/ lunes 8 de abril de 2019

Contrasentido

México un país sin lectura

Supuestamente el promedio de lectura de los mexicanos es de 3.4 libros al año, pero por la simple observación del entorno se puede deducir que esa estadística está maquillada o proviene de la mentira de las personas encuestadas. La realidad es latente, México es un país en el que la lectura está menospreciada por la banalidad e irrelevancia de las redes sociales y la televisión.


Sin embargo, con la llegada de la nueva administración federal al poder se ha implementado una verdadera cruzada nacional para hacer México un país de lectores. El primer acierto de la presidencia fue nombrar a Paco Ignacio Taibo II al frente del fondo de cultura económica, por su amplia experiencia en el mundo de las letras y por su fervor a la lectura.


Ya en funciones, Paco Ignacio Taibo II, y tomando las riendas del órgano editorial más importante del Estado, se han realizado esfuerzos importantes en materia económica para poner los libros a precios accesibles para los segmentos populares. Solo como ejemplo, se ha lanzado una colección de textos de primer nivel llamada vientos del pueblo, en la cual se ponen los libros a precios que van de los 8 hasta los 24 pesos. Con ello se ha logrado la eliminación de los despilfarros y malos manejos del organismo, dejando claro que el Estado sí puede editar libros a precios accesibles de una forma sostenible, es decir, sin ser subsidiados. Lo anterior deja la puerta abierta a la imaginación: ¿a dónde se fueron los miles de pesos invertidos en gobiernos anteriores con la edición de libros caros? ¿Por qué eran tan elevados los costos de producción?


La realidad es que bajar los precios de los libros no significa que el problema de la falta lectura se vaya a resolver mágicamente, pero el tener buenos precios en libros excelentes significa el inicio esperanzador de que podemos ser un país de lectores. La falta de lectura es un problema histórico y complejo, que se había ido enclavando en el ADN de la cultura mexicana, ocasionándonos serios y cotidianos problemas.


La lectura para un país es importantísima no solo como un pasatiempo de sus habitantes, sino que representa la oportunidad de crear personas preparadas para la vida y con los conocimientos necesarios para hacerle frente a la complejidad de los problemas. Es decir, leer representa el ejercicio libertario de cada ciudadano, su realización plena y la posibilidad de ser emocionalmente más dichosos, porque la lectura se adapta a las necesidades de cada persona, potencializándole sus virtudes y eliminando sus defectos. Por todo lo anterior, leer es fomentar la posibilidad de tener mejores espacios de convivencia como nación y, por ende, es transformar la realidad.


Si logramos ser un país de lectores mágicamente nuestros problemas van a desaparecer, porque quien se atreve a leer adquiere cultura y está es fundamental para el desarrollo de los pueblos. Entre más cultura tengamos tendremos menos problemas sociales y más oportunidades de tener un mejor país para todos. Sin lectura no hay cultura, sin cultura no hay ciudadanía y sin ciudadanía no hay México.


México un país sin lectura

Supuestamente el promedio de lectura de los mexicanos es de 3.4 libros al año, pero por la simple observación del entorno se puede deducir que esa estadística está maquillada o proviene de la mentira de las personas encuestadas. La realidad es latente, México es un país en el que la lectura está menospreciada por la banalidad e irrelevancia de las redes sociales y la televisión.


Sin embargo, con la llegada de la nueva administración federal al poder se ha implementado una verdadera cruzada nacional para hacer México un país de lectores. El primer acierto de la presidencia fue nombrar a Paco Ignacio Taibo II al frente del fondo de cultura económica, por su amplia experiencia en el mundo de las letras y por su fervor a la lectura.


Ya en funciones, Paco Ignacio Taibo II, y tomando las riendas del órgano editorial más importante del Estado, se han realizado esfuerzos importantes en materia económica para poner los libros a precios accesibles para los segmentos populares. Solo como ejemplo, se ha lanzado una colección de textos de primer nivel llamada vientos del pueblo, en la cual se ponen los libros a precios que van de los 8 hasta los 24 pesos. Con ello se ha logrado la eliminación de los despilfarros y malos manejos del organismo, dejando claro que el Estado sí puede editar libros a precios accesibles de una forma sostenible, es decir, sin ser subsidiados. Lo anterior deja la puerta abierta a la imaginación: ¿a dónde se fueron los miles de pesos invertidos en gobiernos anteriores con la edición de libros caros? ¿Por qué eran tan elevados los costos de producción?


La realidad es que bajar los precios de los libros no significa que el problema de la falta lectura se vaya a resolver mágicamente, pero el tener buenos precios en libros excelentes significa el inicio esperanzador de que podemos ser un país de lectores. La falta de lectura es un problema histórico y complejo, que se había ido enclavando en el ADN de la cultura mexicana, ocasionándonos serios y cotidianos problemas.


La lectura para un país es importantísima no solo como un pasatiempo de sus habitantes, sino que representa la oportunidad de crear personas preparadas para la vida y con los conocimientos necesarios para hacerle frente a la complejidad de los problemas. Es decir, leer representa el ejercicio libertario de cada ciudadano, su realización plena y la posibilidad de ser emocionalmente más dichosos, porque la lectura se adapta a las necesidades de cada persona, potencializándole sus virtudes y eliminando sus defectos. Por todo lo anterior, leer es fomentar la posibilidad de tener mejores espacios de convivencia como nación y, por ende, es transformar la realidad.


Si logramos ser un país de lectores mágicamente nuestros problemas van a desaparecer, porque quien se atreve a leer adquiere cultura y está es fundamental para el desarrollo de los pueblos. Entre más cultura tengamos tendremos menos problemas sociales y más oportunidades de tener un mejor país para todos. Sin lectura no hay cultura, sin cultura no hay ciudadanía y sin ciudadanía no hay México.