/ sábado 16 de octubre de 2021

Justicia

“En un pueblo de bombón, el sheriff de chocolate, cargaba su pistolón con balas de cacahuate. La cárcel donde encerraban a los dulces pandilleros era de ricas galletas con rajas de caramelo”. Fragmento de “El Sheriff de Chocolate”, interpretada por Bronco. Sin dudarlo, esta melodía representa la justicia mexicana en todo su esplendor.

Y es que al mero estilo del centenario, el sistema de justicia mexicano se resume en que si eres pobre te humilla la gente, pero si eres rico te tratan muy bien. Claro que no hay rico que se meta a la mafia o eso se pudiera pensar antes, pues en este país se espera de todo, somos ajonjolí de todos los moles diría Don Raúl Fuentes.

Volviendo al tema de la justicia, aquí en México presuntamente existen ciertas excepciones a la regla de aplicar lo justo. Basta con tener billete o mejor dicho poder para no pisar la cárcel y de hacerlo, solamente será por un período corto. Una sociedad mexicana inmersa en la corrupción, que hace del tráfico de influencias su taza de café por las mañanas no tiene salida, tampoco mejorará por la sencilla y única razón de que aparentemente la ley se aplica más en contra de los pobres que de los adinerados, pero la justicia no es clasista, porque, aunque dicen que frente a la ley todos son iguales, es la persona poderosa quien sale beneficiada, por encima incluso de alguien adinerado, porque ser poderoso no es sinónimo de ser adinerado, puedes ser adinerado pero no alguien poderoso.

El día que el pueblo de México, vea que, a los poderosos en vez de darles sanciones risibles, en verdad se les castiga, tal vez intente cambiar. Pero mientras personas con un turbio pasado están al frente de sus estados, dependencias, siendo candidatos para algún cargo público, regidores, diputados, alcaldes, senadores o incluso hasta presidentes, todo seguirá igual. ¿Te has preguntado por qué hay tanta injusticia en el mundo? ¿Por qué a los malos parece que nunca les llegará ese famoso Karma? La razón es que el mundo es dominado por los malos en su mayoría, por los gandallas, los largos, personas sin escrúpulos, sin ética que no sólo fomentan el estatus quo actual, sino que lo mantienen, por ello el recto y honesto es etiquetado de tonto, pen”#$ y demás etiquetas despectivas.

Fuera de los colores de cada partido, de si eres izquierda, centro o derecha. La maldad no distingue ideología política o color, así como decía Don Montana en el filme “Sangre por Sangre”, el dinero tampoco conoce de color, así como la corrupción, el ser gandalla, paría o un aprovechado. Pero más triste es la falta de memoria que existe en México, pasa un poco de tiempo y a presuntos delincuentes que fueron acusados de cometer algún ilícito terminan hasta en boleta electoral siendo elegidos por el pueblo. Hazme el ch#”#”! favor, pero mientras sigamos pensando como sociedad que el villano es el perrón de la historia, que el intentar ser recto es anticuado, seguirá sucediendo lo mismo. Re edúcate para educar a los demás.


“En un pueblo de bombón, el sheriff de chocolate, cargaba su pistolón con balas de cacahuate. La cárcel donde encerraban a los dulces pandilleros era de ricas galletas con rajas de caramelo”. Fragmento de “El Sheriff de Chocolate”, interpretada por Bronco. Sin dudarlo, esta melodía representa la justicia mexicana en todo su esplendor.

Y es que al mero estilo del centenario, el sistema de justicia mexicano se resume en que si eres pobre te humilla la gente, pero si eres rico te tratan muy bien. Claro que no hay rico que se meta a la mafia o eso se pudiera pensar antes, pues en este país se espera de todo, somos ajonjolí de todos los moles diría Don Raúl Fuentes.

Volviendo al tema de la justicia, aquí en México presuntamente existen ciertas excepciones a la regla de aplicar lo justo. Basta con tener billete o mejor dicho poder para no pisar la cárcel y de hacerlo, solamente será por un período corto. Una sociedad mexicana inmersa en la corrupción, que hace del tráfico de influencias su taza de café por las mañanas no tiene salida, tampoco mejorará por la sencilla y única razón de que aparentemente la ley se aplica más en contra de los pobres que de los adinerados, pero la justicia no es clasista, porque, aunque dicen que frente a la ley todos son iguales, es la persona poderosa quien sale beneficiada, por encima incluso de alguien adinerado, porque ser poderoso no es sinónimo de ser adinerado, puedes ser adinerado pero no alguien poderoso.

El día que el pueblo de México, vea que, a los poderosos en vez de darles sanciones risibles, en verdad se les castiga, tal vez intente cambiar. Pero mientras personas con un turbio pasado están al frente de sus estados, dependencias, siendo candidatos para algún cargo público, regidores, diputados, alcaldes, senadores o incluso hasta presidentes, todo seguirá igual. ¿Te has preguntado por qué hay tanta injusticia en el mundo? ¿Por qué a los malos parece que nunca les llegará ese famoso Karma? La razón es que el mundo es dominado por los malos en su mayoría, por los gandallas, los largos, personas sin escrúpulos, sin ética que no sólo fomentan el estatus quo actual, sino que lo mantienen, por ello el recto y honesto es etiquetado de tonto, pen”#$ y demás etiquetas despectivas.

Fuera de los colores de cada partido, de si eres izquierda, centro o derecha. La maldad no distingue ideología política o color, así como decía Don Montana en el filme “Sangre por Sangre”, el dinero tampoco conoce de color, así como la corrupción, el ser gandalla, paría o un aprovechado. Pero más triste es la falta de memoria que existe en México, pasa un poco de tiempo y a presuntos delincuentes que fueron acusados de cometer algún ilícito terminan hasta en boleta electoral siendo elegidos por el pueblo. Hazme el ch#”#”! favor, pero mientras sigamos pensando como sociedad que el villano es el perrón de la historia, que el intentar ser recto es anticuado, seguirá sucediendo lo mismo. Re edúcate para educar a los demás.