/ domingo 19 de julio de 2020

CORREN RUMORES

Lozoya… ¿Es Lozoya?



ES POR DEMÁS… No tenemos remedio los mexicanos. Como diría el ínclito filósofo Chapo Soto: “Ninguna les embona”. Primero gritando que trajeran a Emilio Lozoya, luego que el gobierno federal había presumido que lo habían agarrado en España. Ante esto, todo mundo en espera que llegara cantando como castrati para meter al bote desde Carlos Salinas hasta Enrique Peña Nieto. Luego y aquí lo dijimos, de manera sospechosa van en avión privado de la FGR por él y llega en la madrugada. En lugar de trasladarlo al Reclusorio Oriente, lo llevan a un “hospital privado”, ni militar, privado, porque entonces se dan cuenta: ¡Oh sorpresa! Que el angelito viene anémico y enfermo del esófago. Cosa que nunca vieron los españoles. ¡Oh! Y bueno, hasta ahí me quede. Ante esto, en las redes comenzaron los choteos de siempre, que lo cambiaron en el avión y llegó otro. Que está igual que la maestra Elba Esther con sus enfermedades fingidas. Y bueno, se armó la chorcha.


LO HUBIÉRAMOS SABIDO… Al saber que las autoridades mexicanas dieron a conocer que Emilio Lozoya llegó muy enfermo de España, las autoridades españolas pegaron un brinco y reviraron inmediatamente al decir que: “Si Lozoya hubiera estado indispuesto, se le habría atendido. Cuando una persona entra en prisión, se le hace un reconocimiento médico completo, multidisciplinar”. En pocas palabras, lo entregaron caminando y llega ponchado. Se ve que no les gustó nada la versión del enfermito, porque aseguran que: "El sistema español es garantista y si este señor hubiera estado indispuesto, se le habría atendido médicamente, como a cualquier otro interno". A ver entonces, alguien aquí es un mentiroso, cómplice o marrullero. Ustedes me dicen quién.


SALDRÁ COMO NUEVO… En espera que el pobre del fiscal Gertz Manero salga a dar a conocer la “verdad histórica” del caso, ahorita ya andan como pasó con Mario Aburto o con “El Chapo” Guzmán, cuando los presentaron rasurados, dijeron que eran otros. Salieron cosas de lo más absurdo, como lo que publicó “La Jornada”, que un testigo juraba haber visto que de un vocho se bajaban seis tipos idénticos a Aburto. Es obvio que esto no puede ser. Aunque a como nos las gastamos los mexicanos, todo es posible. Tan solo recordar el humillante caso del hijo de “El Chapo” Guzmán y como lo soltaron, ante la amenaza de los narcos. Ah, para echarle más pimienta al caldo, andan diciendo por ahí que las audiencias van a ser privadas. O sea, que igual pueden poner a cualquiera en el banquillo de los acusados. Por cierto, dijeron lo mismo que con Aburto, que la nariz era diferente. Caray, no se saben otra.


SIN ARRUGAS… De inmediato sacaron en redes el asunto de la maestra Elba Esther Gordillo. Pues recordarán que la señora basó parte de su defensa en que estaba muy, pero muy enferma. Que le fallaban los riñones, tenía males cardíacos, diabetes y no dijo que coronavirus porque todavía no se inventaba. Por eso tenía el privilegio de ir cada rato al hospital y al final tener arresto domiciliario. Pero cuando, ¡oh, milagro!, los tribunales resolvieron a su favor, salió caminando feliz de la vida, con una excelente cirugía plástica y hasta con marido joven. ¡Ah! Y encima le devolvieron la “lana”, que luego justificó diciendo que los 120 millones se los había heredado su mamacita con los ahorros que hizo como maestra rural. Y claro, hubo muchos que se burlaron y no lo creyeron. Los chairos tampoco, pero se tuvieron que aguantar.


LA MEJOR CARTA… Ante el desastre del país, que estamos más hundidos que en la crisis del crack financiero de los treinta. Perdiendo ante la delincuencia organizada y el coronavirus, no es posible que el presidente López Obrador hubiera aceptado una farsa. Creo que ésta es su mejor carta para desviar la atención por meses, lo que dure el juicio de Lozoya. Además termina de hundir al PRI para las elecciones de 2021, si después de este espectáculo mediático logra acusar penalmente a Enrique Peña Nieto. No, digo, dijo que lo meta al bote, pero cuando menos que sí lo acuse para ponerlo a bailar zumba. Por eso va a ser clave que presente a Lozoya antes que las redes sigan insistiendo que es el mismo montaje de siempre.


MUERE CÉSAR GÁNDARA… Una mala noticia el fallecimiento de César Gándara Camou, una persona querida y un personaje muy interesante porque parte de su vida la enfocó a la reflexión y generar ideas propias. Nos tocó convivir en algunas ocasiones en las evocadoras mesas del Hotel Gándara, en donde se discutía en forma animada y en ocasiones encontrada de política y otros temas. Desde este espacio lamentamos su muerte y enviamos nuestro pésame a su familia, Ernesto, Martín y sus hermanas. Descanse en paz y seguramente algo veremos de su legado en futuro próximo.


MOCHARSE “A WEWE”… La última novedad para los funcionarios federales es el comunicado de la Secretaría de Hacienda, que desde esta semana podrán hacer “aportaciones voluntarias” de su sueldo mensual neto. Esto en cumplimiento del decreto de austeridad y les queda la satisfacción que el dinero irá para combatir el Covid-19, no para temas electorales. Odín los libre de eso. Según el tabulador, al presidente se le descontará el 25%, que es como quitarle una pluma a un ganso, porque el señor no gasta en nada. Los secretarios de estado aportarán el 23%, otra piscacha comparado con lo que tienen. Los subsecretarios y oficiales mayor el 21% y de ahí para abajo. Esto incluye desde luego a delegados o representantes de estados. Lo malo del decreto es que no dice por cuánto tiempo será el descuento. ¡Ah! Y el presidente se puso al huarache seguramente al ver la cara de sus colaboradores y dijo que de ser necesario, enviará un decreto para que el descuento sea obligatorio. O sea, que es “a wewe”. Y les dijeron, sin llorar, flojitos y cooperando. Al cabo que ya saben cómo emparejarse. Ni modo que las mañanas se les hayan quitado y el hambre menos a los que acaban de llegar.

Bueno, pero como bien dijo “El Gringo” Godínez: “Al que le gusta el hueso, que se aguante el corte”. Sale.

Lozoya… ¿Es Lozoya?



ES POR DEMÁS… No tenemos remedio los mexicanos. Como diría el ínclito filósofo Chapo Soto: “Ninguna les embona”. Primero gritando que trajeran a Emilio Lozoya, luego que el gobierno federal había presumido que lo habían agarrado en España. Ante esto, todo mundo en espera que llegara cantando como castrati para meter al bote desde Carlos Salinas hasta Enrique Peña Nieto. Luego y aquí lo dijimos, de manera sospechosa van en avión privado de la FGR por él y llega en la madrugada. En lugar de trasladarlo al Reclusorio Oriente, lo llevan a un “hospital privado”, ni militar, privado, porque entonces se dan cuenta: ¡Oh sorpresa! Que el angelito viene anémico y enfermo del esófago. Cosa que nunca vieron los españoles. ¡Oh! Y bueno, hasta ahí me quede. Ante esto, en las redes comenzaron los choteos de siempre, que lo cambiaron en el avión y llegó otro. Que está igual que la maestra Elba Esther con sus enfermedades fingidas. Y bueno, se armó la chorcha.


LO HUBIÉRAMOS SABIDO… Al saber que las autoridades mexicanas dieron a conocer que Emilio Lozoya llegó muy enfermo de España, las autoridades españolas pegaron un brinco y reviraron inmediatamente al decir que: “Si Lozoya hubiera estado indispuesto, se le habría atendido. Cuando una persona entra en prisión, se le hace un reconocimiento médico completo, multidisciplinar”. En pocas palabras, lo entregaron caminando y llega ponchado. Se ve que no les gustó nada la versión del enfermito, porque aseguran que: "El sistema español es garantista y si este señor hubiera estado indispuesto, se le habría atendido médicamente, como a cualquier otro interno". A ver entonces, alguien aquí es un mentiroso, cómplice o marrullero. Ustedes me dicen quién.


SALDRÁ COMO NUEVO… En espera que el pobre del fiscal Gertz Manero salga a dar a conocer la “verdad histórica” del caso, ahorita ya andan como pasó con Mario Aburto o con “El Chapo” Guzmán, cuando los presentaron rasurados, dijeron que eran otros. Salieron cosas de lo más absurdo, como lo que publicó “La Jornada”, que un testigo juraba haber visto que de un vocho se bajaban seis tipos idénticos a Aburto. Es obvio que esto no puede ser. Aunque a como nos las gastamos los mexicanos, todo es posible. Tan solo recordar el humillante caso del hijo de “El Chapo” Guzmán y como lo soltaron, ante la amenaza de los narcos. Ah, para echarle más pimienta al caldo, andan diciendo por ahí que las audiencias van a ser privadas. O sea, que igual pueden poner a cualquiera en el banquillo de los acusados. Por cierto, dijeron lo mismo que con Aburto, que la nariz era diferente. Caray, no se saben otra.


SIN ARRUGAS… De inmediato sacaron en redes el asunto de la maestra Elba Esther Gordillo. Pues recordarán que la señora basó parte de su defensa en que estaba muy, pero muy enferma. Que le fallaban los riñones, tenía males cardíacos, diabetes y no dijo que coronavirus porque todavía no se inventaba. Por eso tenía el privilegio de ir cada rato al hospital y al final tener arresto domiciliario. Pero cuando, ¡oh, milagro!, los tribunales resolvieron a su favor, salió caminando feliz de la vida, con una excelente cirugía plástica y hasta con marido joven. ¡Ah! Y encima le devolvieron la “lana”, que luego justificó diciendo que los 120 millones se los había heredado su mamacita con los ahorros que hizo como maestra rural. Y claro, hubo muchos que se burlaron y no lo creyeron. Los chairos tampoco, pero se tuvieron que aguantar.


LA MEJOR CARTA… Ante el desastre del país, que estamos más hundidos que en la crisis del crack financiero de los treinta. Perdiendo ante la delincuencia organizada y el coronavirus, no es posible que el presidente López Obrador hubiera aceptado una farsa. Creo que ésta es su mejor carta para desviar la atención por meses, lo que dure el juicio de Lozoya. Además termina de hundir al PRI para las elecciones de 2021, si después de este espectáculo mediático logra acusar penalmente a Enrique Peña Nieto. No, digo, dijo que lo meta al bote, pero cuando menos que sí lo acuse para ponerlo a bailar zumba. Por eso va a ser clave que presente a Lozoya antes que las redes sigan insistiendo que es el mismo montaje de siempre.


MUERE CÉSAR GÁNDARA… Una mala noticia el fallecimiento de César Gándara Camou, una persona querida y un personaje muy interesante porque parte de su vida la enfocó a la reflexión y generar ideas propias. Nos tocó convivir en algunas ocasiones en las evocadoras mesas del Hotel Gándara, en donde se discutía en forma animada y en ocasiones encontrada de política y otros temas. Desde este espacio lamentamos su muerte y enviamos nuestro pésame a su familia, Ernesto, Martín y sus hermanas. Descanse en paz y seguramente algo veremos de su legado en futuro próximo.


MOCHARSE “A WEWE”… La última novedad para los funcionarios federales es el comunicado de la Secretaría de Hacienda, que desde esta semana podrán hacer “aportaciones voluntarias” de su sueldo mensual neto. Esto en cumplimiento del decreto de austeridad y les queda la satisfacción que el dinero irá para combatir el Covid-19, no para temas electorales. Odín los libre de eso. Según el tabulador, al presidente se le descontará el 25%, que es como quitarle una pluma a un ganso, porque el señor no gasta en nada. Los secretarios de estado aportarán el 23%, otra piscacha comparado con lo que tienen. Los subsecretarios y oficiales mayor el 21% y de ahí para abajo. Esto incluye desde luego a delegados o representantes de estados. Lo malo del decreto es que no dice por cuánto tiempo será el descuento. ¡Ah! Y el presidente se puso al huarache seguramente al ver la cara de sus colaboradores y dijo que de ser necesario, enviará un decreto para que el descuento sea obligatorio. O sea, que es “a wewe”. Y les dijeron, sin llorar, flojitos y cooperando. Al cabo que ya saben cómo emparejarse. Ni modo que las mañanas se les hayan quitado y el hambre menos a los que acaban de llegar.

Bueno, pero como bien dijo “El Gringo” Godínez: “Al que le gusta el hueso, que se aguante el corte”. Sale.

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