/ jueves 4 de junio de 2020

Educación a distancia, el reto de desaprender y reaprender frente a la desigualdad social

De niños todos acostumbrábamos a ver series o películas de ciencia ficción, las cuales nos hacían pensar: ¿Qué pasaría si el mundo se acaba mañana cuando despierte?, creo que esta pregunta siempre fue nuestro miedo más profundo después de ver a los artistas de Hollywood que nos hacían estar frente a la pantalla chica por horas, viviendo grandes experiencias a través de cintas que mostraban un mundo de ficción el cual nos hacía fantasear de chiquillos.

Pues bien, déjame decirte que en México y el mundo en materia de educación ha pasado exactamente lo que muchos temíamos de niños. Sí, dormir y despertar en un mundo el cual ya no era el mismo. Los que están inmersos en el mundo docente un día fueron a su cama pensando lo que sería su cátedra del día siguiente y al otro ya estaban instalados en la virtualidad. ¿Cómo podemos hacer frente a este cambio tan repentino en nuestros sistema educativo?, ¿cómo podemos abordar esta problemática para la cual no estaba preparado el mundo académico?, ¿cómo nuestros estudiantes podrán enfrentar este reto doble, el aislamiento social y desaprender presencial para reaprender virtual?, ¿qué haremos ante tanta desigualdad entre nuestros estudiantes?

Vayamos un poco al pasado para situarnos en el presente y vislumbrar nuestro futuro. Durante los noventa la educación virtual se volvió una nueva opción de aprendizaje, pero únicamente para estratos sociales muy selectos y con ciertas características que los hacía enfrentar con cierta flexibilidad los programas en los cuales estaban inscritos.

La aceptación por la educación a distancia fue creciendo en esa época y cada vez eran más los programas universitarios que incorporaban nuevas tecnologías a su currícula, incluso organismos que evalúan la calidad educativa a nivel internacional, recomendaban ir incorporando nuevas tecnologías en su malla curricular para dar mayor valor a sus planes de estudio.

Posteriormente, empezaron a nacer las universidades virtuales pese a que muchos académicos tenían o mostraban aún resistencia al cambio que se daba hacia los nuevos modelos pedagógicos virtuales. Sin embargo, las universidades que fueron mucho más visionarias decidieron durante esos años implementar al mismo tiempo un modelo pedagógico virtual junto con el modelo presencial y fue creciendo cada vez más la opción de modelos virtuales para aquellos estudiantes que carecían de tiempo y de recursos para movilizarse.

Esta nueva modalidad llevó a las universidades que la manejaron adecuadamente a crecer en recursos económicos gracias a que daban una opción más para poder prepararse en estudios de nivel superior. Por otra parte, algunas universidades optaron por lo virtual-presencial que le daba oportunidad al docente de tener un poco de contacto con sus alumnos y sensibilizar más el proceso de enseñanza-aprendizaje, implementando así estrategias digitales complementadas con sesiones presenciales y cierta cercanía con los estudiantes. Pero qué pasa en nuestros días, México y el mundo se enfrentan a la nueva realidad, donde la virtualidad se tuvo que instalar de la noche a la mañana tengan o no experiencia en sistemas virtuales las instituciones educativas, provocando caos e incertidumbre frente a los modelos pedagógicos tradicionales.

Sin embargo, de acuerdo con los antecedentes que ha mostrado la educación superior en modalidad virtual y virtual-presencial, podemos pensar que a pesar de los retos que enfrenta en este momento, puede ser capaz de tener una mayor adaptación al nuevo modelo pedagógico virtual que se tuvo que implementar con mayor rigor a partir de la emergencia de salud.

Pero en México y el resto del mundo no sólo existe el nivel superior en materia de educación, la pregunta obligada es: ¿Qué está sucediendo con el nivel medio superior y básico durante la pandemia? Bien, digamos que al igual que nuestra vida cambió desde que se cerró el mundo, cambió nuestro sistema educativo en todos los niveles, si bien es cierto la UNESCO tiene especial interés en el desarrollo del aprendizaje abierto y a distancia, el cual es considerado como parte primordial para el desarrollo social y económico. Es también un hecho que desea garantizar el derecho fundamental de todos los individuos a la educación, ya sea por medios tradicionales que se hagan valer a la vez de medios innovadores y nuevas tecnologías.

Sin embargo, hay muchos aspectos que debemos tomar en cuenta hoy que estamos en esta virtualidad y el primero de ellos es la desigualdad que sufren muchos estudiantes al estar en este nuevo modelo virtual, la falta de internet y de herramientas para el buen desarrollo de la educación se ha vuelto la preocupación de muchos alumnos que apenas tienen una computadora por familia y muchas veces solo cuentan con un smartphone para recibir sus clases y siempre y cuando el acceso a internet no falle, pues muchos de ellos ni acceso a internet tienen.

Los gobiernos tendrán que repensar sobre los nuevos modelos pedagógicos que deben plantear las instituciones educativas de todos los niveles para tratar de abatir esa brecha tecnológica que se está dando entre la población estudiantil.

Pero no sólo es la brecha tecnológica, también se tiene que retomar el modelo pedagógico y empezar por el rol del docente que ha cambiado completamente hasta el diseño de la nueva currícula. Pues un sistema de educación a distancia implica mucho más que simplemente colocar actividades en una plataforma o brindar clases semanales por distintos medios digitales.

En primera, se debe generar un modelo educativo con los parámetros pedagógicos necesarios para la modalidad, el rol del docente cambia de orador o catedrático a ser facilitador, hay una serie de medios electrónicos y objetos de aprendizaje que deben ser preparados con anticipación y una formación docente anticipada que debe darse debido a que el mundo académico tiene una formación distinta y basada en un sistema tradicional.

El diseño de planes y programas debe ser apegado a una estricta fundamentación teórica y por su puesto en un sistema de educación a distancia no es solo el profesor, es un equipo el que trabaja detrás para lograr que el programa académico marche a la perfección. En los equipos que trabajan con nuevas tecnologías existen quienes son capaces de diseñar secuencias, quienes construyen materiales, quienes administran y quienes facilitan.

Por lo tanto, menudo reto tienen la educación en nuestro país pues para que una educación a distancia funcione debe haber un involucramiento de varias profesiones desde expertos en el tema, educadores desarrolladores de diseños instruccionales, expertos en sistemas digitales etc. Por lo tanto, si la educación tradicional seguía siendo un reto, imaginen la educación virtual.

No obstante, todos sabemos que México tiene avances muy buenos en educación virtual, solo hay que retomar los modelos que grandes universidades han llevado con éxito en nuestro país y tratar de abatir en primer lugar las brecha tecnológica que tenemos.

Hay un dicho que dice: “Adaptarse o morir”, ante esta nueva normalidad no nos queda otra más que adaptarnos y tratar de reaprender a educar con nuevos sistemas y poder sacar adelante a nuestros estudiantes, pues hay que recordar que no es mejor maestro aquel que sabe más, sino quien es capaz de sacar adelante a su grupo sin importar las circunstancias que vive.


De niños todos acostumbrábamos a ver series o películas de ciencia ficción, las cuales nos hacían pensar: ¿Qué pasaría si el mundo se acaba mañana cuando despierte?, creo que esta pregunta siempre fue nuestro miedo más profundo después de ver a los artistas de Hollywood que nos hacían estar frente a la pantalla chica por horas, viviendo grandes experiencias a través de cintas que mostraban un mundo de ficción el cual nos hacía fantasear de chiquillos.

Pues bien, déjame decirte que en México y el mundo en materia de educación ha pasado exactamente lo que muchos temíamos de niños. Sí, dormir y despertar en un mundo el cual ya no era el mismo. Los que están inmersos en el mundo docente un día fueron a su cama pensando lo que sería su cátedra del día siguiente y al otro ya estaban instalados en la virtualidad. ¿Cómo podemos hacer frente a este cambio tan repentino en nuestros sistema educativo?, ¿cómo podemos abordar esta problemática para la cual no estaba preparado el mundo académico?, ¿cómo nuestros estudiantes podrán enfrentar este reto doble, el aislamiento social y desaprender presencial para reaprender virtual?, ¿qué haremos ante tanta desigualdad entre nuestros estudiantes?

Vayamos un poco al pasado para situarnos en el presente y vislumbrar nuestro futuro. Durante los noventa la educación virtual se volvió una nueva opción de aprendizaje, pero únicamente para estratos sociales muy selectos y con ciertas características que los hacía enfrentar con cierta flexibilidad los programas en los cuales estaban inscritos.

La aceptación por la educación a distancia fue creciendo en esa época y cada vez eran más los programas universitarios que incorporaban nuevas tecnologías a su currícula, incluso organismos que evalúan la calidad educativa a nivel internacional, recomendaban ir incorporando nuevas tecnologías en su malla curricular para dar mayor valor a sus planes de estudio.

Posteriormente, empezaron a nacer las universidades virtuales pese a que muchos académicos tenían o mostraban aún resistencia al cambio que se daba hacia los nuevos modelos pedagógicos virtuales. Sin embargo, las universidades que fueron mucho más visionarias decidieron durante esos años implementar al mismo tiempo un modelo pedagógico virtual junto con el modelo presencial y fue creciendo cada vez más la opción de modelos virtuales para aquellos estudiantes que carecían de tiempo y de recursos para movilizarse.

Esta nueva modalidad llevó a las universidades que la manejaron adecuadamente a crecer en recursos económicos gracias a que daban una opción más para poder prepararse en estudios de nivel superior. Por otra parte, algunas universidades optaron por lo virtual-presencial que le daba oportunidad al docente de tener un poco de contacto con sus alumnos y sensibilizar más el proceso de enseñanza-aprendizaje, implementando así estrategias digitales complementadas con sesiones presenciales y cierta cercanía con los estudiantes. Pero qué pasa en nuestros días, México y el mundo se enfrentan a la nueva realidad, donde la virtualidad se tuvo que instalar de la noche a la mañana tengan o no experiencia en sistemas virtuales las instituciones educativas, provocando caos e incertidumbre frente a los modelos pedagógicos tradicionales.

Sin embargo, de acuerdo con los antecedentes que ha mostrado la educación superior en modalidad virtual y virtual-presencial, podemos pensar que a pesar de los retos que enfrenta en este momento, puede ser capaz de tener una mayor adaptación al nuevo modelo pedagógico virtual que se tuvo que implementar con mayor rigor a partir de la emergencia de salud.

Pero en México y el resto del mundo no sólo existe el nivel superior en materia de educación, la pregunta obligada es: ¿Qué está sucediendo con el nivel medio superior y básico durante la pandemia? Bien, digamos que al igual que nuestra vida cambió desde que se cerró el mundo, cambió nuestro sistema educativo en todos los niveles, si bien es cierto la UNESCO tiene especial interés en el desarrollo del aprendizaje abierto y a distancia, el cual es considerado como parte primordial para el desarrollo social y económico. Es también un hecho que desea garantizar el derecho fundamental de todos los individuos a la educación, ya sea por medios tradicionales que se hagan valer a la vez de medios innovadores y nuevas tecnologías.

Sin embargo, hay muchos aspectos que debemos tomar en cuenta hoy que estamos en esta virtualidad y el primero de ellos es la desigualdad que sufren muchos estudiantes al estar en este nuevo modelo virtual, la falta de internet y de herramientas para el buen desarrollo de la educación se ha vuelto la preocupación de muchos alumnos que apenas tienen una computadora por familia y muchas veces solo cuentan con un smartphone para recibir sus clases y siempre y cuando el acceso a internet no falle, pues muchos de ellos ni acceso a internet tienen.

Los gobiernos tendrán que repensar sobre los nuevos modelos pedagógicos que deben plantear las instituciones educativas de todos los niveles para tratar de abatir esa brecha tecnológica que se está dando entre la población estudiantil.

Pero no sólo es la brecha tecnológica, también se tiene que retomar el modelo pedagógico y empezar por el rol del docente que ha cambiado completamente hasta el diseño de la nueva currícula. Pues un sistema de educación a distancia implica mucho más que simplemente colocar actividades en una plataforma o brindar clases semanales por distintos medios digitales.

En primera, se debe generar un modelo educativo con los parámetros pedagógicos necesarios para la modalidad, el rol del docente cambia de orador o catedrático a ser facilitador, hay una serie de medios electrónicos y objetos de aprendizaje que deben ser preparados con anticipación y una formación docente anticipada que debe darse debido a que el mundo académico tiene una formación distinta y basada en un sistema tradicional.

El diseño de planes y programas debe ser apegado a una estricta fundamentación teórica y por su puesto en un sistema de educación a distancia no es solo el profesor, es un equipo el que trabaja detrás para lograr que el programa académico marche a la perfección. En los equipos que trabajan con nuevas tecnologías existen quienes son capaces de diseñar secuencias, quienes construyen materiales, quienes administran y quienes facilitan.

Por lo tanto, menudo reto tienen la educación en nuestro país pues para que una educación a distancia funcione debe haber un involucramiento de varias profesiones desde expertos en el tema, educadores desarrolladores de diseños instruccionales, expertos en sistemas digitales etc. Por lo tanto, si la educación tradicional seguía siendo un reto, imaginen la educación virtual.

No obstante, todos sabemos que México tiene avances muy buenos en educación virtual, solo hay que retomar los modelos que grandes universidades han llevado con éxito en nuestro país y tratar de abatir en primer lugar las brecha tecnológica que tenemos.

Hay un dicho que dice: “Adaptarse o morir”, ante esta nueva normalidad no nos queda otra más que adaptarnos y tratar de reaprender a educar con nuevos sistemas y poder sacar adelante a nuestros estudiantes, pues hay que recordar que no es mejor maestro aquel que sabe más, sino quien es capaz de sacar adelante a su grupo sin importar las circunstancias que vive.