/ martes 17 de marzo de 2020

Contrasentido

La inteligencia emocional y el Covid-19


Pasó lo que tenía que pasar. El Covid-19 llegó a México y ha iniciado la primera fase de contagio, solo algunas decenas de personas han contraído el virus y sin embargo, ya el pánico se ha apoderado de las masas. Ahora no solo el Estado deberá de hacerse cargo del combate biológico de la pandemia, sino que deberá tener cuidado en aspectos económicos para evitar el acaparamiento de mercancías y la escalada de precios por la demanda exagerada y sin sentido de muchos productos.

Y es ahí donde la inteligencia emocional debería de jugar un papel importante para regular nuestros miedos y temores. El miedo es un sentimiento que nos permite ser previsores y con ello, sobrevivir ante los peligros. Pero como personas sentimentales y pensantes no podemos caer en el abismo del pánico porque iríamos de un extremo a otro. Afortunadamente ahora tenemos indicios de cómo funciona nuestro cerebro a nivel emocional, mismos que nos han permitido trabajar y desarrollar la inteligencia emocional para situaciones como la que estamos viviendo.

La inteligencia emocional es la capacidad que deberíamos de tener todos los ciudadanos para regular nuestras emociones y sentimientos para tomar las mejores decisiones. El miedo en especial, provoca una serie de reacciones químicas a nivel cerebral que hacen que todos los órganos vitales entren en un estado de alerta máxima, es decir nuestro cuerpo hace bombear a un ritmo más acelerado a nuestro corazón para que llegue una mayor cantidad de oxígeno a los músculos para que puedan responder a cualquier eventualidad; por otro lado, cuando nuestro cerebro se concentra en el miedo solo funciona de una forma reptiliana que busca la supervivencia y anula la parte del razonamiento.

Lo anterior provoca no solo que tomemos decisiones con la adrenalina y con el coraje al tope, sino que ese desgaste de nuestro cuerpo al tiempo nos lleva a que nuestro sistema inmunológico (defensas contra virus) se desgaste y por ende, funcione menos eficientemente. Así que las compras de pánico no solo nos afectan a nivel económico, también son un síntoma que nuestro sistema de defensas está a la baja y que como consecuencia podemos ser el blanco perfecto para que virus como el Covid-19 entren a nuestro organismo.

Por el contrario, a nivel cerebral cuando somos felices se producen sustancias químicas que disminuyen el dolor y relajan a nuestro cuerpo, produciendo una mayor cantidad de glóbulos blancos que son férreos defensores de sustancias extrañas, virus y bacterias que quieren entrar a nuestro organismo. Si entendemos lo anterior estaremos disminuyendo considerablemente las posibilidades de enfermarnos del Covid-19.

Por otro lado, debemos de recordar que el Covid-19 tiene una baja tasa de mortalidad. Entonces si entendemos que las probabilidades de contagio aún son pocas y que a pesar de ser contagiados tendríamos pocas posibilidades de morir, entonces nuestros miedos deben de regresar a niveles aceptables para que predominen otras emociones y nuestro sistema inmunológico se fortalezca. Por lo anterior, es el tiempo perfecto para que la inteligencia emocional florezca por el bien de todos.

La inteligencia emocional y el Covid-19


Pasó lo que tenía que pasar. El Covid-19 llegó a México y ha iniciado la primera fase de contagio, solo algunas decenas de personas han contraído el virus y sin embargo, ya el pánico se ha apoderado de las masas. Ahora no solo el Estado deberá de hacerse cargo del combate biológico de la pandemia, sino que deberá tener cuidado en aspectos económicos para evitar el acaparamiento de mercancías y la escalada de precios por la demanda exagerada y sin sentido de muchos productos.

Y es ahí donde la inteligencia emocional debería de jugar un papel importante para regular nuestros miedos y temores. El miedo es un sentimiento que nos permite ser previsores y con ello, sobrevivir ante los peligros. Pero como personas sentimentales y pensantes no podemos caer en el abismo del pánico porque iríamos de un extremo a otro. Afortunadamente ahora tenemos indicios de cómo funciona nuestro cerebro a nivel emocional, mismos que nos han permitido trabajar y desarrollar la inteligencia emocional para situaciones como la que estamos viviendo.

La inteligencia emocional es la capacidad que deberíamos de tener todos los ciudadanos para regular nuestras emociones y sentimientos para tomar las mejores decisiones. El miedo en especial, provoca una serie de reacciones químicas a nivel cerebral que hacen que todos los órganos vitales entren en un estado de alerta máxima, es decir nuestro cuerpo hace bombear a un ritmo más acelerado a nuestro corazón para que llegue una mayor cantidad de oxígeno a los músculos para que puedan responder a cualquier eventualidad; por otro lado, cuando nuestro cerebro se concentra en el miedo solo funciona de una forma reptiliana que busca la supervivencia y anula la parte del razonamiento.

Lo anterior provoca no solo que tomemos decisiones con la adrenalina y con el coraje al tope, sino que ese desgaste de nuestro cuerpo al tiempo nos lleva a que nuestro sistema inmunológico (defensas contra virus) se desgaste y por ende, funcione menos eficientemente. Así que las compras de pánico no solo nos afectan a nivel económico, también son un síntoma que nuestro sistema de defensas está a la baja y que como consecuencia podemos ser el blanco perfecto para que virus como el Covid-19 entren a nuestro organismo.

Por el contrario, a nivel cerebral cuando somos felices se producen sustancias químicas que disminuyen el dolor y relajan a nuestro cuerpo, produciendo una mayor cantidad de glóbulos blancos que son férreos defensores de sustancias extrañas, virus y bacterias que quieren entrar a nuestro organismo. Si entendemos lo anterior estaremos disminuyendo considerablemente las posibilidades de enfermarnos del Covid-19.

Por otro lado, debemos de recordar que el Covid-19 tiene una baja tasa de mortalidad. Entonces si entendemos que las probabilidades de contagio aún son pocas y que a pesar de ser contagiados tendríamos pocas posibilidades de morir, entonces nuestros miedos deben de regresar a niveles aceptables para que predominen otras emociones y nuestro sistema inmunológico se fortalezca. Por lo anterior, es el tiempo perfecto para que la inteligencia emocional florezca por el bien de todos.