/ viernes 17 de julio de 2020

COMUNIDAD Y FAMILIA

Un día a la vez




Hace semanas nuestra comunidad ha sido sacudida por la inesperada partida de hombres y mujeres muy valiosos para nuestra sociedad, ciudadanos que aportaron con sus vidas y labores para que nuestro municipio fuera más seguro y productivo. Cómo no entristecerse al ver que ya no los tendremos cerca y sus familias quedan devastadas a causa del terrible Covid-19.

Desde este espacio quiero manifestar mi aprecio y respeto al comandante Jesús Zamora, siempre atento y apasionado por la capacitación de los cuerpos policíacos, con su firme compromiso de entregar más y mejores elementos que protejan y sirvan al pueblo de San Luis Río Colorado. También mi profundo respeto y admiración al oficial DARE, José Luis García Morón, un hombre cabal, atento, congruente y con la visión de formar y equipar a más de 40 generaciones de sanluisinos para mantenerlos alejados de las adicciones.

Recuerdo sus palabras en uno de nuestros últimos encuentros: “No se preocupe maestra, somos muchos más los que deseamos que México sea una nación sana, solo hay que apretar el paso”. En medio de todo este dolor y pérdida, hoy se abre ante nosotros una enorme oportunidad para revalorar aquello que es más importante y trascendente, porque definitivamente, a lo que le dedicamos más tiempo, se convierte en nuestra prioridad, sea positiva o no. De manera que podemos concluir en que la muerte solo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida y de la familia.

En los últimos días he estado preguntando a varios conocidos sobre qué aprendizajes consideran ellos nos esta dando este tiempo de crisis y de sus respuestas he seleccionado algunas:

1.- Que la vida no nos pertenece, que nadie tiene seguridad de vivir el día de mañana. No importa cuánto dinero tengas, cuánto conocimiento poseas, cuán famoso tú seas; nadie tiene la certeza de vivir ni un minuto más, ni un minuto menos de lo que Dios ha determinado para cada individuo. Por eso es muy importante considerar y recapacitar sobre la manera como estamos viviendo la vida que nos ha sido prestada. ¿Qué recuerdos vamos a dejar en nuestros familiares y amigos? ¿Habremos vivido en vano o cumpliendo el propósito para el cual llegamos a esta tierra? La decisión es personal y es urgente.

2.- Que necesitamos los unos de los otros para poder vivir felices y a plenitud. Fuimos hechos con la enorme capacidad para dar y recibir amor, para disfrutar la cercanía de otras personas; nuestros ojos, oídos y boca fueron hechos para ver, escuchar y comunicarnos con todos los que nos rodean, es una necesidad profunda de todo ser viviente de unirse e interactuar con sus semejantes para llevar un desarrollo integral. Aún en medio de todas las medidas sanitarias que conlleva la nueva realidad, debemos procurar nuevas formas para manifestar nuestro aprecio y amor por todos.

3.- Que necesitamos ser más tolerantes, sobre todo con los ancianos y los niños que a veces se resisten a entender que sus vidas corren riesgos y han hecho más difícil la tarea de cuidarlos. Algunos demandan atención o exigen ayuda de manera ruda, pero no siempre se dan cuenta de ello, por eso la tolerancia es necesaria para pasar por alto cualquier disgusto o incomodidad que pudieran causarnos. No olvide tratar a otros como quiera que lo traten a usted.

4.- Que necesitamos ser rápidos para perdonar. Qué triste es ver a familias que no tuvieron oportunidad para despedirse de sus seres queridos, porque entraron al hospital en condiciones críticas y ya no salieron con vida. Muchos están sufriendo doblemente el luto, porque no tuvieron el tiempo para resolver conflictos, ni desacuerdos; no hubo ofensas perdonadas ni reconciliación, lo que ocasiona que muchas personas están sintiendo culpa, depresión y profunda tristeza. A veces perdemos tanto tiempo, incluso años, esperando que la persona que nos ofendió nos pida perdón o reconozca que nos causó dolor, pero como es mejor dar que recibir, es mucho mejor otorgar el perdón sincero antes que se disculpen con nosotros, porque así nos aseguramos de no llevar cargas innecesarias que nos pueden afectar de manera emocional y hasta en nuestra salud.

5.- Que verdaderamente la fe, la esperanza y el amor son lo último que prevalecen. San Pablo escribió la epístola del amor, en la que nos advierte que tres cosas durarán para siempre: La fe, la esperanza y el amor y la mayor de las tres es el amor. Es muy importante cultivar estas tres virtudes, porque en ellas se fundamenta el desarrollo de nuestro espíritu, nos conectan con la existencia de un Dios que está atento a nuestras necesidades y podemos acercarnos a Él cuando no tenemos la capacidad de resolver nuestros problemas o necesidades. También nos conectan con la esperanza de una vida de bienestar para darnos un futuro mejor y una eternidad donde volvamos a encontrarnos con nuestros seres amados. El amor es la mayor de estas tres virtudes, porque ese lazo trasciende más allá de todos los afanes, de todas las dificultades y más allá de la misma muerte.

En la medida en que nosotros cuidemos de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y de nuestro espíritu, podremos gozar de tranquilidad y paz, aún en medio de la crisis. En las últimas semanas muchísimas personas están pidiendo oración por las redes sociales, ya que las iglesias siguen cerradas, aunque algunas hacen transmisiones en línea, ellos comentan que no es lo mismo escuchar el sermón o la misa desde un teléfono que al estar en la capilla o el templo, donde se sienten más en paz y más conectados con Dios. De manera personal, considero que es urgente atender esta necesidad de la población, claro con las medidas preventivas pertinentes, para que paulatinamente todos volvamos a recuperar la salud emocional y espiritual que nos llevaran a vivir una nueva realidad.

No sé si usted mi amigo lector ha tenido oportunidad de haber adquirido alguno de los aprendizajes que he compartido en esta columna, si su respuesta es sí, entonces le animo a que refuerce cada día estos aprendizajes, compártalos con su familia, porque realmente necesitamos todos salir de esta temporada siendo mejores padres, hijos, esposos y ciudadanos, para que juntos hagamos a nuestra comunidad más fuerte y más próspera.

Vivamos un día a la vez, lo que quiere decir que demos el máximo esfuerzo para que cada día sea placentero e inolvidable para nuestra familia. No nos afanemos por el día de mañana, ese día ya traerá sus propios afanes, ocupémonos por vivir el día que tenemos de manera plena y feliz.

Muchas gracias por su compañía, hasta la próxima.

elsitacruzita@gmail.com

Un día a la vez




Hace semanas nuestra comunidad ha sido sacudida por la inesperada partida de hombres y mujeres muy valiosos para nuestra sociedad, ciudadanos que aportaron con sus vidas y labores para que nuestro municipio fuera más seguro y productivo. Cómo no entristecerse al ver que ya no los tendremos cerca y sus familias quedan devastadas a causa del terrible Covid-19.

Desde este espacio quiero manifestar mi aprecio y respeto al comandante Jesús Zamora, siempre atento y apasionado por la capacitación de los cuerpos policíacos, con su firme compromiso de entregar más y mejores elementos que protejan y sirvan al pueblo de San Luis Río Colorado. También mi profundo respeto y admiración al oficial DARE, José Luis García Morón, un hombre cabal, atento, congruente y con la visión de formar y equipar a más de 40 generaciones de sanluisinos para mantenerlos alejados de las adicciones.

Recuerdo sus palabras en uno de nuestros últimos encuentros: “No se preocupe maestra, somos muchos más los que deseamos que México sea una nación sana, solo hay que apretar el paso”. En medio de todo este dolor y pérdida, hoy se abre ante nosotros una enorme oportunidad para revalorar aquello que es más importante y trascendente, porque definitivamente, a lo que le dedicamos más tiempo, se convierte en nuestra prioridad, sea positiva o no. De manera que podemos concluir en que la muerte solo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida y de la familia.

En los últimos días he estado preguntando a varios conocidos sobre qué aprendizajes consideran ellos nos esta dando este tiempo de crisis y de sus respuestas he seleccionado algunas:

1.- Que la vida no nos pertenece, que nadie tiene seguridad de vivir el día de mañana. No importa cuánto dinero tengas, cuánto conocimiento poseas, cuán famoso tú seas; nadie tiene la certeza de vivir ni un minuto más, ni un minuto menos de lo que Dios ha determinado para cada individuo. Por eso es muy importante considerar y recapacitar sobre la manera como estamos viviendo la vida que nos ha sido prestada. ¿Qué recuerdos vamos a dejar en nuestros familiares y amigos? ¿Habremos vivido en vano o cumpliendo el propósito para el cual llegamos a esta tierra? La decisión es personal y es urgente.

2.- Que necesitamos los unos de los otros para poder vivir felices y a plenitud. Fuimos hechos con la enorme capacidad para dar y recibir amor, para disfrutar la cercanía de otras personas; nuestros ojos, oídos y boca fueron hechos para ver, escuchar y comunicarnos con todos los que nos rodean, es una necesidad profunda de todo ser viviente de unirse e interactuar con sus semejantes para llevar un desarrollo integral. Aún en medio de todas las medidas sanitarias que conlleva la nueva realidad, debemos procurar nuevas formas para manifestar nuestro aprecio y amor por todos.

3.- Que necesitamos ser más tolerantes, sobre todo con los ancianos y los niños que a veces se resisten a entender que sus vidas corren riesgos y han hecho más difícil la tarea de cuidarlos. Algunos demandan atención o exigen ayuda de manera ruda, pero no siempre se dan cuenta de ello, por eso la tolerancia es necesaria para pasar por alto cualquier disgusto o incomodidad que pudieran causarnos. No olvide tratar a otros como quiera que lo traten a usted.

4.- Que necesitamos ser rápidos para perdonar. Qué triste es ver a familias que no tuvieron oportunidad para despedirse de sus seres queridos, porque entraron al hospital en condiciones críticas y ya no salieron con vida. Muchos están sufriendo doblemente el luto, porque no tuvieron el tiempo para resolver conflictos, ni desacuerdos; no hubo ofensas perdonadas ni reconciliación, lo que ocasiona que muchas personas están sintiendo culpa, depresión y profunda tristeza. A veces perdemos tanto tiempo, incluso años, esperando que la persona que nos ofendió nos pida perdón o reconozca que nos causó dolor, pero como es mejor dar que recibir, es mucho mejor otorgar el perdón sincero antes que se disculpen con nosotros, porque así nos aseguramos de no llevar cargas innecesarias que nos pueden afectar de manera emocional y hasta en nuestra salud.

5.- Que verdaderamente la fe, la esperanza y el amor son lo último que prevalecen. San Pablo escribió la epístola del amor, en la que nos advierte que tres cosas durarán para siempre: La fe, la esperanza y el amor y la mayor de las tres es el amor. Es muy importante cultivar estas tres virtudes, porque en ellas se fundamenta el desarrollo de nuestro espíritu, nos conectan con la existencia de un Dios que está atento a nuestras necesidades y podemos acercarnos a Él cuando no tenemos la capacidad de resolver nuestros problemas o necesidades. También nos conectan con la esperanza de una vida de bienestar para darnos un futuro mejor y una eternidad donde volvamos a encontrarnos con nuestros seres amados. El amor es la mayor de estas tres virtudes, porque ese lazo trasciende más allá de todos los afanes, de todas las dificultades y más allá de la misma muerte.

En la medida en que nosotros cuidemos de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y de nuestro espíritu, podremos gozar de tranquilidad y paz, aún en medio de la crisis. En las últimas semanas muchísimas personas están pidiendo oración por las redes sociales, ya que las iglesias siguen cerradas, aunque algunas hacen transmisiones en línea, ellos comentan que no es lo mismo escuchar el sermón o la misa desde un teléfono que al estar en la capilla o el templo, donde se sienten más en paz y más conectados con Dios. De manera personal, considero que es urgente atender esta necesidad de la población, claro con las medidas preventivas pertinentes, para que paulatinamente todos volvamos a recuperar la salud emocional y espiritual que nos llevaran a vivir una nueva realidad.

No sé si usted mi amigo lector ha tenido oportunidad de haber adquirido alguno de los aprendizajes que he compartido en esta columna, si su respuesta es sí, entonces le animo a que refuerce cada día estos aprendizajes, compártalos con su familia, porque realmente necesitamos todos salir de esta temporada siendo mejores padres, hijos, esposos y ciudadanos, para que juntos hagamos a nuestra comunidad más fuerte y más próspera.

Vivamos un día a la vez, lo que quiere decir que demos el máximo esfuerzo para que cada día sea placentero e inolvidable para nuestra familia. No nos afanemos por el día de mañana, ese día ya traerá sus propios afanes, ocupémonos por vivir el día que tenemos de manera plena y feliz.

Muchas gracias por su compañía, hasta la próxima.

elsitacruzita@gmail.com