de Arizona y California, se comprende que es un tema que dejó huella en mí.

También quedaron muy presentes las caras de las muchas personas a las que mi mamá ayudó a “arreglar” consiguiéndoles las cartas para poder hacer el trámite migratorio bajo dicha ley.

Mi familia es de las primeras en poblar esta frontera, aún tenemos la casa de mi bisabuela Doña Guadalupe Córdova en la Carretera del Valle, casi frente a la primaria Cuauhtémoc, la mayoría de los vecinos trabajaban en los campos de limón, era común verlos a diario llegar por las tardes cargando un enorme costal y ese enorme machete de mango color blanco, cansados y sucios pero siempre alegres, en particular recuerdo “al Tawa” nunca supe su nombre pero era un señor mayor, muy delgado que siempre hablaba de que los emigrados sostenían a San Luis.

Con ese contexto y además al ver la importancia que le daba el presidente Andrés Manuel López Obrador a los migrantes por su gran aporte a la economía del país, fue que nació en mi la idea de reconocer a los emigrados con un monumento, en seguida lo platiqué con el alcalde quien al escuchar mis razones me dio luz verde.

Ni el presidente ni yo sabíamos que era un tema que ya se había tocado, incluso había figuras propuestas, inclusive en mi cabildeo del proyecto, pues había que proponerlo en Cabildo, un regidor panista del XXVIII Ayuntamiento me dejó saber que era un tema que ya se había votado en el pasado en el que se instauraba la fecha del 18 de diciembre como el día del migrante, pero solo había quedado en el papel, ya que nunca se inició el proyecto y durante los años venideros nunca se llegó a conmemorar el día ni celebrar a los emigrados como lo merecían, era tema olvidado.

Sin embargo, mi idea era que el día se celebrara el segundo sábado de cada Diciembre con el propósito de que siempre fuera en fin de semana y los emigrados nos pudieran acompañar para celebrarles con una gran fiesta y así agradecerles de alguna manera pues con su esfuerzo mantenían la economía de San Luis a flote, también como parte del proyecto se tenía la intención de incluir a las asociaciones binacionales de apoyo a los emigrados, así como al Consulado de México en Yuma y a los gobiernos municipales de San Luis Arizona, Somerton y Yuma.

Además de reconocer a una gran parte de la población por medio de un monumento que dejara vestigio de su importancia, el proyecto contemplaba crear una especie de movimiento como el que se generó en Estados Unidos por parte de los campesinos que estuvieron junto a César Chávez y que por cierto muchos de ellos eran emigrados de San Luis, el único fin era el promover la organización colectiva de los emigrados para lograr más beneficios de salud y mayores derechos para ellos y sus familias.

Pero para eso, hacían falta varios pasos, primero buscar que el monumento tuviera un rostro, un líder que hubiera trabajado o luchado de alguna manera por los emigrados de este lado de la frontera, fue el alcalde quien mencionó a Manuel Campa García, investigué y efectivamente el señor Campa era reconocido por periodistas, historiadores y su familia estuvo de acuerdo en que el monumento llevara su imagen.

Ahora hacía falta que fuera aprobado por el Cabildo, así que me senté con la entonces regidora presidenta de la comisión de Derechos Humanos y Asuntos Fronterizos Lourdes Fierro y otros regidores, les presenté la propuesta, ellos la presentaron ante el Cabildo en sesión ordinaria y fue aprobada, quedando así, que el segundo sábado del mes de diciembre de cada año se celebraría el día del Emigrado en San Luis.

A pesar de que fue un proyecto que se llevó a cabo mientras yo era directora de turismo, nada tiene que ver con la dependencia pues es un tema de suma importancia para nuestro municipio, es por eso que este nuevo gobierno debe retomar los trabajos a favor de esta comunidad pues siguen siendo los principales actores en nuestra golpeada economía, hoy en día debido a la inseguridad hemos visto como los comercios han resentido la ausencia de los emigrados, pues prefieren quedarse en Arizona antes que arriesgarse en San Luis, es además necesario honrar nuestra identidad que en los últimos años se ha visto pisoteada por acciones de funcionarios, al ser ellos los representantes de nuestro municipio la imagen que están dando hacia afuera es que no tenemos identidad, cuando San Luis es una comunidad agrícola históricamente y conformada en su mayoría por migrantes.

“Si tu no emigraste, emigró tu padre, y si tu padre no necesitó mudar de sitio fue porque tu abuelo antes que el no tuvo otro remedio que irse, cargando la vida sobre sus espaldas, en busca del pan que su tierra le negaba” ... José Saramago.