/ viernes 18 de diciembre de 2020

COMUNIDAD Y FAMILIA

El mejor regalo



¡Ahhh, ya huele a Navidad! Es un aroma que nos evoca recuerdos de nuestra niñez, de aquellos días en los que, en nuestra inocencia de niños, esperábamos a Papá Noel para atraparlo debajo del árbol donde dejaría nuestros regalos. Ese mismo aroma que nos recuerda sentados a la mesa sencilla pero llena de los suculentos platillos que mamá preparaba con tanto amor y anticipación, tamales, menudo, pozole, buñuelos y champurrado, solo para el deleite de su familia.

¿Es verdad que el aroma de la Navidad despierta en la mayoría de los individuos la alegría, la generosidad, el sentirnos en paz y aún sin darnos cuenta, nos predispone a ser más sensibles y espirituales? ¿Será porque la Navidad se centra en el hecho que Dios nos dio su mejor regalo en su hijo nacido de una virgen, para darle esperanza y amor a este mundo? ¡Yo estoy segura que así es! En realidad, no podemos hablar de la Navidad sin mencionar 3 elementos principales: Jesús como el mejor regalo, el amor como la mayor manifestación de entrega y sacrificio entre la humanidad y la familia como el tesoro más valioso que hemos recibido del cielo, pues nos provee de lo mejor que puede desear el hombre. Estos tres elementos combinados tienen el poder de hacer de nuestra Navidad el momento más feliz y memorable para nuestra familia, por eso es importante que especialmente en la Navidad de un año tan singular y complicado como lo ha sido 2020 tengamos la mejor actitud para celebrarlo con sencillez de corazón anteponiendo el amor, la armonía, la unidad y el perdón entre nuestros seres amados. Yo he visto a muchos padres llorar en esta época, porque sus hijos no se acuerdan de ellos y también he visto a madres de familia y a sus hijos enfermos, batallar solas en los hospitales. Esto no debe seguir pasando, hoy más que nunca nos necesitamos unos a otros, la pandemia nos ha enseñado lo frágiles que somos, somos como la hierba del campo, que hoy está y mañana desaparece. No tengo muchos recuerdos de los regalos que recibía en Navidad, ya que mi familia tenía recursos sencillos, pero lo que sí recuerdo claramente es que a papá le encantaba que estuviéramos todos en la iglesia, cantando villancicos y mirando algún drama de la historia del nacimiento de Jesús. Esos recuerdos de amor, espiritualidad, unión, presencia, valores y tradiciones son los que perduran en el corazón, mientras los regalos pasan de moda.

Tú puedes ser el mejor regalo para tus padres, para tu cónyuge y para tus hijos, puedes manifestarles tu amor y aprecio a través de tu tiempo y presencia, con tus palabras de afecto y aprobación, con tus abrazos y caricias, con tus regalos por más sencillos que sean y con la forma en que les sirves diariamente.

A mi madre le he oído estas palabras: “¡Nadie sabe lo que pesa el bulto, más que el que lo trae en el lomo!”, y aunque nos podemos imaginar el dolor que muchas familias han sufrido en este tiempo de pandemia, quizás no alcanzamos a entender que este tiempo ha sido un tiempo de prueba para todos, pero mayormente para los que han perdido a uno a varios seres queridos por causa del Covid-19. ¡Quiera Dios que el mensaje de la Navidad, de ese Jesús encarnado para darnos vida y esperanza, sea como un bálsamo que sane sus corazones, ¡hago votos por ello!

Por último, quiero recomendarles un sencillo ejercicio para que en familia lo puedan practicar: Siente a su familia y entrégueles papel y pluma, que escriban las cosas buenas que cada uno ha recibido de la familia durante este año, animemos a que sean sinceros y abiertos, no acepte críticas ni burlas, si hay que pedir perdón, ¡hágalo! Y por último, renueven juntos el compromiso de ser el mejor regalo para los demás miembros de la familia.

¡Feliz y bendecida Navidad para todos!

¡Gracias por su amable compañía... y hasta la próxima!

elsitacruzita@gmail.com

El mejor regalo



¡Ahhh, ya huele a Navidad! Es un aroma que nos evoca recuerdos de nuestra niñez, de aquellos días en los que, en nuestra inocencia de niños, esperábamos a Papá Noel para atraparlo debajo del árbol donde dejaría nuestros regalos. Ese mismo aroma que nos recuerda sentados a la mesa sencilla pero llena de los suculentos platillos que mamá preparaba con tanto amor y anticipación, tamales, menudo, pozole, buñuelos y champurrado, solo para el deleite de su familia.

¿Es verdad que el aroma de la Navidad despierta en la mayoría de los individuos la alegría, la generosidad, el sentirnos en paz y aún sin darnos cuenta, nos predispone a ser más sensibles y espirituales? ¿Será porque la Navidad se centra en el hecho que Dios nos dio su mejor regalo en su hijo nacido de una virgen, para darle esperanza y amor a este mundo? ¡Yo estoy segura que así es! En realidad, no podemos hablar de la Navidad sin mencionar 3 elementos principales: Jesús como el mejor regalo, el amor como la mayor manifestación de entrega y sacrificio entre la humanidad y la familia como el tesoro más valioso que hemos recibido del cielo, pues nos provee de lo mejor que puede desear el hombre. Estos tres elementos combinados tienen el poder de hacer de nuestra Navidad el momento más feliz y memorable para nuestra familia, por eso es importante que especialmente en la Navidad de un año tan singular y complicado como lo ha sido 2020 tengamos la mejor actitud para celebrarlo con sencillez de corazón anteponiendo el amor, la armonía, la unidad y el perdón entre nuestros seres amados. Yo he visto a muchos padres llorar en esta época, porque sus hijos no se acuerdan de ellos y también he visto a madres de familia y a sus hijos enfermos, batallar solas en los hospitales. Esto no debe seguir pasando, hoy más que nunca nos necesitamos unos a otros, la pandemia nos ha enseñado lo frágiles que somos, somos como la hierba del campo, que hoy está y mañana desaparece. No tengo muchos recuerdos de los regalos que recibía en Navidad, ya que mi familia tenía recursos sencillos, pero lo que sí recuerdo claramente es que a papá le encantaba que estuviéramos todos en la iglesia, cantando villancicos y mirando algún drama de la historia del nacimiento de Jesús. Esos recuerdos de amor, espiritualidad, unión, presencia, valores y tradiciones son los que perduran en el corazón, mientras los regalos pasan de moda.

Tú puedes ser el mejor regalo para tus padres, para tu cónyuge y para tus hijos, puedes manifestarles tu amor y aprecio a través de tu tiempo y presencia, con tus palabras de afecto y aprobación, con tus abrazos y caricias, con tus regalos por más sencillos que sean y con la forma en que les sirves diariamente.

A mi madre le he oído estas palabras: “¡Nadie sabe lo que pesa el bulto, más que el que lo trae en el lomo!”, y aunque nos podemos imaginar el dolor que muchas familias han sufrido en este tiempo de pandemia, quizás no alcanzamos a entender que este tiempo ha sido un tiempo de prueba para todos, pero mayormente para los que han perdido a uno a varios seres queridos por causa del Covid-19. ¡Quiera Dios que el mensaje de la Navidad, de ese Jesús encarnado para darnos vida y esperanza, sea como un bálsamo que sane sus corazones, ¡hago votos por ello!

Por último, quiero recomendarles un sencillo ejercicio para que en familia lo puedan practicar: Siente a su familia y entrégueles papel y pluma, que escriban las cosas buenas que cada uno ha recibido de la familia durante este año, animemos a que sean sinceros y abiertos, no acepte críticas ni burlas, si hay que pedir perdón, ¡hágalo! Y por último, renueven juntos el compromiso de ser el mejor regalo para los demás miembros de la familia.

¡Feliz y bendecida Navidad para todos!

¡Gracias por su amable compañía... y hasta la próxima!

elsitacruzita@gmail.com