/ martes 26 de noviembre de 2019

Comunidad y Familia

Si las cosas que valen la pena fueran fáciles… cualquiera las haría


Hace días tuve la necesidad de volver a practicar una actividad que había dejado de lado hace muchos años, me refiero a que volví al gimnasio a hacer ejercicio, donde mi entrenadora personal, Adriana Cochran, quien por cierto es la mejor entrenadora de la localidad, me está ayudando a cuidar mi cuerpo para mantener un buen estado de salud física y mental.

Realmente esta decisión me está cambiando la vida, me siento feliz, revitalizada, llena de energía y muy satisfecha de ver cómo cada día voy logrando la meta de perder peso, sentirme con más vitalidad, más flexible y más fuerte y me he preguntado varias veces: ¿Por qué no lo había hecho antes? ¿Qué me impedía el cuidarme y atenderme en esa área? Les confieso que la respuesta que tuve no fue la más agradable. Caí en la cuenta que por muchos años, al igual que otras madres de familia, me había entregado en cuerpo y alma a mi esposo y a mis hijas, a los compromisos de trabajo, a tantas y tantas cosas más que yo siempre quedaba a lo último, que entregué mi amor por mucho tiempo a otros, pero me había olvidado de mí, de mis necesidades y mis oportunidades. Pero éste ahora es mi tiempo, no es algo fácil, ni rápido, pero vale la pena hacerlo.

Les confieso que cada vez que estoy en el gimnasio aprovecho la oportunidad de observar a mis compañeros y compañeras, algunos muy expertos, pero otros como yo son primerizos, sin embargo en algo nos parecemos todos: Tenemos la fe que con mucha determinación no tardaremos en completar nuestra meta y para ello debemos trabajar arduamente cada día. En un gimnasio se ve de todo, los gestos de dolor, cansancio, algunos queriendo tirar las mancuernas y las pesas cuando ya no pueden más, pero algo que debo reconocer en ellos es la determinación para vencer la resistencia a un cambio, convencidos que son capaces de lograr cualquier reto que se les presente.

Esta realidad la podemos aplicar a todos los ámbitos de la vida cotidiana, sobre todo en el trabajo. Muchos hombres y mujeres quieren las cosas buenas, pero de manera fácil; no quieren batallar, ni esperar, mucho menos trabajar arduamente por una mejora en sus vidas, en pocas palabras no quieren pagar el precio.

Hay un proverbio que dice: “Trabaja con empeño y serás dirigente; sé perezoso y nunca triunfarás”.

Pero ¿qué sucede en la actualidad? Para muchos la palabra trabajar es considerada mala, a otros les da urticaria cuando la escuchan y es porque se ha devaluado mucho este concepto debido a que en nuestros hogares los padres hemos sido muy blandos con nuestros hijos al no dejar que batallen como nosotros batallamos cuando éramos niños. Les hemos prodigado toda clase de bienes para que ellos no sufran, pero lo que sucede es que las nuevas generaciones de hijos e hijas no traen esa mentalidad de esfuerzo, de trabajo arduo y creatividad para resolver sus limitaciones. Por lo contrario, nuestros jóvenes quieren las cosas rápidas, fáciles y de manera instantánea y de ser posible que no les cueste ningún esfuerzo. Éste, queridos lectores, es un gravísimo error que a la larga nos afecta como sociedad, porque cada vez tenemos más jóvenes que se involucran en la delincuencia, se van por el dinero fácil y se enredan en actividades en las que dañan a otros para tener un beneficio. Nuestra comunidad se debilita por la gran cantidad de “ninis”, por los padres de familia que no proveen de lo más básico para sus hijos, por personas ociosas, que con su vida atada a las adicciones no le aportan nada a nuestra sociedad, más bien se destruyen y a sus familias.

Ser un buen trabajador es una de las mejores cualidades que se pueden encontrar en una persona, esto le puede traer éxito a su vida, a nuestra ciudad y a nuestra nación con hombres y mujeres comprometidos por sus familias.

Los buenos trabajadores son personas que se preocupan por la cantidad y la calidad de su producción y esto les puede abrir puertas para ser promovidos, lo que significará mejores ingresos. Estas personas pueden ser muy valiosas para las empresas, las fábricas o las instituciones que los contratan, por que valoran cada aspecto que cubren y cada actividad que realizan.

Hay muchas personas que tienen toda la intención de ser buenos trabajadores, pero no son persistentes, laborar duro conlleva que se haga un trabajo de calidad, pero también que se culmine de la mejor manera. Me ha tocado escuchar a amigos quejándose de la mala experiencia que han tenido con prestadores de servicios locales que solo les sacan dinero por adelantado, no terminaron el trabajo, les perdieron materiales, les roban dinero y han incumplido los acuerdos para su contratación. Es indispensable que todo trabajador y prestador de servicios trabaje con honestidad, que termine los trabajos y en la sociedad hay mucha desconfianza por causa de personas que no quieren realizar su trabajo de manera correcta, no son trabajadores duros, esforzados, no terminar bien su trabajo y lo ponen en riesgo al generarse una mala reputación ante los clientes.

Toda persona que está dispuesta a hacer su parte y a dar su mejor desempeño por alcanzar una meta o un objetivo, finalmente es recompensada, pero en ese proceso debe despojarse de aquello que no es bueno, de aquello que lo limita y le hacer creer que no tiene lo suficiente para tener éxito y prosperidad. Creo firmemente en el talento y la creatividad de los sanluisinos, creo que hay hombres y mujeres que por su propia cuenta pueden tener sus propios negocios pero la clave está en que ellos y ellas quieran trabajar esforzadamente y quieran pagar el precio de esperar con paciencia como va creciendo su negocio, como se van desarrollando las ganancias, para reinvertirlas y en el momento correcto disfrutarás el fruto de ese trabajo que realizan como familia o como pareja.

¿Desea usted un mejor trabajo con mejores ingresos? Disponga en sus planes el tiempo para prepararse tomando capacitaciones, porque esto lo hará más eficiente, será más diligente y eso le traerá recompensas.

Agradezco que hayas leído estas humildes reflexiones mi querido lector. ¡Hasta la próxima!

Agradezco tus comentarios y sugerencias.


elsitacruzita@gmail.com

Si las cosas que valen la pena fueran fáciles… cualquiera las haría


Hace días tuve la necesidad de volver a practicar una actividad que había dejado de lado hace muchos años, me refiero a que volví al gimnasio a hacer ejercicio, donde mi entrenadora personal, Adriana Cochran, quien por cierto es la mejor entrenadora de la localidad, me está ayudando a cuidar mi cuerpo para mantener un buen estado de salud física y mental.

Realmente esta decisión me está cambiando la vida, me siento feliz, revitalizada, llena de energía y muy satisfecha de ver cómo cada día voy logrando la meta de perder peso, sentirme con más vitalidad, más flexible y más fuerte y me he preguntado varias veces: ¿Por qué no lo había hecho antes? ¿Qué me impedía el cuidarme y atenderme en esa área? Les confieso que la respuesta que tuve no fue la más agradable. Caí en la cuenta que por muchos años, al igual que otras madres de familia, me había entregado en cuerpo y alma a mi esposo y a mis hijas, a los compromisos de trabajo, a tantas y tantas cosas más que yo siempre quedaba a lo último, que entregué mi amor por mucho tiempo a otros, pero me había olvidado de mí, de mis necesidades y mis oportunidades. Pero éste ahora es mi tiempo, no es algo fácil, ni rápido, pero vale la pena hacerlo.

Les confieso que cada vez que estoy en el gimnasio aprovecho la oportunidad de observar a mis compañeros y compañeras, algunos muy expertos, pero otros como yo son primerizos, sin embargo en algo nos parecemos todos: Tenemos la fe que con mucha determinación no tardaremos en completar nuestra meta y para ello debemos trabajar arduamente cada día. En un gimnasio se ve de todo, los gestos de dolor, cansancio, algunos queriendo tirar las mancuernas y las pesas cuando ya no pueden más, pero algo que debo reconocer en ellos es la determinación para vencer la resistencia a un cambio, convencidos que son capaces de lograr cualquier reto que se les presente.

Esta realidad la podemos aplicar a todos los ámbitos de la vida cotidiana, sobre todo en el trabajo. Muchos hombres y mujeres quieren las cosas buenas, pero de manera fácil; no quieren batallar, ni esperar, mucho menos trabajar arduamente por una mejora en sus vidas, en pocas palabras no quieren pagar el precio.

Hay un proverbio que dice: “Trabaja con empeño y serás dirigente; sé perezoso y nunca triunfarás”.

Pero ¿qué sucede en la actualidad? Para muchos la palabra trabajar es considerada mala, a otros les da urticaria cuando la escuchan y es porque se ha devaluado mucho este concepto debido a que en nuestros hogares los padres hemos sido muy blandos con nuestros hijos al no dejar que batallen como nosotros batallamos cuando éramos niños. Les hemos prodigado toda clase de bienes para que ellos no sufran, pero lo que sucede es que las nuevas generaciones de hijos e hijas no traen esa mentalidad de esfuerzo, de trabajo arduo y creatividad para resolver sus limitaciones. Por lo contrario, nuestros jóvenes quieren las cosas rápidas, fáciles y de manera instantánea y de ser posible que no les cueste ningún esfuerzo. Éste, queridos lectores, es un gravísimo error que a la larga nos afecta como sociedad, porque cada vez tenemos más jóvenes que se involucran en la delincuencia, se van por el dinero fácil y se enredan en actividades en las que dañan a otros para tener un beneficio. Nuestra comunidad se debilita por la gran cantidad de “ninis”, por los padres de familia que no proveen de lo más básico para sus hijos, por personas ociosas, que con su vida atada a las adicciones no le aportan nada a nuestra sociedad, más bien se destruyen y a sus familias.

Ser un buen trabajador es una de las mejores cualidades que se pueden encontrar en una persona, esto le puede traer éxito a su vida, a nuestra ciudad y a nuestra nación con hombres y mujeres comprometidos por sus familias.

Los buenos trabajadores son personas que se preocupan por la cantidad y la calidad de su producción y esto les puede abrir puertas para ser promovidos, lo que significará mejores ingresos. Estas personas pueden ser muy valiosas para las empresas, las fábricas o las instituciones que los contratan, por que valoran cada aspecto que cubren y cada actividad que realizan.

Hay muchas personas que tienen toda la intención de ser buenos trabajadores, pero no son persistentes, laborar duro conlleva que se haga un trabajo de calidad, pero también que se culmine de la mejor manera. Me ha tocado escuchar a amigos quejándose de la mala experiencia que han tenido con prestadores de servicios locales que solo les sacan dinero por adelantado, no terminaron el trabajo, les perdieron materiales, les roban dinero y han incumplido los acuerdos para su contratación. Es indispensable que todo trabajador y prestador de servicios trabaje con honestidad, que termine los trabajos y en la sociedad hay mucha desconfianza por causa de personas que no quieren realizar su trabajo de manera correcta, no son trabajadores duros, esforzados, no terminar bien su trabajo y lo ponen en riesgo al generarse una mala reputación ante los clientes.

Toda persona que está dispuesta a hacer su parte y a dar su mejor desempeño por alcanzar una meta o un objetivo, finalmente es recompensada, pero en ese proceso debe despojarse de aquello que no es bueno, de aquello que lo limita y le hacer creer que no tiene lo suficiente para tener éxito y prosperidad. Creo firmemente en el talento y la creatividad de los sanluisinos, creo que hay hombres y mujeres que por su propia cuenta pueden tener sus propios negocios pero la clave está en que ellos y ellas quieran trabajar esforzadamente y quieran pagar el precio de esperar con paciencia como va creciendo su negocio, como se van desarrollando las ganancias, para reinvertirlas y en el momento correcto disfrutarás el fruto de ese trabajo que realizan como familia o como pareja.

¿Desea usted un mejor trabajo con mejores ingresos? Disponga en sus planes el tiempo para prepararse tomando capacitaciones, porque esto lo hará más eficiente, será más diligente y eso le traerá recompensas.

Agradezco que hayas leído estas humildes reflexiones mi querido lector. ¡Hasta la próxima!

Agradezco tus comentarios y sugerencias.


elsitacruzita@gmail.com