/ lunes 13 de enero de 2020

Contrasentido

¿Operación mochila?


Los lamentables hechos ocurridos en una institución educativa mexicana en donde perdieran la vida una maestra y un niño ponen en la palestra el tema de la seguridad en las escuelas. El temor de que ese tipo de hechos se pudieran volver a presentar nos eriza la piel y nos obliga a reflexionar profundamente en lo individual y como sociedad. Es innegable que millones de padres mexicanos dejan cada mañana a lo más preciado y querido que tienen en las instituciones educativas con el fin de que tengan mayores oportunidades en la vida y no para vivir atemorizados con lo que pudiera pasar.

Cuando el sentimiento está a flor de piel es muy común que exijamos e intentemos soluciones no muy coherentes o apropiadas. Hacemos bien como sociedad el exigir que las tragedias nacionales y que la violencia no se normalice en la cotidianeidad, pero debemos de entender que ese tipo de hechos son la manifestación de una serie de problemas súper complejos y que se van fraguando lentamente en el desdén y procrastinar del Estado y sociedad. Así que personalizar la culpa de una masacre a una persona o causa no es lo apropiado. Es decir, es nuestra obligación como sociedad el asumir la responsabilidad de ese tipo de actos, para encontrar soluciones que nos permitan pensar que la posibilidad de que se repliquen siempre será mínima.

Definitivamente que nuestro sistema educativo deberá de cambiar a raíz de lo sucedido en días pasados. Hay algunos sectores simplistas de la sociedad que buscan la solución al problema de los tiroteos o masacres en las escuelas sea mediante el operativo mochila segura, que consiste en revisar sus contenidos para evitar que se introduzcan armas a los planteles educativos. Sin embargo, la medida de revisión de mochilas tiene varios inconvenientes que debemos de analizar y por ende, mejor explorar otras soluciones.

Operativamente, el programa de mochila segura implicaría para las instituciones educativas revisar solo en educación básica más de 25 millones de mochilas diarias, lo cual implicaría la ocupación de demasiados recursos para lograrlo. Habrá quien diga que las mochilas deben ser revisadas en el hogar, pero tal vez sea la ausencia de padres el verdadero problema. Por otro lado, se pueden revisar aleatoriamente las mochilas como ya se ha hecho, pero por lo general nunca se encuentra nada. Asimismo, el operativo mochila criminaliza al estudiante y no es un buen ejemplo que da la autoridad policíaca o institucional al realizar este tipo de operativos.

La solución o prevención de la violencia en las instituciones educativas no está en la mochila de un niño ni en lo que lleva adentro, sino en los sentimientos que traen en su cerebro (corazón) y como no tenemos operativamente la forma de revisar las emociones debemos de sembrar amor, cariño, respeto, tolerancia, solidaridad y demás valores para cosechar estudiantes felices en las aulas. La pedagogía del amor es el único camino para erradicar la violencia en toda la sociedad, pero el hecho de que hablemos de pedagogía no es limitativo a las aulas de clases, sino que los padres de familia deben ser los principales obligados a trabajarla además de la sociedad en general. Estamos en buen tiempo de inundarnos de amor para no tener que preocuparnos de lo que se trae en la mochila.

¿Operación mochila?


Los lamentables hechos ocurridos en una institución educativa mexicana en donde perdieran la vida una maestra y un niño ponen en la palestra el tema de la seguridad en las escuelas. El temor de que ese tipo de hechos se pudieran volver a presentar nos eriza la piel y nos obliga a reflexionar profundamente en lo individual y como sociedad. Es innegable que millones de padres mexicanos dejan cada mañana a lo más preciado y querido que tienen en las instituciones educativas con el fin de que tengan mayores oportunidades en la vida y no para vivir atemorizados con lo que pudiera pasar.

Cuando el sentimiento está a flor de piel es muy común que exijamos e intentemos soluciones no muy coherentes o apropiadas. Hacemos bien como sociedad el exigir que las tragedias nacionales y que la violencia no se normalice en la cotidianeidad, pero debemos de entender que ese tipo de hechos son la manifestación de una serie de problemas súper complejos y que se van fraguando lentamente en el desdén y procrastinar del Estado y sociedad. Así que personalizar la culpa de una masacre a una persona o causa no es lo apropiado. Es decir, es nuestra obligación como sociedad el asumir la responsabilidad de ese tipo de actos, para encontrar soluciones que nos permitan pensar que la posibilidad de que se repliquen siempre será mínima.

Definitivamente que nuestro sistema educativo deberá de cambiar a raíz de lo sucedido en días pasados. Hay algunos sectores simplistas de la sociedad que buscan la solución al problema de los tiroteos o masacres en las escuelas sea mediante el operativo mochila segura, que consiste en revisar sus contenidos para evitar que se introduzcan armas a los planteles educativos. Sin embargo, la medida de revisión de mochilas tiene varios inconvenientes que debemos de analizar y por ende, mejor explorar otras soluciones.

Operativamente, el programa de mochila segura implicaría para las instituciones educativas revisar solo en educación básica más de 25 millones de mochilas diarias, lo cual implicaría la ocupación de demasiados recursos para lograrlo. Habrá quien diga que las mochilas deben ser revisadas en el hogar, pero tal vez sea la ausencia de padres el verdadero problema. Por otro lado, se pueden revisar aleatoriamente las mochilas como ya se ha hecho, pero por lo general nunca se encuentra nada. Asimismo, el operativo mochila criminaliza al estudiante y no es un buen ejemplo que da la autoridad policíaca o institucional al realizar este tipo de operativos.

La solución o prevención de la violencia en las instituciones educativas no está en la mochila de un niño ni en lo que lleva adentro, sino en los sentimientos que traen en su cerebro (corazón) y como no tenemos operativamente la forma de revisar las emociones debemos de sembrar amor, cariño, respeto, tolerancia, solidaridad y demás valores para cosechar estudiantes felices en las aulas. La pedagogía del amor es el único camino para erradicar la violencia en toda la sociedad, pero el hecho de que hablemos de pedagogía no es limitativo a las aulas de clases, sino que los padres de familia deben ser los principales obligados a trabajarla además de la sociedad en general. Estamos en buen tiempo de inundarnos de amor para no tener que preocuparnos de lo que se trae en la mochila.