/ domingo 22 de agosto de 2021

FE Y RAZÓN

Conectados a lo virtual y desconectados en lo real


Podrá haber muchos aspectos positivos en un mundo tan avanzado en la comunicación, hoy un joven podrá tener kilómetros de conocimiento y centímetros de vida interior, podrá tener mucha inteligencia pero poca sabiduría, debemos volver al tiempo de formar, no solo de educar. Debemos volver a retomar el manual básico de formación humana, desde la identidad personal, los principios y valores del crecimiento de la persona.


La Organización Mundial de la Salud en el año 2003, afirma que nos enfrentamos a una generación más patológica, pues el 46 % de los adultos sufren algún tipo de desorden psicológico y un 30 % de los niños presentarán alguna experiencia de ansiedad, depresión, déficit de atención, hiperactividad, impulsividad, autismo, trastorno de Asperger o algún trastorno psicológico. El chico desde muy temprana edad pasa constantemente enviando mensajes por medios electrónicos y presenta síntomas de una personalidad narcisista. Pasan la mayoría del tiempo subiendo fotografías y actualizando sus perfiles y les produce ansiedad no poder revisar de inmediato sus mensajes de texto o revisar su Facebook. En una entrevista realizada a 150 adolescentes se encontró la siguiente información, más del 90% de los adolescentes duermen con el celular encendido y a un lado de la almohada. Más del 80% revisa quién envió el mensaje y realiza llamadas por la noche y 75% contesta su celular sin importar la hora de la madrugada.

En los últimos 25 años la salud mental del adolescente ha decaído en forma acelerada y han aumentado las posibilidades de que los muchachos de 15 años tengan problemas emocionales, de conducta y escolares. La mentira, la depresión, la ansiedad, el robo (inclusive de identidad) ha crecido más del doble.

Los problemas más comunes que enfrentan los jóvenes en México son: Abuso en el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, una sexualización temprana de las niñas y exposición temprana de pornografía en niños y en niñas, el llamado “bullying” (bromas crueles que marcan etapas tempranas), la depresión y ansiedad en el adolescente que lo lleva a un sobrepeso producto de un trastorno alimenticio y una vida de poca actividad, sin duda un crecimiento en la violencia y pandillerismo por la poca supervisión de los padres, así como una desconexión y un aislamiento cibernético.

Por otro lado, se descubre que los niños y jóvenes se enfrentan prácticamente a los mismos problemas sociales, académicos, cognitivos y emocionales; hoy se ve poca motivación e interés en el trabajo académico, problemas de atención y distracción con la tecnología, poco respeto a los demás, problemas de disciplina y autocontrol, poco esfuerzo y persistencia y no se preocupan por realizar trabajos de calidad, emocionalmente son frágiles y poca tolerancia a la frustración no se observa en ellos resiliencia y padecen de mucho estrés, existe una notable y lamentable carencia de habilidades lectoras, poca comprensión y habito de estudio

En muchos hogares el niño se ha convertido en el dominador de la casa y desde muy pequeño se ve lo que él quiere, se come lo que a él le gusta y cualquier cambio que implique su pérdida de poder, conlleva tensión en la vida familiar. En este regreso a clases, una mayor supervisión en la vida activa (ejercicio) y social de los niños.


Conectados a lo virtual y desconectados en lo real


Podrá haber muchos aspectos positivos en un mundo tan avanzado en la comunicación, hoy un joven podrá tener kilómetros de conocimiento y centímetros de vida interior, podrá tener mucha inteligencia pero poca sabiduría, debemos volver al tiempo de formar, no solo de educar. Debemos volver a retomar el manual básico de formación humana, desde la identidad personal, los principios y valores del crecimiento de la persona.


La Organización Mundial de la Salud en el año 2003, afirma que nos enfrentamos a una generación más patológica, pues el 46 % de los adultos sufren algún tipo de desorden psicológico y un 30 % de los niños presentarán alguna experiencia de ansiedad, depresión, déficit de atención, hiperactividad, impulsividad, autismo, trastorno de Asperger o algún trastorno psicológico. El chico desde muy temprana edad pasa constantemente enviando mensajes por medios electrónicos y presenta síntomas de una personalidad narcisista. Pasan la mayoría del tiempo subiendo fotografías y actualizando sus perfiles y les produce ansiedad no poder revisar de inmediato sus mensajes de texto o revisar su Facebook. En una entrevista realizada a 150 adolescentes se encontró la siguiente información, más del 90% de los adolescentes duermen con el celular encendido y a un lado de la almohada. Más del 80% revisa quién envió el mensaje y realiza llamadas por la noche y 75% contesta su celular sin importar la hora de la madrugada.

En los últimos 25 años la salud mental del adolescente ha decaído en forma acelerada y han aumentado las posibilidades de que los muchachos de 15 años tengan problemas emocionales, de conducta y escolares. La mentira, la depresión, la ansiedad, el robo (inclusive de identidad) ha crecido más del doble.

Los problemas más comunes que enfrentan los jóvenes en México son: Abuso en el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, una sexualización temprana de las niñas y exposición temprana de pornografía en niños y en niñas, el llamado “bullying” (bromas crueles que marcan etapas tempranas), la depresión y ansiedad en el adolescente que lo lleva a un sobrepeso producto de un trastorno alimenticio y una vida de poca actividad, sin duda un crecimiento en la violencia y pandillerismo por la poca supervisión de los padres, así como una desconexión y un aislamiento cibernético.

Por otro lado, se descubre que los niños y jóvenes se enfrentan prácticamente a los mismos problemas sociales, académicos, cognitivos y emocionales; hoy se ve poca motivación e interés en el trabajo académico, problemas de atención y distracción con la tecnología, poco respeto a los demás, problemas de disciplina y autocontrol, poco esfuerzo y persistencia y no se preocupan por realizar trabajos de calidad, emocionalmente son frágiles y poca tolerancia a la frustración no se observa en ellos resiliencia y padecen de mucho estrés, existe una notable y lamentable carencia de habilidades lectoras, poca comprensión y habito de estudio

En muchos hogares el niño se ha convertido en el dominador de la casa y desde muy pequeño se ve lo que él quiere, se come lo que a él le gusta y cualquier cambio que implique su pérdida de poder, conlleva tensión en la vida familiar. En este regreso a clases, una mayor supervisión en la vida activa (ejercicio) y social de los niños.