/ sábado 2 de abril de 2022

El principio del fin

Desde que se tomó la decisión de levantarse en armas, aquel lejano año de 1810 en México no se conoce la paz. Son más de 200 años de invasiones extranjeras, traiciones, dictaduras, guerra dogmática y mundial, levantamientos de guerrillas en el Sureste del país, matanzas, desapariciones y el último bastión de la inestabilidad, la “guerra” declarada contra el narcotráfico que tiene al país sobre la lona.

Nadie quiere hablar sobre ello, pero la fallida guerra contra el narcotráfico que inició Felipe Calderón Hinojosa en su sexenio fue el principio del fin, la caja de pandora que no debía ser abierta por ningún mandatario pero que aparentemente poderes externos le dieron la llave y orden de que se consumara el acto. Lo que solo duraría unos meses se convirtió en una eterna lucha en la que te darás cuenta que no se va ganando, al contrario, se va perdiendo. Dieciséis largos años y miles y miles de desaparecidos, asesinatos, desplazados, decapitados, cuerpos colgando de puentes, pero los mexicanos imploran paz en Ucrania.

Desde el 2006 se vive una guerra que deja millones de afectados a lo largo del país, que cuesta miles de vidas al año, pero a la que los mexicanos se han acostumbrado. Antes los hechos violentos resultaban novedad, ahora es algo que no sorprende. Aunque la cabeza del gobierno mexicano, el Poder Federal no quiera aceptarlo y suponga que son marrullerías o chismes de lavadero, existen partes del territorio mexicano que han caído completamente en manos de la delincuencia, donde los funcionarios, fuerzas policíacas e incluso militares forman parte del problema y no de la solución.

La caja de pandora fue abierta y nadie detiene el triste futuro que le espera a México, pues una sociedad indolente que se preocupa más por lo que sucede en otros países y una clase política opositora que se frota las manos y festeja internamente cada desgracia que suceda para poder utilizarla en contra de quien está en el poder y tratar de recuperar el poder político que perdieron, algo que siempre sucede, no importa el color que sea, todos utilizan la desgracia con fines políticos.

Quedan pocos territorios seguros, libres de la delincuencia, casi todos los estados y sus municipios han caído, sucumben ante el desastroso y pestilente mal de la corrupción e impunidad que emana de todas las dependencias gubernamentales y presuntamente algunos funcionarios. Pobre de ti mexicano, sin darte cuenta fragmentan tu patria, pierdes territorio y te acercas a un lugar sin retorno, en donde la guerra contra el narcotráfico se ha llevado todo, amigos, familia, conocidos, negocios, niños y niñas, menos tu inagotable pasividad.

Para cuando te des cuenta será tarde, algún día sabrás que la guerra de guerrillas disfrazada de lucha contra el narco es financiada por potencias extranjeras que durante siglos han deseado la riqueza de tu tierra. Llegará el día en que recuerdes lo que fuiste, una nación rica, empobrecida y saqueada por quienes vendieron el legado de los primeros hijos de México.


Desde que se tomó la decisión de levantarse en armas, aquel lejano año de 1810 en México no se conoce la paz. Son más de 200 años de invasiones extranjeras, traiciones, dictaduras, guerra dogmática y mundial, levantamientos de guerrillas en el Sureste del país, matanzas, desapariciones y el último bastión de la inestabilidad, la “guerra” declarada contra el narcotráfico que tiene al país sobre la lona.

Nadie quiere hablar sobre ello, pero la fallida guerra contra el narcotráfico que inició Felipe Calderón Hinojosa en su sexenio fue el principio del fin, la caja de pandora que no debía ser abierta por ningún mandatario pero que aparentemente poderes externos le dieron la llave y orden de que se consumara el acto. Lo que solo duraría unos meses se convirtió en una eterna lucha en la que te darás cuenta que no se va ganando, al contrario, se va perdiendo. Dieciséis largos años y miles y miles de desaparecidos, asesinatos, desplazados, decapitados, cuerpos colgando de puentes, pero los mexicanos imploran paz en Ucrania.

Desde el 2006 se vive una guerra que deja millones de afectados a lo largo del país, que cuesta miles de vidas al año, pero a la que los mexicanos se han acostumbrado. Antes los hechos violentos resultaban novedad, ahora es algo que no sorprende. Aunque la cabeza del gobierno mexicano, el Poder Federal no quiera aceptarlo y suponga que son marrullerías o chismes de lavadero, existen partes del territorio mexicano que han caído completamente en manos de la delincuencia, donde los funcionarios, fuerzas policíacas e incluso militares forman parte del problema y no de la solución.

La caja de pandora fue abierta y nadie detiene el triste futuro que le espera a México, pues una sociedad indolente que se preocupa más por lo que sucede en otros países y una clase política opositora que se frota las manos y festeja internamente cada desgracia que suceda para poder utilizarla en contra de quien está en el poder y tratar de recuperar el poder político que perdieron, algo que siempre sucede, no importa el color que sea, todos utilizan la desgracia con fines políticos.

Quedan pocos territorios seguros, libres de la delincuencia, casi todos los estados y sus municipios han caído, sucumben ante el desastroso y pestilente mal de la corrupción e impunidad que emana de todas las dependencias gubernamentales y presuntamente algunos funcionarios. Pobre de ti mexicano, sin darte cuenta fragmentan tu patria, pierdes territorio y te acercas a un lugar sin retorno, en donde la guerra contra el narcotráfico se ha llevado todo, amigos, familia, conocidos, negocios, niños y niñas, menos tu inagotable pasividad.

Para cuando te des cuenta será tarde, algún día sabrás que la guerra de guerrillas disfrazada de lucha contra el narco es financiada por potencias extranjeras que durante siglos han deseado la riqueza de tu tierra. Llegará el día en que recuerdes lo que fuiste, una nación rica, empobrecida y saqueada por quienes vendieron el legado de los primeros hijos de México.