/ martes 16 de febrero de 2021

EL FARO

El ataque de los empresarios falsos




Al finalizar una jornada laboral, el día que sea, desbloqueas tu smartphone y en cualquier aplicación que accedas te saldrá un ad donde verás a un chavo influencer gurú en algún tema y que se la pasa en su Maserati o jet privado y con una novia modelo rusa.

Mucha diferencia, ¿no? ¿Por qué seguimos trabajando de 9 a 5 cuando podríamos estar sentados en pijama, vendiendo basura a medio mundo? Mientras hemos estado discutiendo con nuestro gerente en interminables llamadas de Zoom, los nuevos empresarios han estado ganando millones vendiendo relojes de imitación en Amazon o bombardeando las redes sociales con sus comerciales que se han convertido en una máquina de ingresos pasivos y agresivos.

Ahora bien, no todos estos nuevos empresarios son totalmente honestos, muchos viven una mentira. Son farsantes. Pero muchos también son inteligentes. Se han dado cuenta que las personas que venden la visión, el sueño, la historia, son las que ganan mucho dinero.

A medida que Covid-19 ha arruinado más vidas y negocios, más personas se han mudado con sus padres. Algunos se han vuelto hastiados, desesperados, por lo que hemos visto el surgimiento de empresarios falsos y a menudo jóvenes. En este tiempo incierto, en lugar de utilizar la innovación para encontrar una salida, los jóvenes y los desempleados se han desmoralizado tanto por el sistema moderno de falso capitalismo que han tocado fondo, inventando formas ingeniosas de conectar y sacar a los usuarios de internet de su entorno.

Comenzó con esquemas piramidales, luego forex, luego opciones binarias y ahora tenemos una epidemia de cursos sobrevalorados en los que aprendemos los "secretos del éxito" en los negocios y en la vida, que, en realidad, simplemente ocultan información pública detrás de un muro de pago para una pequeña tarifa de 5000 USD.

¿De dónde sacan estas almas corruptas la idea de cometer este nivel de engaño? Para empezar, los mercados de capitales no están dando el mejor ejemplo. Permitimos a los estafadores amasar fortunas y luego cobrar sin escrutinio. Las promesas y visiones basadas en afirmaciones pseudocientíficas crean riqueza para quienes están dispuestos a engañar.

Y si eso no fuera lo suficientemente malo, muchos gobiernos están tomando pésimas decisiones y con la presión social en aumento, se está provocando la era de la innovación falsa lo cual abona al caos financiero.

Es una certeza basada en la historia. Siempre que una nación, país o estado abandona el dinero sólido, sobreviene una epidemia de fraude y corrupción. En el 27 a.C., César Augusto dio la orden de desfigurar al Denario. Se produjo el caos. En 1719, el economista John Law engañó a toda una nación para que adoptara billetes sin valor. Se produjo el caos. Y, por supuesto, en la historia moderna hay más y claros ejemplos.

Imagina un mundo donde el mal comportamiento se convierte en la nueva norma, un mundo donde el próximo Steve Jobs es un charlatán conocido, un mundo donde, no sólo unos pocos, sino la mitad de todos los emprendedores adoptan la cultura del impostor y un mundo donde los vendedores no creen en lo que venden.

Por cada futuro Henry Ford o Thomas Edison que nos acerque a un gran invento, habrá un farsante junto a ellos. Por cada startup legítima que logre una capitalización de mercado de millones de dólares, habrá un impostor que engañe a sus seguidores.

Esta realidad parece sacada de una mala novela de sátiras escrita por un loco. Pero esto no es tan descabellado cuando se considera cómo pensábamos que sería el mundo unas décadas atrás. ¿Visualizamos a AMLO o Trump como presidentes o que Elon Musk sería el señor y salvador de la innovación? Probablemente no.

No obstante, hemos llevado el concepto de "fingir hasta que lo consigas" a un nivel completamente nuevo. Se está convirtiendo en una enfermedad, contagiando lo que significa ser emprendedor. Debemos defender la santidad del genio para proteger a nuestro futuro antes de que los vendedores mediocres que se hacen pasar por innovadores y “pensadores” líderes se conviertan en una fuerza implacable.

Sin embargo, en la sociedad del dinero barato en la que vivimos, llena de fraudes, ídolos falsos y promesas incumplidas, esto podría ser más difícil de lo que esperamos. Cuando vemos a cientos de jóvenes de 19 años tratando de vendernos cursos de Forex, Amazon y bienes raíces a través de las redes sociales, sabemos que la innovación ha dado un giro (caída).

david@rmr.mx

El ataque de los empresarios falsos




Al finalizar una jornada laboral, el día que sea, desbloqueas tu smartphone y en cualquier aplicación que accedas te saldrá un ad donde verás a un chavo influencer gurú en algún tema y que se la pasa en su Maserati o jet privado y con una novia modelo rusa.

Mucha diferencia, ¿no? ¿Por qué seguimos trabajando de 9 a 5 cuando podríamos estar sentados en pijama, vendiendo basura a medio mundo? Mientras hemos estado discutiendo con nuestro gerente en interminables llamadas de Zoom, los nuevos empresarios han estado ganando millones vendiendo relojes de imitación en Amazon o bombardeando las redes sociales con sus comerciales que se han convertido en una máquina de ingresos pasivos y agresivos.

Ahora bien, no todos estos nuevos empresarios son totalmente honestos, muchos viven una mentira. Son farsantes. Pero muchos también son inteligentes. Se han dado cuenta que las personas que venden la visión, el sueño, la historia, son las que ganan mucho dinero.

A medida que Covid-19 ha arruinado más vidas y negocios, más personas se han mudado con sus padres. Algunos se han vuelto hastiados, desesperados, por lo que hemos visto el surgimiento de empresarios falsos y a menudo jóvenes. En este tiempo incierto, en lugar de utilizar la innovación para encontrar una salida, los jóvenes y los desempleados se han desmoralizado tanto por el sistema moderno de falso capitalismo que han tocado fondo, inventando formas ingeniosas de conectar y sacar a los usuarios de internet de su entorno.

Comenzó con esquemas piramidales, luego forex, luego opciones binarias y ahora tenemos una epidemia de cursos sobrevalorados en los que aprendemos los "secretos del éxito" en los negocios y en la vida, que, en realidad, simplemente ocultan información pública detrás de un muro de pago para una pequeña tarifa de 5000 USD.

¿De dónde sacan estas almas corruptas la idea de cometer este nivel de engaño? Para empezar, los mercados de capitales no están dando el mejor ejemplo. Permitimos a los estafadores amasar fortunas y luego cobrar sin escrutinio. Las promesas y visiones basadas en afirmaciones pseudocientíficas crean riqueza para quienes están dispuestos a engañar.

Y si eso no fuera lo suficientemente malo, muchos gobiernos están tomando pésimas decisiones y con la presión social en aumento, se está provocando la era de la innovación falsa lo cual abona al caos financiero.

Es una certeza basada en la historia. Siempre que una nación, país o estado abandona el dinero sólido, sobreviene una epidemia de fraude y corrupción. En el 27 a.C., César Augusto dio la orden de desfigurar al Denario. Se produjo el caos. En 1719, el economista John Law engañó a toda una nación para que adoptara billetes sin valor. Se produjo el caos. Y, por supuesto, en la historia moderna hay más y claros ejemplos.

Imagina un mundo donde el mal comportamiento se convierte en la nueva norma, un mundo donde el próximo Steve Jobs es un charlatán conocido, un mundo donde, no sólo unos pocos, sino la mitad de todos los emprendedores adoptan la cultura del impostor y un mundo donde los vendedores no creen en lo que venden.

Por cada futuro Henry Ford o Thomas Edison que nos acerque a un gran invento, habrá un farsante junto a ellos. Por cada startup legítima que logre una capitalización de mercado de millones de dólares, habrá un impostor que engañe a sus seguidores.

Esta realidad parece sacada de una mala novela de sátiras escrita por un loco. Pero esto no es tan descabellado cuando se considera cómo pensábamos que sería el mundo unas décadas atrás. ¿Visualizamos a AMLO o Trump como presidentes o que Elon Musk sería el señor y salvador de la innovación? Probablemente no.

No obstante, hemos llevado el concepto de "fingir hasta que lo consigas" a un nivel completamente nuevo. Se está convirtiendo en una enfermedad, contagiando lo que significa ser emprendedor. Debemos defender la santidad del genio para proteger a nuestro futuro antes de que los vendedores mediocres que se hacen pasar por innovadores y “pensadores” líderes se conviertan en una fuerza implacable.

Sin embargo, en la sociedad del dinero barato en la que vivimos, llena de fraudes, ídolos falsos y promesas incumplidas, esto podría ser más difícil de lo que esperamos. Cuando vemos a cientos de jóvenes de 19 años tratando de vendernos cursos de Forex, Amazon y bienes raíces a través de las redes sociales, sabemos que la innovación ha dado un giro (caída).

david@rmr.mx

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