/ martes 16 de marzo de 2021

CONTRASENTIDO

Ley General de Educación Superior




Todos debemos (deberíamos) de saber la importancia que tiene la educación superior en un país, gracias a su buen desarrollo se tiene el avance y progreso científico, que impacta en todos los ámbitos de la sociedad; además, la universidad es por naturaleza la formadora de personas para el trabajo y para la vida. En resumen, la educación superior es la pieza central del desarrollo de la persona para explotar todas sus potencialidades en beneficio de la comunidad y de la grandeza de una nación.

En meses pasados se presentó la iniciativa de la Ley General de Educación que busca llenar un hueco importante que dejaban los ordenamientos en la materia. Sin lugar a duda la autonomía universitaria mencionada en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es uno de los baluartes filosóficos de nuestra vida universitaria, pero no ha sido trabajado en las leyes y por ende menos hecho realidad. La mencionada ley pretende garantizar la autonomía mediante la participación de los consejos estudiantiles y académicos en las reformas a los estatutos y a la vida académica, para garantizar que los actores más importantes sean escuchados y no se hagan reformas internas que sean regresivas.

Sin embargo, la realidad nos dice que las instituciones educativas son controladas por las autoridades estatales y federales al tener la autoridad de nombrar directamente a sus rectores y personal de importancia. Mientras no tengamos las formas democráticas en todas y cada una de las universidades para la elección de sus autoridades, la autonomía universitaria será mero oropel la autonomía en la fiesta de la democracia.

Siempre se ha dicho y se seguirá diciendo que la mejor educación es el ejemplo. Y la vida universitaria siempre será el antecedente de una administración pública porque, a final de cuentas, todos los rectores y autoridades pasaron por las aulas de una universidad. Educar desde la vivencia y praxis son los dichos de muchas escuelas, por lo que lo ideal hubiera sido una reforma que garantice plenamente la autonomía universitaria en todos sus sentidos y de una forma amplia.

Lo anterior hubiera sido un mensaje más contundente para garantizar el crecimiento de la incipiente vida democrática nacional. Dice un viejo dicho popular: “Por algo se empieza”, así que debemos seguir trabajando por una vida universitaria en plenitud que incida directamente en el desarrollo social de nuestro amado México.

@GildardoLinarez

glinarez@hotmail.com

Ley General de Educación Superior




Todos debemos (deberíamos) de saber la importancia que tiene la educación superior en un país, gracias a su buen desarrollo se tiene el avance y progreso científico, que impacta en todos los ámbitos de la sociedad; además, la universidad es por naturaleza la formadora de personas para el trabajo y para la vida. En resumen, la educación superior es la pieza central del desarrollo de la persona para explotar todas sus potencialidades en beneficio de la comunidad y de la grandeza de una nación.

En meses pasados se presentó la iniciativa de la Ley General de Educación que busca llenar un hueco importante que dejaban los ordenamientos en la materia. Sin lugar a duda la autonomía universitaria mencionada en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es uno de los baluartes filosóficos de nuestra vida universitaria, pero no ha sido trabajado en las leyes y por ende menos hecho realidad. La mencionada ley pretende garantizar la autonomía mediante la participación de los consejos estudiantiles y académicos en las reformas a los estatutos y a la vida académica, para garantizar que los actores más importantes sean escuchados y no se hagan reformas internas que sean regresivas.

Sin embargo, la realidad nos dice que las instituciones educativas son controladas por las autoridades estatales y federales al tener la autoridad de nombrar directamente a sus rectores y personal de importancia. Mientras no tengamos las formas democráticas en todas y cada una de las universidades para la elección de sus autoridades, la autonomía universitaria será mero oropel la autonomía en la fiesta de la democracia.

Siempre se ha dicho y se seguirá diciendo que la mejor educación es el ejemplo. Y la vida universitaria siempre será el antecedente de una administración pública porque, a final de cuentas, todos los rectores y autoridades pasaron por las aulas de una universidad. Educar desde la vivencia y praxis son los dichos de muchas escuelas, por lo que lo ideal hubiera sido una reforma que garantice plenamente la autonomía universitaria en todos sus sentidos y de una forma amplia.

Lo anterior hubiera sido un mensaje más contundente para garantizar el crecimiento de la incipiente vida democrática nacional. Dice un viejo dicho popular: “Por algo se empieza”, así que debemos seguir trabajando por una vida universitaria en plenitud que incida directamente en el desarrollo social de nuestro amado México.

@GildardoLinarez

glinarez@hotmail.com