/ jueves 14 de marzo de 2019

Cruzando líneas

Gallego, la próxima alcaldesa de Phoenix

ARIZONA- Ha tenido paso firme desde que entró a la política. Ha derrotado a contenientes que tenían raíces en la comunidad y en el sistema. No ha parpadeado ni ha bajado el paso… ni siquiera cuando se le ha desmoronado la vida personal frente a los votantes. Ha sabido jugar sus cartuchos políticos conservando la sonrisa y el ceño inocente. Es Kate Gallego, la próxima alcaldesa de Phoenix. No será la primera, pero sí la segunda en la historia de la capital de Arizona.

La demócrata logró vencer al concejal Daniel Valenzuela en las elecciones de desempate, con más del 58 por ciento de los votos (resultados preliminares). Así, la exexposa del congresista Rubén Gallego logra hacer historia y su carrera política empieza a destacar tan rápido y tan fuerte como la del padre de su hijo. ¿A dónde quiere llegar? Lo veremos en unos años. Por lo pronto, sus tacones retumbarán en la alcaldía.

Kate Gallego no siempre tuvo apellido latino ni lazos con Arizona, los fue desarrollando al lado de su ex pareja sentimental desde que pisó estas tierras cálidas en 2004. Tiene 37 años; estudió en Harvard y la Universidad de Pensilvania, y no habla mucho español, pero lo entiende y lo digiere. A pesar de eso, le ha apostado al electorado latino y este la ha respaldado. Para muchos votantes, Kate Gallego es una política rubia, pero con un toque hispano, quizá eso le valió el gane.

Las campañas de Gallego y Valenzuela no fueron tan diferentes. Ambos le apostaron a la seguridad pública, el déficit presupuestal, la inversión en infraestructura en Phoenix y el medioambiente; la controversia entre los dos demócratas nacía de los detalles en sus planes, quién le haría más a qué y qué recortes o impuestos eran necesarios.

Las propuestas de ambos seguían una línea muy parecida a la del exalcalde Greg Stanton, quien dejó el cargo para irse a trabajar al Congreso. Todos demócratas, todos por el mismo lado del río. No había nada nuevo radical en sus campañas que escandalizara, solo lo típico: dinero sucio, intereses especiales, respaldos dudosos y financiación comprometedora. En todas las contiendas se cuecen las mismas habas.

Lo que marcó la diferencia –quizá- es que mientras Daniel Valenzuela recibió apoyo de grandes corporativos y se alineó con la bancada más conservadora dentro de los demócratas y republicanos moderados, Kate Gallego usó la misma estrategia que su exmarido: Fue discreta e invirtió en los votos del vecindario.

Así que el próximo 21 de marzo, Gallego juramentará como la segunda alcaldesa de Phoenix, pero solo por dos años. En el 2020 quizá la historia se repita en el periodo electoral; los simpatizantes de Valenzuela aseguran que le ayudarán en la revancha y los que respaldan a Gallego se preparan para una reelección. La moneda aún no cae y vuelve a ser aventada al aire.

Gallego, la próxima alcaldesa de Phoenix

ARIZONA- Ha tenido paso firme desde que entró a la política. Ha derrotado a contenientes que tenían raíces en la comunidad y en el sistema. No ha parpadeado ni ha bajado el paso… ni siquiera cuando se le ha desmoronado la vida personal frente a los votantes. Ha sabido jugar sus cartuchos políticos conservando la sonrisa y el ceño inocente. Es Kate Gallego, la próxima alcaldesa de Phoenix. No será la primera, pero sí la segunda en la historia de la capital de Arizona.

La demócrata logró vencer al concejal Daniel Valenzuela en las elecciones de desempate, con más del 58 por ciento de los votos (resultados preliminares). Así, la exexposa del congresista Rubén Gallego logra hacer historia y su carrera política empieza a destacar tan rápido y tan fuerte como la del padre de su hijo. ¿A dónde quiere llegar? Lo veremos en unos años. Por lo pronto, sus tacones retumbarán en la alcaldía.

Kate Gallego no siempre tuvo apellido latino ni lazos con Arizona, los fue desarrollando al lado de su ex pareja sentimental desde que pisó estas tierras cálidas en 2004. Tiene 37 años; estudió en Harvard y la Universidad de Pensilvania, y no habla mucho español, pero lo entiende y lo digiere. A pesar de eso, le ha apostado al electorado latino y este la ha respaldado. Para muchos votantes, Kate Gallego es una política rubia, pero con un toque hispano, quizá eso le valió el gane.

Las campañas de Gallego y Valenzuela no fueron tan diferentes. Ambos le apostaron a la seguridad pública, el déficit presupuestal, la inversión en infraestructura en Phoenix y el medioambiente; la controversia entre los dos demócratas nacía de los detalles en sus planes, quién le haría más a qué y qué recortes o impuestos eran necesarios.

Las propuestas de ambos seguían una línea muy parecida a la del exalcalde Greg Stanton, quien dejó el cargo para irse a trabajar al Congreso. Todos demócratas, todos por el mismo lado del río. No había nada nuevo radical en sus campañas que escandalizara, solo lo típico: dinero sucio, intereses especiales, respaldos dudosos y financiación comprometedora. En todas las contiendas se cuecen las mismas habas.

Lo que marcó la diferencia –quizá- es que mientras Daniel Valenzuela recibió apoyo de grandes corporativos y se alineó con la bancada más conservadora dentro de los demócratas y republicanos moderados, Kate Gallego usó la misma estrategia que su exmarido: Fue discreta e invirtió en los votos del vecindario.

Así que el próximo 21 de marzo, Gallego juramentará como la segunda alcaldesa de Phoenix, pero solo por dos años. En el 2020 quizá la historia se repita en el periodo electoral; los simpatizantes de Valenzuela aseguran que le ayudarán en la revancha y los que respaldan a Gallego se preparan para una reelección. La moneda aún no cae y vuelve a ser aventada al aire.

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