/ lunes 4 de marzo de 2019

El despertar de la clase obrera 20/32

En los últimos meses se ha visto el despertar de la clase obrera, quienes de una forma organizada han iniciado una cruzada por obtener mejores condiciones económicas por su trabajo. Lo anterior es de llamar la atención, porque la clase obrera siempre ha permanecido sumisa a las decisiones empresariales, que siempre buscan acrecentar las utilidades a costa del trabajo de los demás.

En la ciudad de Matamoros un grupo de obreros exigió un aumento salarial del 20% y un bono anual por productividad de 32 mil pesos. Por ello, el movimiento se conoce como 20/32. La mayoría de las empresas involucradas son maquiladoras. Algunos patrones ya han cedido a las condiciones solicitadas, con el fin de cumplir con los pedidos de producción programados, lo cual nos indica que la solicitud de los obreros no es del todo descabellada.

Cabe destacar que muchas de las condiciones de trabajo en las maquiladoras son altamente riesgosas, por los tipos de materiales que hay que manipular. Y no es casualidad que, a los 20 años de trabajo, muchos obreros presenten enfermedades terminales o complicadas. Algunas de estás empresas no se les permitiría trabajar bajo esas reglas en sus países de origen, por ello, se ven en la necesidad de buscar oportunidades de negocio en regiones sumamente pobres, para que a cambio de un salario mínimo puedan obtener la fuerza laboral y así se cumplan sus expectativas económicas.

Entonces, el ser obrero en México representa ser el eslabón más débil de la cadena alimenticia. Si consideramos que el empresario ve en la industria la oportunidad de acrecentar sus ganancias, porque para lograr sus objetivos requiere de capital (que muchas veces es prestado en condiciones privilegiadas) para poder emplear a cientos de trabajadores, que requieren de un salario para poder sobrevivir. Es decir, de origen vemos una gran desigualdad aplastante que se manifiesta en una relación de sometimiento por necesidad de los obreros.

Por lo anterior, es necesario que como sociedad encontremos mejores formas de relaciones de producción en los modelos económicos existentes, para transitar de la explotación a la cooperación. Y, con ello, encontrar un equilibrio justo en las demandas de los obreros que les permita vivir más cómodamente y disfrutar de este corto lapso de vida que nos ha tocado coincidir.

Si bien es cierto vivimos en una era en donde la automatización de los procesos es inminente, donde la mano de obra es sustituida paulatinamente por máquinas y robots para lograr mayor productividad; sin embargo, también es cierto que todos los avances tecnológicos fueron, son y tendrán siempre su origen en la mano del hombre. Por lo que la explotación del mano del hombre, siempre ha sido y será un acto de involución en la historia de la humanidad.

Hoy en día representa un acto de conciencia de los obreros mexicanos el que organizados exijan una mayor humanidad en las relaciones de producción, y ese despertar no debe ser criminalizado por medios de comunicación y por discursos políticos que hablan de pérdidas millonarias en la industria, y que siempre han callado con las miserables condiciones de vida en la que viven miles de obreros. ¡Primero la vida, después las ganancias!

En los últimos meses se ha visto el despertar de la clase obrera, quienes de una forma organizada han iniciado una cruzada por obtener mejores condiciones económicas por su trabajo. Lo anterior es de llamar la atención, porque la clase obrera siempre ha permanecido sumisa a las decisiones empresariales, que siempre buscan acrecentar las utilidades a costa del trabajo de los demás.

En la ciudad de Matamoros un grupo de obreros exigió un aumento salarial del 20% y un bono anual por productividad de 32 mil pesos. Por ello, el movimiento se conoce como 20/32. La mayoría de las empresas involucradas son maquiladoras. Algunos patrones ya han cedido a las condiciones solicitadas, con el fin de cumplir con los pedidos de producción programados, lo cual nos indica que la solicitud de los obreros no es del todo descabellada.

Cabe destacar que muchas de las condiciones de trabajo en las maquiladoras son altamente riesgosas, por los tipos de materiales que hay que manipular. Y no es casualidad que, a los 20 años de trabajo, muchos obreros presenten enfermedades terminales o complicadas. Algunas de estás empresas no se les permitiría trabajar bajo esas reglas en sus países de origen, por ello, se ven en la necesidad de buscar oportunidades de negocio en regiones sumamente pobres, para que a cambio de un salario mínimo puedan obtener la fuerza laboral y así se cumplan sus expectativas económicas.

Entonces, el ser obrero en México representa ser el eslabón más débil de la cadena alimenticia. Si consideramos que el empresario ve en la industria la oportunidad de acrecentar sus ganancias, porque para lograr sus objetivos requiere de capital (que muchas veces es prestado en condiciones privilegiadas) para poder emplear a cientos de trabajadores, que requieren de un salario para poder sobrevivir. Es decir, de origen vemos una gran desigualdad aplastante que se manifiesta en una relación de sometimiento por necesidad de los obreros.

Por lo anterior, es necesario que como sociedad encontremos mejores formas de relaciones de producción en los modelos económicos existentes, para transitar de la explotación a la cooperación. Y, con ello, encontrar un equilibrio justo en las demandas de los obreros que les permita vivir más cómodamente y disfrutar de este corto lapso de vida que nos ha tocado coincidir.

Si bien es cierto vivimos en una era en donde la automatización de los procesos es inminente, donde la mano de obra es sustituida paulatinamente por máquinas y robots para lograr mayor productividad; sin embargo, también es cierto que todos los avances tecnológicos fueron, son y tendrán siempre su origen en la mano del hombre. Por lo que la explotación del mano del hombre, siempre ha sido y será un acto de involución en la historia de la humanidad.

Hoy en día representa un acto de conciencia de los obreros mexicanos el que organizados exijan una mayor humanidad en las relaciones de producción, y ese despertar no debe ser criminalizado por medios de comunicación y por discursos políticos que hablan de pérdidas millonarias en la industria, y que siempre han callado con las miserables condiciones de vida en la que viven miles de obreros. ¡Primero la vida, después las ganancias!