/ sábado 17 de abril de 2021

El Estado debe servir, no servirse

Cuando decidí aceptar ser candidato a gobernador, lo hice con el entusiasmo y el sentido de la responsabilidad y experiencia que he logrado en más de 20 años en el servicio público, en el que hay incluir mis tres jornadas electorales en las cuales conté con el respaldo de la mayoría de los ciudadanos (diputado local, presidente municipal de Guaymas y diputado federal, en ese orden)

Pero debo decir que jamás he perdido mi capacidad de asombro, y la verdad resulta vergonzosa la incapacidad gubernamental para dar respuestas a las necesidades de la gente. En mis recorridos ya por 30 municipios del estado y percibir la falta de atención a necesidades básicas como el agua potable, el alcantarillado, el arreglo de caminos, entre otras, hace que mi capacidad de asombro se transforme en indignación.

Ya lo he denunciado, y lo mío ya es un reclamo: ¿Dónde están las autoridades de gobierno en Sonora?, ¿ya olvidaron que en la campaña que los llevó a ocupar la alta responsabilidad de gobernar hicieron compromisos formales ante la ciudadanía?

Este sexenio de gobierno termina muy triste para mucha gente. Hay mucho desaliento en las comunidades. Hay mucha decepción. Y así, en lugar de que avancemos con progreso, como debiera ser cada sexenio, el retroceso en obras acompañado por la pobreza de mucha gente, es una realidad.

Hoy más que nunca, con la pandemia del Covid, en Sonora se ha demostrado la ausencia de los más necesitados en los programas del desarrollo del estado. Es creíble que tengan algún documento que hable de planeación. Pero también está comprobado que son muchos los sectores ignorados; es decir, parece un presupuesto que benefició a muy pocos y dejó fuera a las grandes mayorías de sonorenses.

Mi capacidad de indignación, lo reitero, está vigente y me anima a querer cambiar este estado de cosas, a participar para lograrlo, siempre con la mentalidad de servirle a la sociedad, pero a todos, sin mezquindades, sin afanes de privilegio. Porque esto que ahora hacen es infame.

Es la razón por la cual entre mis propuestas –que todas llevan un espíritu social– destaca una en el terreno económico, y es aquella de reorientar el gasto gubernamental para la creación y el mejoramiento de infraestructura básica.

¿A qué me refiero?

En concreto, a que el gasto del gobierno se dedique más a invertir en obra pública básica, como la solución a los problemas de escasez de agua potable que persiste en varios municipios de Sonora en forma dramática en muchos casos. Gasto público para obras de alcantarillado, en la pavimentación de caminos; invertir en nuestros pueblos para fomentar el turismo… y que el gasto gubernamental, que es al mismo tiempo generador de empleos, contribuya a la reactivación del comercio, de la empresa, en suma, de la economía en general.

No hay que olvidarlo: En tiempos de buena dinámica de la economía, el gobierno hace bien en alentar la participación de la empresa privada y retirarse un poco; pero en tiempos en los que hay crisis y la empresa privada reduce su presencia, el gobierno debe invertir para recuperar el ciclo de crecimiento y reactivación.

Esta es una de mis propuestas. Y hemos logrado la aceptación de la gente.


Cuando decidí aceptar ser candidato a gobernador, lo hice con el entusiasmo y el sentido de la responsabilidad y experiencia que he logrado en más de 20 años en el servicio público, en el que hay incluir mis tres jornadas electorales en las cuales conté con el respaldo de la mayoría de los ciudadanos (diputado local, presidente municipal de Guaymas y diputado federal, en ese orden)

Pero debo decir que jamás he perdido mi capacidad de asombro, y la verdad resulta vergonzosa la incapacidad gubernamental para dar respuestas a las necesidades de la gente. En mis recorridos ya por 30 municipios del estado y percibir la falta de atención a necesidades básicas como el agua potable, el alcantarillado, el arreglo de caminos, entre otras, hace que mi capacidad de asombro se transforme en indignación.

Ya lo he denunciado, y lo mío ya es un reclamo: ¿Dónde están las autoridades de gobierno en Sonora?, ¿ya olvidaron que en la campaña que los llevó a ocupar la alta responsabilidad de gobernar hicieron compromisos formales ante la ciudadanía?

Este sexenio de gobierno termina muy triste para mucha gente. Hay mucho desaliento en las comunidades. Hay mucha decepción. Y así, en lugar de que avancemos con progreso, como debiera ser cada sexenio, el retroceso en obras acompañado por la pobreza de mucha gente, es una realidad.

Hoy más que nunca, con la pandemia del Covid, en Sonora se ha demostrado la ausencia de los más necesitados en los programas del desarrollo del estado. Es creíble que tengan algún documento que hable de planeación. Pero también está comprobado que son muchos los sectores ignorados; es decir, parece un presupuesto que benefició a muy pocos y dejó fuera a las grandes mayorías de sonorenses.

Mi capacidad de indignación, lo reitero, está vigente y me anima a querer cambiar este estado de cosas, a participar para lograrlo, siempre con la mentalidad de servirle a la sociedad, pero a todos, sin mezquindades, sin afanes de privilegio. Porque esto que ahora hacen es infame.

Es la razón por la cual entre mis propuestas –que todas llevan un espíritu social– destaca una en el terreno económico, y es aquella de reorientar el gasto gubernamental para la creación y el mejoramiento de infraestructura básica.

¿A qué me refiero?

En concreto, a que el gasto del gobierno se dedique más a invertir en obra pública básica, como la solución a los problemas de escasez de agua potable que persiste en varios municipios de Sonora en forma dramática en muchos casos. Gasto público para obras de alcantarillado, en la pavimentación de caminos; invertir en nuestros pueblos para fomentar el turismo… y que el gasto gubernamental, que es al mismo tiempo generador de empleos, contribuya a la reactivación del comercio, de la empresa, en suma, de la economía en general.

No hay que olvidarlo: En tiempos de buena dinámica de la economía, el gobierno hace bien en alentar la participación de la empresa privada y retirarse un poco; pero en tiempos en los que hay crisis y la empresa privada reduce su presencia, el gobierno debe invertir para recuperar el ciclo de crecimiento y reactivación.

Esta es una de mis propuestas. Y hemos logrado la aceptación de la gente.