/ miércoles 28 de abril de 2021

Bien por el debate | Temo Galindo

Sin lugar a duda debatir permite demostrar quién tiene claras sus ideas, conoce sus propuestas y tiene capacidad para transmitirlas y defenderlas, pero además pone en evidencia a quien no está preparado para ello y mucho menos para ocupar un cargo en el servicio público.

El reciente debate organizado por el Instituto Estatal Electoral, a quien debo reconocer por el profesionalismo e imparcialidad con relación a dicho encuentro, fue el escenario perfecto para que dé cara las y los sonorenses quienes contendemos por la gubernatura, convenciéramos o decepcionáramos al electorado.

Ahí quedó claro que el contar cuentos, el echar mentiras o el repartir billetes no es suficiente para ocultar el descontento de la situación por la que atraviesa el ciudadano común; la incapacidad para subir una responsabilidad tan seria como la de servir a los sonorenses y la complicidad que mantienen con los sistemas que actúan en menoscabo del desarrollo de la sociedad.

En el presente proceso electoral se tienen dos opciones, por un lado la de las rancias ideas que no han resuelto los problemas históricos del estado, representadas en los grandes y viejos partidos que poco o nada han hecho por mejorar las condiciones de vida de la comunidad y promovidas por las mismas personas de siempre que cual títeres se mueven a convencía de los grupos de poder político y económico en Sonora.

Mientras que la otra opción es la de elegir a un partido novedoso, sin los vicios del pasado, con nuevas ideas que resuelvan añejos problemas, y conformado por personas cuyo único compromiso es con la ciudadanía.

Esta última es la que representa Redes Sociales Progresistas en Sonora, ofreciendo la posibilidad de romper con el círculo vicioso que no le ha permitido el crecimiento al estado y que ha limitado el desarrollo de sus habitantes.

Por ello, les invito a que el próximo 6 de junio voten de manera inteligente, que no se les guíe con engaños como a una manda de borregos que llevan a trasquilar, que no se les compre con los billetes de un pobre niño rico y que no se les cautive con los cuentos de un candidato.

Sin lugar a duda debatir permite demostrar quién tiene claras sus ideas, conoce sus propuestas y tiene capacidad para transmitirlas y defenderlas, pero además pone en evidencia a quien no está preparado para ello y mucho menos para ocupar un cargo en el servicio público.

El reciente debate organizado por el Instituto Estatal Electoral, a quien debo reconocer por el profesionalismo e imparcialidad con relación a dicho encuentro, fue el escenario perfecto para que dé cara las y los sonorenses quienes contendemos por la gubernatura, convenciéramos o decepcionáramos al electorado.

Ahí quedó claro que el contar cuentos, el echar mentiras o el repartir billetes no es suficiente para ocultar el descontento de la situación por la que atraviesa el ciudadano común; la incapacidad para subir una responsabilidad tan seria como la de servir a los sonorenses y la complicidad que mantienen con los sistemas que actúan en menoscabo del desarrollo de la sociedad.

En el presente proceso electoral se tienen dos opciones, por un lado la de las rancias ideas que no han resuelto los problemas históricos del estado, representadas en los grandes y viejos partidos que poco o nada han hecho por mejorar las condiciones de vida de la comunidad y promovidas por las mismas personas de siempre que cual títeres se mueven a convencía de los grupos de poder político y económico en Sonora.

Mientras que la otra opción es la de elegir a un partido novedoso, sin los vicios del pasado, con nuevas ideas que resuelvan añejos problemas, y conformado por personas cuyo único compromiso es con la ciudadanía.

Esta última es la que representa Redes Sociales Progresistas en Sonora, ofreciendo la posibilidad de romper con el círculo vicioso que no le ha permitido el crecimiento al estado y que ha limitado el desarrollo de sus habitantes.

Por ello, les invito a que el próximo 6 de junio voten de manera inteligente, que no se les guíe con engaños como a una manda de borregos que llevan a trasquilar, que no se les compre con los billetes de un pobre niño rico y que no se les cautive con los cuentos de un candidato.