/ sábado 19 de septiembre de 2020

Artículo 19

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión… Declaración Universal de los Derechos Humanos.

México se encuentra en una disyuntiva, la prensa se siente atacada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, jura y perjura que la libre expresión se ha visto dañada fuertemente. Hace algunos días poco más de 600 intelectuales y periodistas solicitaron un alto a los ataques, periodismo que durante años pudiera ser de dudosa imparcialidad u objetividad.

Porque presuntamente pudiera funcionar así una parte del medio, me das dinero y te echo flores, me cierras la llave del recurso y alego censura. ¿Es en serio? ¿Censura? Un servidor recuerda el incidente que vivió Carmen Aristegui que culminó con su despido de MVS o qué tal Lidia Cacho y su exilio forzado del país por haber develado en su libro “Los demonios del Edén” una red de trata de personas, pederastia y pedofilia en la que se veían inmiscuidos personajes fuertes de la “polaca” como el reprobable priísta “gober” precioso y el exgobernador panista Yunez Linares, libro que de milagro no le costó la vida, pero sí la obligó a salir del país porque su vida corría gran riesgo.

Durante esos acontecimientos no se escuchó a 600 levantar la voz de que la libertad de expresión corría peligro o era perseguida. Y son claro ejemplos que sí lo fueron. México es un país de extremo peligro para ejercer el periodismo, para aquellos que en verdad sienten amor por la profesión y se arriesgan a darlo todo con el fin de cumplir su labor, mis respetos, pero para aquellos que se han convertido en mercenarios de la comunicación, que usan la pluma para viciar la realidad y corromper a las masas, dibujando una realidad acorde con los intereses de quienes les patrocinan.

La libertad de expresión siempre estará en riesgo, no es de ahorita, sino de toda la vida y en todo el mundo, al ser un derecho universal y relativo en algunos aspectos, siempre será controversial cualquier situación.

Curiosidades del gremio periodístico mexicano, cuando se enriquecían a costa del erario no decían nada, veían cómo a compañeros del gremio los desaparecían, amenazaban o amagaban y callaban, el “chayote” estaba muy bueno, pero ahora que está en peligro de extinción se sienten atacados y desprotegidos.

No es represión desnudar todo el dinero público que caía en sus manos para ayudar a perpetrar el saqueo del país y no es lacerar la libertad expresión exponer los montajes de conocidos periodistas que se dedicaron por décadas a vivir del erario.

En México los intelectuales, líderes de opinión, quienes debían desnudar la realidad que se veía en el país callaron por décadas, guardaron silencio y ahora lloran como niños pequeños, alegando censura en uno de los sexenios que ha permitido todo tipo de protesta o crítica, buena o mala.


Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión… Declaración Universal de los Derechos Humanos.

México se encuentra en una disyuntiva, la prensa se siente atacada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, jura y perjura que la libre expresión se ha visto dañada fuertemente. Hace algunos días poco más de 600 intelectuales y periodistas solicitaron un alto a los ataques, periodismo que durante años pudiera ser de dudosa imparcialidad u objetividad.

Porque presuntamente pudiera funcionar así una parte del medio, me das dinero y te echo flores, me cierras la llave del recurso y alego censura. ¿Es en serio? ¿Censura? Un servidor recuerda el incidente que vivió Carmen Aristegui que culminó con su despido de MVS o qué tal Lidia Cacho y su exilio forzado del país por haber develado en su libro “Los demonios del Edén” una red de trata de personas, pederastia y pedofilia en la que se veían inmiscuidos personajes fuertes de la “polaca” como el reprobable priísta “gober” precioso y el exgobernador panista Yunez Linares, libro que de milagro no le costó la vida, pero sí la obligó a salir del país porque su vida corría gran riesgo.

Durante esos acontecimientos no se escuchó a 600 levantar la voz de que la libertad de expresión corría peligro o era perseguida. Y son claro ejemplos que sí lo fueron. México es un país de extremo peligro para ejercer el periodismo, para aquellos que en verdad sienten amor por la profesión y se arriesgan a darlo todo con el fin de cumplir su labor, mis respetos, pero para aquellos que se han convertido en mercenarios de la comunicación, que usan la pluma para viciar la realidad y corromper a las masas, dibujando una realidad acorde con los intereses de quienes les patrocinan.

La libertad de expresión siempre estará en riesgo, no es de ahorita, sino de toda la vida y en todo el mundo, al ser un derecho universal y relativo en algunos aspectos, siempre será controversial cualquier situación.

Curiosidades del gremio periodístico mexicano, cuando se enriquecían a costa del erario no decían nada, veían cómo a compañeros del gremio los desaparecían, amenazaban o amagaban y callaban, el “chayote” estaba muy bueno, pero ahora que está en peligro de extinción se sienten atacados y desprotegidos.

No es represión desnudar todo el dinero público que caía en sus manos para ayudar a perpetrar el saqueo del país y no es lacerar la libertad expresión exponer los montajes de conocidos periodistas que se dedicaron por décadas a vivir del erario.

En México los intelectuales, líderes de opinión, quienes debían desnudar la realidad que se veía en el país callaron por décadas, guardaron silencio y ahora lloran como niños pequeños, alegando censura en uno de los sexenios que ha permitido todo tipo de protesta o crítica, buena o mala.