/ lunes 22 de julio de 2019

Contrasentido

¿México en crisis?


La mexicanidad es a prueba de balas y de sustos, ni la muerte les quita el sueño a los mexicanos, al contrario es motivo de mofa. Sin embargo, el pueblo de México sabe de las nefastas consecuencias de una crisis económica, ya que cada vez que se toman malas decisiones nos repercute en los bolsillos, mermando el poder adquisitivo y pulverizando la calidad de vida.

Así que el fantasma de la crisis económica es puesto en la palestra por un grupúsculo de malos mexicanos y extranjeros que quieren infundir el miedo para generar las condiciones económicas propicias para que lleguemos a la crisis. Y estamos seguros que sus intenciones son maquiavélicas, porque no tienen como objetivo prevenir, sino buscan crear el caos y ahuyentar inversiones para debilitar los bordes de contención de la economía mexicana. En ese sentido, saben bien que una crisis para el actual Gobierno sería el punto de inflexión para la caída en la popularidad del actual Presidente. Es decir, como siempre, se antepone el interés político al interés colectivo de la prosperidad nacional.

Es innegable que nuestra economía se encuentra en un proceso de recesión o de desaceleración en el crecimiento económico. Las expectativas de crecimiento económico son ínfimas comparadas con las tasas que necesitamos. Pero todo lo anterior no es una situación nueva o generada en la actual administración y lo podemos constatar en las promesas de campaña de los últimos Presidentes que se basaban en la cifra mágica de crecimiento de 5% hacia el final del sexenio. En el México moderno, prácticamente nunca, se ha logrado crecer a la prometida tasa y mucho menos en el primer año de Gobierno por la sencilla razón que la instrumentación de políticas públicas necesita tiempo para lograr que el engranaje económico funcione adecuadamente. También es de llamar la atención que actualmente pocos países logran esa tasa de crecimiento en sus economías, por lo que no es una tarea fácil llegar a ese objetivo.

De la recesión económica a la crisis hay un largo trecho o camino que se deberá recorrer, pero es un tramo que tiene carril de ida y vuelta. Es decir, aún podemos salir del atolladero si se cristaliza un buen proyecto o paquete económico para 2020, que apoye al empresario mexicano y consolide la infraestructura con la misma rigurosidad disciplinaria de cero tolerancia a la corrupción en el gasto público. Solo así podremos enfrentar los embates internacionales de la economía globalizada, que históricamente nos pone de rodillas cada que sucede algo importante en los mercados, porque siempre termina perjudicándonos a los mexicanos.

Tampoco se trata de caer en el conformismo y aceptar que somos hijos de las crisis económicas y nada ni nadie nos podrá salvar de las mismas, de lo que se trata es que nos apoyemos como mexicanos y sobre todo que apoyemos las decisiones de nuestro Presidente con trabajo y productividad. A final de cuentas, si a México le va bien nos va bien a todos y no sólo a unos cuantos. Lo anterior es consecuencia del Estado democrático que hemos construido y del México que soñamos.




glinarez@hotmail.com


¿México en crisis?


La mexicanidad es a prueba de balas y de sustos, ni la muerte les quita el sueño a los mexicanos, al contrario es motivo de mofa. Sin embargo, el pueblo de México sabe de las nefastas consecuencias de una crisis económica, ya que cada vez que se toman malas decisiones nos repercute en los bolsillos, mermando el poder adquisitivo y pulverizando la calidad de vida.

Así que el fantasma de la crisis económica es puesto en la palestra por un grupúsculo de malos mexicanos y extranjeros que quieren infundir el miedo para generar las condiciones económicas propicias para que lleguemos a la crisis. Y estamos seguros que sus intenciones son maquiavélicas, porque no tienen como objetivo prevenir, sino buscan crear el caos y ahuyentar inversiones para debilitar los bordes de contención de la economía mexicana. En ese sentido, saben bien que una crisis para el actual Gobierno sería el punto de inflexión para la caída en la popularidad del actual Presidente. Es decir, como siempre, se antepone el interés político al interés colectivo de la prosperidad nacional.

Es innegable que nuestra economía se encuentra en un proceso de recesión o de desaceleración en el crecimiento económico. Las expectativas de crecimiento económico son ínfimas comparadas con las tasas que necesitamos. Pero todo lo anterior no es una situación nueva o generada en la actual administración y lo podemos constatar en las promesas de campaña de los últimos Presidentes que se basaban en la cifra mágica de crecimiento de 5% hacia el final del sexenio. En el México moderno, prácticamente nunca, se ha logrado crecer a la prometida tasa y mucho menos en el primer año de Gobierno por la sencilla razón que la instrumentación de políticas públicas necesita tiempo para lograr que el engranaje económico funcione adecuadamente. También es de llamar la atención que actualmente pocos países logran esa tasa de crecimiento en sus economías, por lo que no es una tarea fácil llegar a ese objetivo.

De la recesión económica a la crisis hay un largo trecho o camino que se deberá recorrer, pero es un tramo que tiene carril de ida y vuelta. Es decir, aún podemos salir del atolladero si se cristaliza un buen proyecto o paquete económico para 2020, que apoye al empresario mexicano y consolide la infraestructura con la misma rigurosidad disciplinaria de cero tolerancia a la corrupción en el gasto público. Solo así podremos enfrentar los embates internacionales de la economía globalizada, que históricamente nos pone de rodillas cada que sucede algo importante en los mercados, porque siempre termina perjudicándonos a los mexicanos.

Tampoco se trata de caer en el conformismo y aceptar que somos hijos de las crisis económicas y nada ni nadie nos podrá salvar de las mismas, de lo que se trata es que nos apoyemos como mexicanos y sobre todo que apoyemos las decisiones de nuestro Presidente con trabajo y productividad. A final de cuentas, si a México le va bien nos va bien a todos y no sólo a unos cuantos. Lo anterior es consecuencia del Estado democrático que hemos construido y del México que soñamos.




glinarez@hotmail.com