/ sábado 1 de agosto de 2020

¿Guerra frontal contra la comida chatarra?

“En México el 35% de adolescentes y niños tiene sobrepeso y obesidad. 75% de la población tiene sobrepeso u obesidad. En México es uno de los pocos países en los que se ha reducido la esperanza de vida al nacer por la epidemia de diabetes”: Subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell

La salud es tarea de todos, es el momento para replantear la dieta nacional de los mexicanos. Este país es obeso, enfermo, diabético e hipertenso. Antes de la pandemia, ya la población enfrentaba un fuerte problema de salud.

¿Será el tiempo de pandemia lo que al fin detone un debate público y nacional sobre qué hacer con la invasión de comida chatarra y productos con alto contenido en sodio, grasas y azúcar? Se espera que sea así.

El tiempo corre y una vez que el coronavirus sea controlado, México deberá empezar a prepararse para atacar de lleno la otra pandemia, su problema grave de obesidad y diabetes que no sólo cuesta miles de millones de pesos a los contribuyentes, sino la vida a miles de adultos y niños cada año.

Conocidas compañías refresqueras tienen las manos manchadas, pero se niegan a aceptar su responsabilidad, siendo México su principal mercado, pues es donde más se consume refresco, no desea dejar ese lucrativo mercado.

Por ello, es sumamente importante que la sociedad mexicana se pronuncie y diga ya no más, que juntos hagan lo posible por mitigar los efectos de la “comida chatarra”, así como legisladores y funcionarios se pongan a trabajar fervientemente en la construcción de reformas que estén orientadas a controlar y mitigar el consumo descomunal de alimentos que provocan afecciones crónico-degenerativas en los mexicanos.

Tuvieron que pasar años y gobiernos para que el nuevo etiquetado fuera aprobado, pero es solo el comienzo, falta aún más. El siguiente paso debería ser realizar una reforma referente a las porciones de producto en que se ofertan alimentos chatarra con nulo valor nutrimental.

También deberá trabajarse en una estrategia nacional de reeducación nutricional, en la que se incluya a padres de familia, jóvenes, niños y escuela para cambiar el giro de lo que se ingiere en casas y planteles, pues es bien sabido que mucho del alimento que se vende en las tienditas escolares es “comida chatarra”.

El tiempo corre y otra oportunidad como la que se tiene de cambiar el futuro de la juventud mexicana y niñez se diluye. O se logra cambiarla o será condenada a una adultez temprana y vejez de sufrimiento, endeudamiento, agonía, desesperación y muerte.

Por un país de padres más responsables, que cuiden lo que comen sus hijos y de mexicanos más conscientes sobre lo que ingieren y una clase empresarial de alimento chatarra, mayormente vigilada, controlada e incluso castigada por la oferta de productos con tan dañinos ingredientes.

“En México el 35% de adolescentes y niños tiene sobrepeso y obesidad. 75% de la población tiene sobrepeso u obesidad. En México es uno de los pocos países en los que se ha reducido la esperanza de vida al nacer por la epidemia de diabetes”: Subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell

La salud es tarea de todos, es el momento para replantear la dieta nacional de los mexicanos. Este país es obeso, enfermo, diabético e hipertenso. Antes de la pandemia, ya la población enfrentaba un fuerte problema de salud.

¿Será el tiempo de pandemia lo que al fin detone un debate público y nacional sobre qué hacer con la invasión de comida chatarra y productos con alto contenido en sodio, grasas y azúcar? Se espera que sea así.

El tiempo corre y una vez que el coronavirus sea controlado, México deberá empezar a prepararse para atacar de lleno la otra pandemia, su problema grave de obesidad y diabetes que no sólo cuesta miles de millones de pesos a los contribuyentes, sino la vida a miles de adultos y niños cada año.

Conocidas compañías refresqueras tienen las manos manchadas, pero se niegan a aceptar su responsabilidad, siendo México su principal mercado, pues es donde más se consume refresco, no desea dejar ese lucrativo mercado.

Por ello, es sumamente importante que la sociedad mexicana se pronuncie y diga ya no más, que juntos hagan lo posible por mitigar los efectos de la “comida chatarra”, así como legisladores y funcionarios se pongan a trabajar fervientemente en la construcción de reformas que estén orientadas a controlar y mitigar el consumo descomunal de alimentos que provocan afecciones crónico-degenerativas en los mexicanos.

Tuvieron que pasar años y gobiernos para que el nuevo etiquetado fuera aprobado, pero es solo el comienzo, falta aún más. El siguiente paso debería ser realizar una reforma referente a las porciones de producto en que se ofertan alimentos chatarra con nulo valor nutrimental.

También deberá trabajarse en una estrategia nacional de reeducación nutricional, en la que se incluya a padres de familia, jóvenes, niños y escuela para cambiar el giro de lo que se ingiere en casas y planteles, pues es bien sabido que mucho del alimento que se vende en las tienditas escolares es “comida chatarra”.

El tiempo corre y otra oportunidad como la que se tiene de cambiar el futuro de la juventud mexicana y niñez se diluye. O se logra cambiarla o será condenada a una adultez temprana y vejez de sufrimiento, endeudamiento, agonía, desesperación y muerte.

Por un país de padres más responsables, que cuiden lo que comen sus hijos y de mexicanos más conscientes sobre lo que ingieren y una clase empresarial de alimento chatarra, mayormente vigilada, controlada e incluso castigada por la oferta de productos con tan dañinos ingredientes.