/ sábado 22 de agosto de 2020

DESDE MI TRIBUNA

Educación en casa y los altos cobros de luz son una mala combinación en la economía sonorense



A medida que el Covid-19 se fue introduciendo en México y con ello multiplicando el número de contagios, la política pública en materia económica, laboral y educativa se movió 180°.

El coronavirus obligó al estado a implementar, lo que en otros países se llevó a cabo, el distanciamiento social enviando a todos al sistema “home office” y en este caso a los estudiantes a dejar las aulas para ocupar pequeños espacios habitacionales para continuar su educación.

Este último método es a los que nos enfrentaremos el 24 de agosto, cuando cientos de estudiantes de educación básica estarán frente a una televisión, con sus libros de texto a la mano y otros frente a otro tipo de dispositivo electrónico para poder sacar adelante el ciclo escolar 2020-2021.

Sin embargo, el sistema educativo no está listo para este modelo de enseñanza, unos por la capacidad del alumno de poner atención y otros que viven en zonas marginadas donde la luz parece ser un invento que no logra llegar a sus comunidades, a pesar de ya haber transcurrido 141 años.

El sistema educativo ahora más que nunca necesitará el apoyo de los padres de familia, hacer equipo con sus hijos y los docentes que estarán a cargo de la enseñanza de los niños, niñas y adolescentes, para evitar que el ciclo escolar que está por iniciar colapse como otros temas.

Ahora bien, es importante decir que el consumo de “luz” aumentará en esta etapa porque se deben tener más tiempo encendidos los aparatos con las que se apoyarán los menores en su aprendizaje y obviamente los recibos llegarán alzados, poniendo en jaque la economía familiar, ya que la situación económica sigue siendo complicada.

El Congreso del estado ha hecho bien su trabajo al alzar la voz y exigir a la Comisión Federal de Electricidad empatía hacia los sonorenses, quienes en esta época del año sufren por las altas temperaturas. Si bien es cierto existe el subsidio, pero todo parece indicar que no es suficiente, no al menos en estos meses de pandemia donde el confinamiento sigue siendo prioridad en la entidad.

Esperemos que de una vez por todas Manuel Bartlett Díaz escuche de una vez por todas a los legisladores y a la gobernadora de Sonora y haga algo por ayudar a los sonorenses que desde abril pasado se lo hemos pedido, pero al parecer sigue ignorando el clamor de los ciudadanos.

Educación en casa y los altos cobros de luz son una mala combinación en la economía sonorense



A medida que el Covid-19 se fue introduciendo en México y con ello multiplicando el número de contagios, la política pública en materia económica, laboral y educativa se movió 180°.

El coronavirus obligó al estado a implementar, lo que en otros países se llevó a cabo, el distanciamiento social enviando a todos al sistema “home office” y en este caso a los estudiantes a dejar las aulas para ocupar pequeños espacios habitacionales para continuar su educación.

Este último método es a los que nos enfrentaremos el 24 de agosto, cuando cientos de estudiantes de educación básica estarán frente a una televisión, con sus libros de texto a la mano y otros frente a otro tipo de dispositivo electrónico para poder sacar adelante el ciclo escolar 2020-2021.

Sin embargo, el sistema educativo no está listo para este modelo de enseñanza, unos por la capacidad del alumno de poner atención y otros que viven en zonas marginadas donde la luz parece ser un invento que no logra llegar a sus comunidades, a pesar de ya haber transcurrido 141 años.

El sistema educativo ahora más que nunca necesitará el apoyo de los padres de familia, hacer equipo con sus hijos y los docentes que estarán a cargo de la enseñanza de los niños, niñas y adolescentes, para evitar que el ciclo escolar que está por iniciar colapse como otros temas.

Ahora bien, es importante decir que el consumo de “luz” aumentará en esta etapa porque se deben tener más tiempo encendidos los aparatos con las que se apoyarán los menores en su aprendizaje y obviamente los recibos llegarán alzados, poniendo en jaque la economía familiar, ya que la situación económica sigue siendo complicada.

El Congreso del estado ha hecho bien su trabajo al alzar la voz y exigir a la Comisión Federal de Electricidad empatía hacia los sonorenses, quienes en esta época del año sufren por las altas temperaturas. Si bien es cierto existe el subsidio, pero todo parece indicar que no es suficiente, no al menos en estos meses de pandemia donde el confinamiento sigue siendo prioridad en la entidad.

Esperemos que de una vez por todas Manuel Bartlett Díaz escuche de una vez por todas a los legisladores y a la gobernadora de Sonora y haga algo por ayudar a los sonorenses que desde abril pasado se lo hemos pedido, pero al parecer sigue ignorando el clamor de los ciudadanos.