/ domingo 24 de abril de 2022

Fe y Razón

Trampas del miedo: Indecisión y soledad


Saluda, sonríe y haz comentarios, si algunas personas no son receptivas. Sigue manteniendo una actitud positiva, no establezcas relaciones desde lo negativo, evita los momentos adversos como elementos de enganche. Vivir es un talento que muy pocos pulen y el mundo se vuelve horrible si solo se trata de ti.

Las reacciones neuroquímicas del miedo hacen que el cuerpo concentre en su supervivencia todos los recursos disponibles, de ahí que las actividades como la digestión se paralicen y todo lo demás se pone en guardia. El estímulo provoca el ritmo cardiaco, agudiza la capacidad visual, activa la sudoración para bajar la temperatura corporal, se incrementa el flujo sanguíneo, se dilatan las pupilas, entre otra variedad de reacciones, esto lo menciono para conocer las reacciones ante el miedo

Estamos fisiológicamente diseñados para sentir miedo y para que nuestro cuerpo actúe de manera adecuada ante las amenazas y riesgos, realmente sin el miedo hace siglos los humanos hubiésemos sido devorados. Sin embargo, aunque pareciera que el miedo es positivo, no siempre es así, debes recibir el miedo que te hace vivir y decirle adiós al que te hace temer lo que no existe y te impide actuar.

Hay quien le teme al cambio o al éxito, hay quien le teme a estar sano, hay quien le teme a la libertad a la toma de decisiones, hay quien le teme incluso al ciclo del dolor y terriblemente hay millones de personas en el mundo que le tienen miedo a amar.

De todos los miedos no hay ninguno peor que el que no te deja actuar, ese miedo hay que arrancarlo por completo es un emoción nociva y enorme con la que no se puede negociar. El miedo quiere protegerte, pero no debes permitirle que por eso pretenda amarrarte, el miedo puede ser un gran protector que para evitar que te caigas te impide aprender a caminar, sin duda una de las frases más recurrentes de Nuestro Señor Jesucristo es precisamente: “No tengas miedo”, “levántate aun con tu camilla”, siempre recuerda que un buen raspón vale la pena cuando lo comparas con el placer de avanzar sobre tus pasos.

La indecisión es una de las manifestaciones más crudas de cómo nos dejamos vencer, es como una parálisis que nos impide actuar o accionar algo, de nada sirve tener sueños si no despertamos con ganas de hacerlos realidad, tienes que levantar las anclas de tu pensamiento, es decir, romper ese patrón establecido que previamente asumimos como valores de referencias y que usamos para realizar estimaciones o supersticiones.

La soledad es una de las situaciones más complicadas que enfrenta el ser humano, es un camino que se abre en dos senderos. Uno puede llevarnos a una fuente de gozos y descubrimientos, el otro a un tormento que afectará tu salud y tu calidad de vida. No es lo mismo estar solo que sentirse solo, estar solo no siempre depende de nosotros, puede ser el resultado de acciones certeras o torcidas de otros. Sentirse solo es una auto condena de silencio y vacío, una incapacidad para expresar sentimientos, una falta de generosidad para entregarse a los demás o la ausencia del perdón. Recuerda, siempre que debes sacar lo mejor de ti así no haya nadie a tu alrededor, pero también debes salir a gozar los beneficios que esconde el contacto humano.


Trampas del miedo: Indecisión y soledad


Saluda, sonríe y haz comentarios, si algunas personas no son receptivas. Sigue manteniendo una actitud positiva, no establezcas relaciones desde lo negativo, evita los momentos adversos como elementos de enganche. Vivir es un talento que muy pocos pulen y el mundo se vuelve horrible si solo se trata de ti.

Las reacciones neuroquímicas del miedo hacen que el cuerpo concentre en su supervivencia todos los recursos disponibles, de ahí que las actividades como la digestión se paralicen y todo lo demás se pone en guardia. El estímulo provoca el ritmo cardiaco, agudiza la capacidad visual, activa la sudoración para bajar la temperatura corporal, se incrementa el flujo sanguíneo, se dilatan las pupilas, entre otra variedad de reacciones, esto lo menciono para conocer las reacciones ante el miedo

Estamos fisiológicamente diseñados para sentir miedo y para que nuestro cuerpo actúe de manera adecuada ante las amenazas y riesgos, realmente sin el miedo hace siglos los humanos hubiésemos sido devorados. Sin embargo, aunque pareciera que el miedo es positivo, no siempre es así, debes recibir el miedo que te hace vivir y decirle adiós al que te hace temer lo que no existe y te impide actuar.

Hay quien le teme al cambio o al éxito, hay quien le teme a estar sano, hay quien le teme a la libertad a la toma de decisiones, hay quien le teme incluso al ciclo del dolor y terriblemente hay millones de personas en el mundo que le tienen miedo a amar.

De todos los miedos no hay ninguno peor que el que no te deja actuar, ese miedo hay que arrancarlo por completo es un emoción nociva y enorme con la que no se puede negociar. El miedo quiere protegerte, pero no debes permitirle que por eso pretenda amarrarte, el miedo puede ser un gran protector que para evitar que te caigas te impide aprender a caminar, sin duda una de las frases más recurrentes de Nuestro Señor Jesucristo es precisamente: “No tengas miedo”, “levántate aun con tu camilla”, siempre recuerda que un buen raspón vale la pena cuando lo comparas con el placer de avanzar sobre tus pasos.

La indecisión es una de las manifestaciones más crudas de cómo nos dejamos vencer, es como una parálisis que nos impide actuar o accionar algo, de nada sirve tener sueños si no despertamos con ganas de hacerlos realidad, tienes que levantar las anclas de tu pensamiento, es decir, romper ese patrón establecido que previamente asumimos como valores de referencias y que usamos para realizar estimaciones o supersticiones.

La soledad es una de las situaciones más complicadas que enfrenta el ser humano, es un camino que se abre en dos senderos. Uno puede llevarnos a una fuente de gozos y descubrimientos, el otro a un tormento que afectará tu salud y tu calidad de vida. No es lo mismo estar solo que sentirse solo, estar solo no siempre depende de nosotros, puede ser el resultado de acciones certeras o torcidas de otros. Sentirse solo es una auto condena de silencio y vacío, una incapacidad para expresar sentimientos, una falta de generosidad para entregarse a los demás o la ausencia del perdón. Recuerda, siempre que debes sacar lo mejor de ti así no haya nadie a tu alrededor, pero también debes salir a gozar los beneficios que esconde el contacto humano.