/ domingo 30 de mayo de 2021

FE Y RAZÓN

En medio del dolor


Desde que tú te has ido, desde que te has marchado, mis manos tienen frío por no tener tus manos. Desde que tú te has ido, desde que me has dejado Yo solo soy la sombra, de aquella que has amado. Y en mi jardín pequeño de Sueños y Esperanzas, hay un rumor a invierno, sin ti no tengo nada.

Una mamá es la experiencia amorosa de Dios desde el misterio y belleza de la gestación, una mamá es la ternura de Dios que acaricia, alimenta el alma y cuerpo de nuestro Ser, una mamá es la bondad de Dios que ama y perdona, aunque a veces como hijos somos ingratos e insolentes, una mamá se preocupa por la salud y felicidad de hijo, aprende a descubrir en su misma mirada si éste se encuentra triste, angustiado o enfermo.

Un día La virgen María le dijo a su prima Isabel, uno de los himnos más solemnes y bellos de la Sagrada Escritura Mi alma proclama la grandeza del Señor, porque puso su mirada en la humildad de su esclava. Así es Dios, quien pone su mirada en la mujer y la elige para ser mamá, para ser vientre donde se gesta la vida. En cierta ocasión, Cuenta la Sagrada Escritura que en una boda que se realizó en Caná de Galilea, María preocupada le dijo a Jesús, Hijo no tienen vino ya se acabó, preocupada por la necesidad del prójimo le pide a Jesucristo que les ayude, aleccionando como debe pensar y ayudar al prójimo en sus necesidades, a ser sensible y solidario con el otro, convirtiéndose así en la maestra y catequista de la caridad y el Evangelio.

Dedicado a Martha Beatriz Quiroz Almazán, quien fue mi madre en este mundo y se la entrego esta semana a las manos de Dios. Cuando una mamá, ha entregado su vida al servicio y amor a los hijos es elevada a los cielos, porque al final fue la experiencia, la ternura y la bondad de Dios, para un hijo que pierde un ser tan preciado como lo es mamá siente tristeza porque se extraña su presencia que llenaba los espacios del hogar, sin embargo la esperanza es más grande porque sabemos que Dios está rodeado de almas buenas, es por eso que por el amor, la alegría y la fortaleza que ofrece una mamá uno puede confortar el alma, cuando su presencia está ausente en el espacio que gravita nuestra existencia.

Vivimos en la incertidumbre total y cuánta razón tenía Nuestro Señor Jesucristo al advertirnos de estar siempre en vela, porque no sabremos ni el día ni la hora, en medio de una guerra desmedida de violencia donde el dolor deja a madres llorando por los crueles asesinatos de sus hijos, en medio de una pandemia que ha dejado a muchos hijos llorando por la muerte de sus padres, en medio del dolor como si fuera un torbellino de angustia, miedo y frustración. Nos encontramos en medio de una contienda electoral, donde se concentran más los candidatos en descalificar y ofender que en dar propuestas y soluciones para que el pueblo deje de sufrir y padecer el miedo, la violencia, la corrupción, la mentira, el cinismo. Yo les digo recuerden siempre el amor y la bondad de Mamá porque los valores y principios se transmiten como fieles convicciones.

En medio del dolor


Desde que tú te has ido, desde que te has marchado, mis manos tienen frío por no tener tus manos. Desde que tú te has ido, desde que me has dejado Yo solo soy la sombra, de aquella que has amado. Y en mi jardín pequeño de Sueños y Esperanzas, hay un rumor a invierno, sin ti no tengo nada.

Una mamá es la experiencia amorosa de Dios desde el misterio y belleza de la gestación, una mamá es la ternura de Dios que acaricia, alimenta el alma y cuerpo de nuestro Ser, una mamá es la bondad de Dios que ama y perdona, aunque a veces como hijos somos ingratos e insolentes, una mamá se preocupa por la salud y felicidad de hijo, aprende a descubrir en su misma mirada si éste se encuentra triste, angustiado o enfermo.

Un día La virgen María le dijo a su prima Isabel, uno de los himnos más solemnes y bellos de la Sagrada Escritura Mi alma proclama la grandeza del Señor, porque puso su mirada en la humildad de su esclava. Así es Dios, quien pone su mirada en la mujer y la elige para ser mamá, para ser vientre donde se gesta la vida. En cierta ocasión, Cuenta la Sagrada Escritura que en una boda que se realizó en Caná de Galilea, María preocupada le dijo a Jesús, Hijo no tienen vino ya se acabó, preocupada por la necesidad del prójimo le pide a Jesucristo que les ayude, aleccionando como debe pensar y ayudar al prójimo en sus necesidades, a ser sensible y solidario con el otro, convirtiéndose así en la maestra y catequista de la caridad y el Evangelio.

Dedicado a Martha Beatriz Quiroz Almazán, quien fue mi madre en este mundo y se la entrego esta semana a las manos de Dios. Cuando una mamá, ha entregado su vida al servicio y amor a los hijos es elevada a los cielos, porque al final fue la experiencia, la ternura y la bondad de Dios, para un hijo que pierde un ser tan preciado como lo es mamá siente tristeza porque se extraña su presencia que llenaba los espacios del hogar, sin embargo la esperanza es más grande porque sabemos que Dios está rodeado de almas buenas, es por eso que por el amor, la alegría y la fortaleza que ofrece una mamá uno puede confortar el alma, cuando su presencia está ausente en el espacio que gravita nuestra existencia.

Vivimos en la incertidumbre total y cuánta razón tenía Nuestro Señor Jesucristo al advertirnos de estar siempre en vela, porque no sabremos ni el día ni la hora, en medio de una guerra desmedida de violencia donde el dolor deja a madres llorando por los crueles asesinatos de sus hijos, en medio de una pandemia que ha dejado a muchos hijos llorando por la muerte de sus padres, en medio del dolor como si fuera un torbellino de angustia, miedo y frustración. Nos encontramos en medio de una contienda electoral, donde se concentran más los candidatos en descalificar y ofender que en dar propuestas y soluciones para que el pueblo deje de sufrir y padecer el miedo, la violencia, la corrupción, la mentira, el cinismo. Yo les digo recuerden siempre el amor y la bondad de Mamá porque los valores y principios se transmiten como fieles convicciones.