/ domingo 28 de noviembre de 2021

Fe y razón

Viento de esperanza


Adviento en latín significa Adventus Redemptoris o bienvenida del redentor y se trata del primer periodo del año litúrgico cristiano que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo, tiempo de Esperanza y alegría por el advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo, su tiempo de duración es de cuatro semanas, comienza el domingo después de la fiesta de Cristo Rey y termina el 24 de diciembre.

Dios se está introduciendo en el mundo, quiere que las cosas cambien y busca que la vida sea más digna y feliz para todos. Jesús llama a esto el Reino de Dios y hemos de estar muy atentos a su venida, hemos de vivir despiertos, abrir bien los ojos del corazón; desear ardientemente que el mundo cambie, cambiar de manera de pensar y de actuar, vivir buscando y acogiendo el reino de Dios.

En repetidas ocasiones a lo largo del Evangelio escuchamos la llamada insistente de Jesús que nos dice “Vigilad”, estad atentos a su venida, vivid despiertos, como si fuera la primera actitud del que decide vivir la vida como la vivió Jesús. Vivir despiertos significa no caer en el escepticismo y la indiferencia ante el mundo, no dejar que el corazón se endurezca, no quedarnos solo en quejas, críticas y condenas.

Hoy más que nunca necesitamos despertar la Esperanza y por despertar me refiero a vivir de manera lucida, sin dejarnos arrastrar por la insensatez que a veces parece invadirlo todo, no dejar ni permitir que se apague en nosotros el deseo de buscar el bien para todos. Vivir despiertos, significa vivir con pasión la pequeña aventura de cada día, no desatendernos de quien nos necesita. Hay situaciones o acciones que aparentemente no sirven para nada pero que sostienen la esperanza de las personas y hacen de la vida un poco más amable. Vivir despiertos, significa despertar nuestra fe. Buscar a Dios en la vida y desde la vida, descubrir a Dios muy cerca de cada persona, descubrirlo atrayéndonos a todos a la felicidad, no solo es vivir nuestros pequeños proyectos sino atentos al proyecto de Dios.

La esperanza es una fuerza espiritual poderosa que se activa a través de nuestra fe y actitud positiva, sin ella nuestra vida deja de creer y pierde la paz y tan pronto como se pierda la paz, nuestra alegría se va con ella. No importa cuán desesperada parezca tu situación o cuánto tiempo haya sido así, sé que puede cambiar. Necesitamos sanar de la pesadez de la desesperación, la depresión y el desánimo que cargamos durante tanto tiempo. Podemos practicar ser positivos en cada situación que se nos presente incluso si lo que está sucediendo en este momento en tu vida es negativo. Debemos entender que antes que nuestras circunstancias cambien, nuestra actitud debe cambiar. Sin la esperanza, la gente se deprime, se desanima, se desalienta y se llena de Miedo.

“Que el Dios de la Esperanza los llene de toda la alegría y paz de ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo”. (Rom.15,13)


Viento de esperanza


Adviento en latín significa Adventus Redemptoris o bienvenida del redentor y se trata del primer periodo del año litúrgico cristiano que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo, tiempo de Esperanza y alegría por el advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo, su tiempo de duración es de cuatro semanas, comienza el domingo después de la fiesta de Cristo Rey y termina el 24 de diciembre.

Dios se está introduciendo en el mundo, quiere que las cosas cambien y busca que la vida sea más digna y feliz para todos. Jesús llama a esto el Reino de Dios y hemos de estar muy atentos a su venida, hemos de vivir despiertos, abrir bien los ojos del corazón; desear ardientemente que el mundo cambie, cambiar de manera de pensar y de actuar, vivir buscando y acogiendo el reino de Dios.

En repetidas ocasiones a lo largo del Evangelio escuchamos la llamada insistente de Jesús que nos dice “Vigilad”, estad atentos a su venida, vivid despiertos, como si fuera la primera actitud del que decide vivir la vida como la vivió Jesús. Vivir despiertos significa no caer en el escepticismo y la indiferencia ante el mundo, no dejar que el corazón se endurezca, no quedarnos solo en quejas, críticas y condenas.

Hoy más que nunca necesitamos despertar la Esperanza y por despertar me refiero a vivir de manera lucida, sin dejarnos arrastrar por la insensatez que a veces parece invadirlo todo, no dejar ni permitir que se apague en nosotros el deseo de buscar el bien para todos. Vivir despiertos, significa vivir con pasión la pequeña aventura de cada día, no desatendernos de quien nos necesita. Hay situaciones o acciones que aparentemente no sirven para nada pero que sostienen la esperanza de las personas y hacen de la vida un poco más amable. Vivir despiertos, significa despertar nuestra fe. Buscar a Dios en la vida y desde la vida, descubrir a Dios muy cerca de cada persona, descubrirlo atrayéndonos a todos a la felicidad, no solo es vivir nuestros pequeños proyectos sino atentos al proyecto de Dios.

La esperanza es una fuerza espiritual poderosa que se activa a través de nuestra fe y actitud positiva, sin ella nuestra vida deja de creer y pierde la paz y tan pronto como se pierda la paz, nuestra alegría se va con ella. No importa cuán desesperada parezca tu situación o cuánto tiempo haya sido así, sé que puede cambiar. Necesitamos sanar de la pesadez de la desesperación, la depresión y el desánimo que cargamos durante tanto tiempo. Podemos practicar ser positivos en cada situación que se nos presente incluso si lo que está sucediendo en este momento en tu vida es negativo. Debemos entender que antes que nuestras circunstancias cambien, nuestra actitud debe cambiar. Sin la esperanza, la gente se deprime, se desanima, se desalienta y se llena de Miedo.

“Que el Dios de la Esperanza los llene de toda la alegría y paz de ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo”. (Rom.15,13)