/ viernes 15 de enero de 2021

COMUNIDAD Y FAMILIA

El mejor camino



Dice un viejo y conocido refrán que: “Todos los caminos llevan a Roma”. Esta expresión, aunque lo pueda parecer, no es ninguna exageración, pues hubo un momento en el Imperio Romano que si seguías la red de caminos creados podías llegar desde cualquier punto del mismo a la capital.

Y no es que esta red de caminos fuera pequeña, pues el sistema de comunicaciones terrestres llegó a tener casi 400 vías, con algo más de 70 mil kilómetros de longitud y uniendo puntos tan lejanos como la Germanía y África. Es por esto que poco a poco se fue empleando esta expresión, popularizándose para gloria del Imperio.

Actualmente, esta expresión ha perdido popularidad entre la población, pero aún se sigue usando y lo que queremos decir con ella es que hagamos lo que hagamos o tomemos la decisión que tomemos, el fin último será el mismo.

Me gustaría mucho que, en los asuntos de la vida, también todos los caminos nos llevaran al éxito, a la felicidad y a la plenitud, pero no es así, ya que cada decisión y acto que realizamos nos acerca o nos separa de nuestros anhelos de vivir felices junto a nuestros seres amados. Existe un proverbio que dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”. Muchas personas van por un camino de adicciones, de hábitos destructivos, evadiendo responsabilidades, violando la ley y haciendo daño a su paso, inclusive tomando la vida de personas inocentes, solo porque creen que su manera de vivir es correcta y no reparan en que tarde que temprano sufrirán las consecuencias de sus actos. ¡Qué equivocados están!

En esto mismo pensaba hace unos días al mirar las horrendas imágenes del accidente que ocurrió en nuestra ciudad, donde perdió la vida un joven tan lindo, tan bueno y tan noble. Es una pena que nuestros jóvenes manejen como locos y se pierda una vida así como si nada y todavía salir huyendo de manera tan cobarde para no enfrentar las consecuencias ni asistir a la víctima. ¿Hasta cuándo nuestros jóvenes van a entender que la combinación del volante con el alcohol y las drogas son garantías de muerte y de desgracias? ¿Hasta cuándo aprenderemos a valorar la vida de nuestro prójimo y estaremos dispuestos a conducirnos sin atropellos, sin violencia y sin egoísmo? ¿Cuántas personas más tienen que morir para que aprendamos a compadecernos de esos padres que pierden a sus hijos de manera tan inesperada e injusta? No lo sé, pero lo que sí tengo por seguro es que necesitamos como padres de familia enseñarles a nuestros hijos a ser mesurados desde pequeños.

Cuando hablamos de mesura, nos referimos a una persona moderada, templada en su carácter y en sus reacciones, que está sujeta a medida y no es extremista. Que se comporta o habla con calma sin importar cuán enojado pueda estar.

Es una tarea que debemos iniciar desde que nuestros hijos están pequeños, pero no se preocupe si ya sus hijos son grandes y se creen que lo saben todo, aun así podemos advertirles e insistirles en que no hagan a otros, lo que no quieran que les hagan a ellos. Ruego a Dios por los padres y la familia de Jesús Israel, para que él les dé el consuelo y la paz que sus corazones necesitan, también ruego para que más jóvenes abran sus mentes y corazones a la sabiduría que los haga personas prudentes, que cuando vean el mal, se aparten para que no paguen las consecuencias, ellos o personas inocentes.

¡Gracias por su compañía y hasta la próxima!

El mejor camino



Dice un viejo y conocido refrán que: “Todos los caminos llevan a Roma”. Esta expresión, aunque lo pueda parecer, no es ninguna exageración, pues hubo un momento en el Imperio Romano que si seguías la red de caminos creados podías llegar desde cualquier punto del mismo a la capital.

Y no es que esta red de caminos fuera pequeña, pues el sistema de comunicaciones terrestres llegó a tener casi 400 vías, con algo más de 70 mil kilómetros de longitud y uniendo puntos tan lejanos como la Germanía y África. Es por esto que poco a poco se fue empleando esta expresión, popularizándose para gloria del Imperio.

Actualmente, esta expresión ha perdido popularidad entre la población, pero aún se sigue usando y lo que queremos decir con ella es que hagamos lo que hagamos o tomemos la decisión que tomemos, el fin último será el mismo.

Me gustaría mucho que, en los asuntos de la vida, también todos los caminos nos llevaran al éxito, a la felicidad y a la plenitud, pero no es así, ya que cada decisión y acto que realizamos nos acerca o nos separa de nuestros anhelos de vivir felices junto a nuestros seres amados. Existe un proverbio que dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”. Muchas personas van por un camino de adicciones, de hábitos destructivos, evadiendo responsabilidades, violando la ley y haciendo daño a su paso, inclusive tomando la vida de personas inocentes, solo porque creen que su manera de vivir es correcta y no reparan en que tarde que temprano sufrirán las consecuencias de sus actos. ¡Qué equivocados están!

En esto mismo pensaba hace unos días al mirar las horrendas imágenes del accidente que ocurrió en nuestra ciudad, donde perdió la vida un joven tan lindo, tan bueno y tan noble. Es una pena que nuestros jóvenes manejen como locos y se pierda una vida así como si nada y todavía salir huyendo de manera tan cobarde para no enfrentar las consecuencias ni asistir a la víctima. ¿Hasta cuándo nuestros jóvenes van a entender que la combinación del volante con el alcohol y las drogas son garantías de muerte y de desgracias? ¿Hasta cuándo aprenderemos a valorar la vida de nuestro prójimo y estaremos dispuestos a conducirnos sin atropellos, sin violencia y sin egoísmo? ¿Cuántas personas más tienen que morir para que aprendamos a compadecernos de esos padres que pierden a sus hijos de manera tan inesperada e injusta? No lo sé, pero lo que sí tengo por seguro es que necesitamos como padres de familia enseñarles a nuestros hijos a ser mesurados desde pequeños.

Cuando hablamos de mesura, nos referimos a una persona moderada, templada en su carácter y en sus reacciones, que está sujeta a medida y no es extremista. Que se comporta o habla con calma sin importar cuán enojado pueda estar.

Es una tarea que debemos iniciar desde que nuestros hijos están pequeños, pero no se preocupe si ya sus hijos son grandes y se creen que lo saben todo, aun así podemos advertirles e insistirles en que no hagan a otros, lo que no quieran que les hagan a ellos. Ruego a Dios por los padres y la familia de Jesús Israel, para que él les dé el consuelo y la paz que sus corazones necesitan, también ruego para que más jóvenes abran sus mentes y corazones a la sabiduría que los haga personas prudentes, que cuando vean el mal, se aparten para que no paguen las consecuencias, ellos o personas inocentes.

¡Gracias por su compañía y hasta la próxima!