/ sábado 29 de mayo de 2021

¿Del país de unos cuantos al país de un solo hombre?

Recapitulemos, a lo largo de la tragicómica historia mexicana han existido infinidad de mañas, atropellos y fraudes electorales, entre otros “milagritos” que culminaron con la creación de organismos “autónomos” cuya principal tarea sería recibir las denuncias de actos ilegales cometidos por funcionarios para castigarles. Curiosamente todo se quedaba en denuncia, en carpetas, una simulación más.

México es un país que cuenta con tribunales, instituciones y un sinfín de dependencias especializadas en delitos, cuyo mejor trabajo es solamente realizar una carpeta de investigación. La justicia tarda o de plano nunca llega.

Existen quienes desean venderte la idea de un Congreso que tenga contra peso porque si no el país se convertiría de un solo hombre, ya que, al no existir contrapeso en ambas cámaras en San Lázaro, se estaría al escrutinio y capricho de Don Cabecita de algodón.

Vaya que la tenemos difícil, a quién hacerle caso. Hace algunos años, las tres fuerzas políticas del país unieron sus fuerzas para crear el reprobable e infame “Pacto por México”, de manera rápida y sin chistar, PRI, PAN y PRD aprobaron el paquete de reformas que le valdrían al presidente Peña aparecer en la portada de la revista Times con el texto “Saving Mexico”, y pues ya sabemos cómo terminó la historia, no salvó a nadie, pero presuntamente se hizo de una casita así tipo “Infonavit” (la casa blanca de la gaviota), y aparentemente su fortuna como la de todos los que dirigen el país, se incrementó considerablemente.

Los comicios de 2018 dejaron herido de muerte a las tres fuerzas políticas, su pésimo manejo de los recursos monetarios del país, así como la generación de ese nuevo “PRI” que resultó estar lleno de funcionarios acusados presuntamente de desaparecer dinero público, además del alza en los precios de combustibles, aunado a la interminable violencia, le dieron a cabecita de algodón la fuerza necesaria para aplastar a todos en los comicios.

Fueron despojados de sus curules y de aquel poder que tenían por el “Pacto por México” les quedó solo el recuerdo, ahora gritan y patalean cada que se aprobaba algo en donde no tienen relevancia, pues su número no representa ni un contrapeso.

Hoy en día quieren hacerte creer que el congreso necesita un equilibrio por el bien del pueblo, algo completamente falso, quienes lo necesitan son ellos, solamente así tendrán con qué negociar para acceder a algún privilegio perdido, porque como ya no tienen nada, quedan fuera de cada jugada importante y por lo tanto no pueden colgarse medalla alguna.

En México la división de poderes y el contrapeso es utópico, los contrapesos no existen, porque al final terminan firmando alianzas en donde los ganadores son ellos, no el pueblo, así que no los escuches, vota por quien quieras, pero no compres la idea del contrapeso en el Congreso, pues eso es solo para beneficio suyo, no les des armas para negociar sus privilegios perdidos.

Mientras en México se carezca de un mecanismo que permita al pueblo detener leyes que dañen las libertades y derechos del representado, seguiremos siendo un país de un solo hombre o de unos cuantos partidos.


Recapitulemos, a lo largo de la tragicómica historia mexicana han existido infinidad de mañas, atropellos y fraudes electorales, entre otros “milagritos” que culminaron con la creación de organismos “autónomos” cuya principal tarea sería recibir las denuncias de actos ilegales cometidos por funcionarios para castigarles. Curiosamente todo se quedaba en denuncia, en carpetas, una simulación más.

México es un país que cuenta con tribunales, instituciones y un sinfín de dependencias especializadas en delitos, cuyo mejor trabajo es solamente realizar una carpeta de investigación. La justicia tarda o de plano nunca llega.

Existen quienes desean venderte la idea de un Congreso que tenga contra peso porque si no el país se convertiría de un solo hombre, ya que, al no existir contrapeso en ambas cámaras en San Lázaro, se estaría al escrutinio y capricho de Don Cabecita de algodón.

Vaya que la tenemos difícil, a quién hacerle caso. Hace algunos años, las tres fuerzas políticas del país unieron sus fuerzas para crear el reprobable e infame “Pacto por México”, de manera rápida y sin chistar, PRI, PAN y PRD aprobaron el paquete de reformas que le valdrían al presidente Peña aparecer en la portada de la revista Times con el texto “Saving Mexico”, y pues ya sabemos cómo terminó la historia, no salvó a nadie, pero presuntamente se hizo de una casita así tipo “Infonavit” (la casa blanca de la gaviota), y aparentemente su fortuna como la de todos los que dirigen el país, se incrementó considerablemente.

Los comicios de 2018 dejaron herido de muerte a las tres fuerzas políticas, su pésimo manejo de los recursos monetarios del país, así como la generación de ese nuevo “PRI” que resultó estar lleno de funcionarios acusados presuntamente de desaparecer dinero público, además del alza en los precios de combustibles, aunado a la interminable violencia, le dieron a cabecita de algodón la fuerza necesaria para aplastar a todos en los comicios.

Fueron despojados de sus curules y de aquel poder que tenían por el “Pacto por México” les quedó solo el recuerdo, ahora gritan y patalean cada que se aprobaba algo en donde no tienen relevancia, pues su número no representa ni un contrapeso.

Hoy en día quieren hacerte creer que el congreso necesita un equilibrio por el bien del pueblo, algo completamente falso, quienes lo necesitan son ellos, solamente así tendrán con qué negociar para acceder a algún privilegio perdido, porque como ya no tienen nada, quedan fuera de cada jugada importante y por lo tanto no pueden colgarse medalla alguna.

En México la división de poderes y el contrapeso es utópico, los contrapesos no existen, porque al final terminan firmando alianzas en donde los ganadores son ellos, no el pueblo, así que no los escuches, vota por quien quieras, pero no compres la idea del contrapeso en el Congreso, pues eso es solo para beneficio suyo, no les des armas para negociar sus privilegios perdidos.

Mientras en México se carezca de un mecanismo que permita al pueblo detener leyes que dañen las libertades y derechos del representado, seguiremos siendo un país de un solo hombre o de unos cuantos partidos.