/ sábado 11 de enero de 2020

El castigo de la legalidad vehicular

Seguramente se ha preguntado por qué las filas, porque siempre cada año al hacer trámites para placas las filas son interminables, por qué pasan y pasan los años, administración tras administración y encuentras las mismas ineptitudes del personal, que van desde falta de atención, lentitud a la hora de hacer los trámites, no dar información correcta cuando el ciudadano va a tramitar su revalidación de placas, entre otras cosas.

Nunca falta parte del personal que utiliza las mañanas que están a reventar para dejar todo e irse a desayunar, platicar con alguien de otra área, atender al coyote que llegó para hacer trámites de licencia y mi favorito, las o los que pasan hasta oficinas de conocidos personajes importantes para pedir ser atendidos antes que los demás, porque así es, mientras el ciudadano común hace largas filas para el trámite, nunca faltan los privilegiados que usan sus influencias para saltarse a todas las personas que están antes que ellos en la fila y conseguir su objetivo.

No se sabe qué es más deprimente, los más de 1 mil pesos que cuesta una tarjeta de circulación, un par de stickers para pegar en la placa y unas aportaciones para una universidad que se la vive en huelgas constantes o que a pesar de que cada año renovar las placas en la ciudad se convierte en un calvario, la dependencia encargada de ello no haga nada por mejorar el servicio y ser eficiente con los trámites.

Pero la cosa no acaba ahí, las placas de organización pafa se están comiendo los recursos públicos que se obtienen por el emplacado y a nadie parece importarle, es un globo que continúa inflándose a cada instante y todos se pasan la bola implorando que no les explote.

Mientras el ciudadano común y cumplido debe hacer largas filas, soportar malos tratos e ineptitudes de funcionarios y pagar la mínima cantidad de casi 1 mil trescientos pesos, los agremiados a pafas se pasean muy campantes por la ciudad, sin necesidad de renovar placas, no los detiene la Policía por traer las placas vencidas, porque seamos honestos, el cartón no se vence, pero nos estamos desviando un poco, el problema tampoco son las personas que traen esas placas, total mientras el gobierno no haga nada para evitarlo, todo continuará.

Que sencillo sería que las importaciones y nacionalizaciones volvieran a como estaban antes, pero tampoco se puede, la industria automotriz tiene a los mexicanos privado de ello.

Y es que resulta extraño cómo surgen nuevas organizaciones, pero el gobierno no hace nada para resolver eso, qué o quiénes tendrán las manos metidas e intereses de por medio del medio de la polaca, sabrá Dios, pero mientras eso no se resuelva, la fuga de recursos públicos que bien pueden ser usados en obras de infraestructura y demás, termina en los bolsillos de privados, toda esa fuga de recurso público representa un déficit en la recaudación, lo cual culmina en incrementar los impuestos a quienes sí pagan y en una menor inversión de obra pública.

Seguramente se ha preguntado por qué las filas, porque siempre cada año al hacer trámites para placas las filas son interminables, por qué pasan y pasan los años, administración tras administración y encuentras las mismas ineptitudes del personal, que van desde falta de atención, lentitud a la hora de hacer los trámites, no dar información correcta cuando el ciudadano va a tramitar su revalidación de placas, entre otras cosas.

Nunca falta parte del personal que utiliza las mañanas que están a reventar para dejar todo e irse a desayunar, platicar con alguien de otra área, atender al coyote que llegó para hacer trámites de licencia y mi favorito, las o los que pasan hasta oficinas de conocidos personajes importantes para pedir ser atendidos antes que los demás, porque así es, mientras el ciudadano común hace largas filas para el trámite, nunca faltan los privilegiados que usan sus influencias para saltarse a todas las personas que están antes que ellos en la fila y conseguir su objetivo.

No se sabe qué es más deprimente, los más de 1 mil pesos que cuesta una tarjeta de circulación, un par de stickers para pegar en la placa y unas aportaciones para una universidad que se la vive en huelgas constantes o que a pesar de que cada año renovar las placas en la ciudad se convierte en un calvario, la dependencia encargada de ello no haga nada por mejorar el servicio y ser eficiente con los trámites.

Pero la cosa no acaba ahí, las placas de organización pafa se están comiendo los recursos públicos que se obtienen por el emplacado y a nadie parece importarle, es un globo que continúa inflándose a cada instante y todos se pasan la bola implorando que no les explote.

Mientras el ciudadano común y cumplido debe hacer largas filas, soportar malos tratos e ineptitudes de funcionarios y pagar la mínima cantidad de casi 1 mil trescientos pesos, los agremiados a pafas se pasean muy campantes por la ciudad, sin necesidad de renovar placas, no los detiene la Policía por traer las placas vencidas, porque seamos honestos, el cartón no se vence, pero nos estamos desviando un poco, el problema tampoco son las personas que traen esas placas, total mientras el gobierno no haga nada para evitarlo, todo continuará.

Que sencillo sería que las importaciones y nacionalizaciones volvieran a como estaban antes, pero tampoco se puede, la industria automotriz tiene a los mexicanos privado de ello.

Y es que resulta extraño cómo surgen nuevas organizaciones, pero el gobierno no hace nada para resolver eso, qué o quiénes tendrán las manos metidas e intereses de por medio del medio de la polaca, sabrá Dios, pero mientras eso no se resuelva, la fuga de recursos públicos que bien pueden ser usados en obras de infraestructura y demás, termina en los bolsillos de privados, toda esa fuga de recurso público representa un déficit en la recaudación, lo cual culmina en incrementar los impuestos a quienes sí pagan y en una menor inversión de obra pública.