/ martes 4 de febrero de 2020

Contrasentido

El declinismo.


En 1988 un científico estadounidense acuñó el concepto de declinismo para describir el pesimismo político y económico que se vivía en esa época por el pensar que antes se estaba mejor, aunque no fuese totalmente cierto. Lo mismo pasa en nuestro amado México, porque un sector de la población piensa que antes no se tenían los grandes flagelos sociales de hoy: violencia, desigualdad, ausencia de valores, etc…

Sin embargo, el pesimismo político y económico que se vive en México es inducido por una minoría que busca recuperar sus privilegios que pudieran estar amenazados por una transformación social y política. Incluso, aunque se tuvieran a los peores gobernantes de la historia, la naturaleza de toda sociedad es evolucionar para avanzar. La ciencia y a tecnología, principalmente, arrastran a toda sociedad hacia el futuro y progreso de los pueblos, su influencia en la calidad de vida de las personas es notable. Mediante el desarrollo, paulatino o acelerado, se construyen sociedad modernas y evolucionadas que van respondiendo a las necesidades actuales.

La historia es fundamental para comprender el por qué y el cómo nos hemos construido; inconscientemente reconocemos nuestros errores y los enmendamos lentamente para ser mejores. Es decir, la historia solo queda como mera añoranza y romanticismos de lo ya vivido, pero no podemos y no debemos volver al pasado. Nuestro objetivo en la vida siempre será aprender del pasado, vivir en el presente y, con ello, tener un mejor futuro. Los ciclos de la vida están perfectamente definidos por lo que solo nos queda, como sociedad, tratar de aprovecharlos.

Afortunadamente hemos dejado atrás la violencia como corrector social. Muchos de nosotros hemos escuchado que antes existían los valores y que los padres controlaban a sus hijos de una forma más eficiente, pero el condicionamiento de la conducta se basaba en verdaderas palizas y golpes que dejaban marcas para siempre, y tal vez hoy sin darnos cuenta estamos pagando esos errores. El Estado mexicano también reprimía y violentaba a la sociedad constantemente, incluso ahora lo hace, pero es en menor medida gracias al avance de los organismos de Derechos Humanos y a la existencia de medios de denuncia como las redes sociales. Ahora tenemos una sociedad que tiene mejores elementos para desarrollarse en lo individual y en lo colectivo, gracias a las normas protectoras de nuestras garantías. Y no faltará quién culpe a la libertad y a los derechos humanos por tanto delincuente en la calle, pero que no piensan cuantos inocentes teníamos en el pasado presos por el único delito de no soportar la tortura.

Ahora no somos la gran sociedad llena de virtudes y de espacios sanos para el crecimiento para nuestros hijos, porque enfrentamos grandes y complicados retos; sin embargo, volver a las recetas del pasado que se basaban en la violencia como eje rector de la sociedad y en donde la diversidad del pensamiento era castigada solo nos llevaría un tobogán hacia el pasado de desigualdad e intolerancia. Así que como seres humanos debemos de dejar de pensar en el romanticismo del pasado, para afrontar la realidad del presente que nos permita construir el México lleno de oportunidades para que nuestros hijos puedan realizarse plenamente. Nuestra mejor época siempre será la que estamos viviendo.

El declinismo.


En 1988 un científico estadounidense acuñó el concepto de declinismo para describir el pesimismo político y económico que se vivía en esa época por el pensar que antes se estaba mejor, aunque no fuese totalmente cierto. Lo mismo pasa en nuestro amado México, porque un sector de la población piensa que antes no se tenían los grandes flagelos sociales de hoy: violencia, desigualdad, ausencia de valores, etc…

Sin embargo, el pesimismo político y económico que se vive en México es inducido por una minoría que busca recuperar sus privilegios que pudieran estar amenazados por una transformación social y política. Incluso, aunque se tuvieran a los peores gobernantes de la historia, la naturaleza de toda sociedad es evolucionar para avanzar. La ciencia y a tecnología, principalmente, arrastran a toda sociedad hacia el futuro y progreso de los pueblos, su influencia en la calidad de vida de las personas es notable. Mediante el desarrollo, paulatino o acelerado, se construyen sociedad modernas y evolucionadas que van respondiendo a las necesidades actuales.

La historia es fundamental para comprender el por qué y el cómo nos hemos construido; inconscientemente reconocemos nuestros errores y los enmendamos lentamente para ser mejores. Es decir, la historia solo queda como mera añoranza y romanticismos de lo ya vivido, pero no podemos y no debemos volver al pasado. Nuestro objetivo en la vida siempre será aprender del pasado, vivir en el presente y, con ello, tener un mejor futuro. Los ciclos de la vida están perfectamente definidos por lo que solo nos queda, como sociedad, tratar de aprovecharlos.

Afortunadamente hemos dejado atrás la violencia como corrector social. Muchos de nosotros hemos escuchado que antes existían los valores y que los padres controlaban a sus hijos de una forma más eficiente, pero el condicionamiento de la conducta se basaba en verdaderas palizas y golpes que dejaban marcas para siempre, y tal vez hoy sin darnos cuenta estamos pagando esos errores. El Estado mexicano también reprimía y violentaba a la sociedad constantemente, incluso ahora lo hace, pero es en menor medida gracias al avance de los organismos de Derechos Humanos y a la existencia de medios de denuncia como las redes sociales. Ahora tenemos una sociedad que tiene mejores elementos para desarrollarse en lo individual y en lo colectivo, gracias a las normas protectoras de nuestras garantías. Y no faltará quién culpe a la libertad y a los derechos humanos por tanto delincuente en la calle, pero que no piensan cuantos inocentes teníamos en el pasado presos por el único delito de no soportar la tortura.

Ahora no somos la gran sociedad llena de virtudes y de espacios sanos para el crecimiento para nuestros hijos, porque enfrentamos grandes y complicados retos; sin embargo, volver a las recetas del pasado que se basaban en la violencia como eje rector de la sociedad y en donde la diversidad del pensamiento era castigada solo nos llevaría un tobogán hacia el pasado de desigualdad e intolerancia. Así que como seres humanos debemos de dejar de pensar en el romanticismo del pasado, para afrontar la realidad del presente que nos permita construir el México lleno de oportunidades para que nuestros hijos puedan realizarse plenamente. Nuestra mejor época siempre será la que estamos viviendo.