/ lunes 1 de agosto de 2022

Lecciones de una elección

En días pasados se celebraron las elecciones internas del partido en poder. Lo anterior nos obliga a reflexionar que para que el partido del presidente llegara al poder se tuvo que luchar contra la maquinaria antidemocrática del corporativismo, compra de votos, fraudes y demás marrullerías que detenían el surgimiento, hasta entonces, de la inexistente democracia. Por ello, para poder vencer contra una elección de Estado se tuvo que convocar a los militantes de todos los partidos a unirse a un proyecto de nación, abriéndose las puertas de par en par.

Una vez en poder, Morena se pone en ojo del huracán por el morbo que genera un proceso interno que tiene como antecedente el amalgama de opositores y simpatizantes que se van sumando al proyecto, haciendo un intento de celebrar un proceso interno como una fiesta democrática. Incluso el presidente Andrés Manuel, aun cuando había dicho que no se metería en procesos del partido, por su calidad moral tuvo que solicitar dejar atrás prácticas antidemocráticas.

Hacer una análisis de una jornada nacional interna de un partido en el poder implica despojarse de prejuicios, porque a final de cuentas una elección nacional es un mosaico y cada uno se centrará en su parte favorita. Es evidente que sí hubo acarreo, compra de votos y diversas anomalías. Pero la grandes interrogantes son: ¿En qué porcentaje? ¿Fueron mayores los votos de corazón? ¿Las anomalías son suficientes para anular la elección? ¿Se pone en riesgo que los candidatos no sean los idóneos para el 2024?

Otra lección que nos deja la elección de Morena es el gran poder de convocatoria o de movilización que tiene en tan corto tiempo. La votación fue copiosa, en todos los rincones de nuestro México hubo casillas, quedando lejos aquel mito de que la izquierda solo tenía presencia en ciertas regiones. Lo cual debe de encender los focos rojos en los partidos opositores, porque “haya sido como haya sido” se ve difícil que en el 2024 se le arrebate al poder Morena.

Para Morena la elección interna le debe de dejar la gran lección que deben de reformarse sus estatutos para que su ideología prevalezca sobre la simpleza de quienes buscan beneficios personales. A final de cuentas y como dice el refrán popular: “La ropa sucia se lava en casa”; sin embargo, si no se pone atención y se buscan eliminar esas prácticas, en un futuro pudieran ser una lápida a su intento de transformar el país, como ya le pasó a la oposición.

En días pasados se celebraron las elecciones internas del partido en poder. Lo anterior nos obliga a reflexionar que para que el partido del presidente llegara al poder se tuvo que luchar contra la maquinaria antidemocrática del corporativismo, compra de votos, fraudes y demás marrullerías que detenían el surgimiento, hasta entonces, de la inexistente democracia. Por ello, para poder vencer contra una elección de Estado se tuvo que convocar a los militantes de todos los partidos a unirse a un proyecto de nación, abriéndose las puertas de par en par.

Una vez en poder, Morena se pone en ojo del huracán por el morbo que genera un proceso interno que tiene como antecedente el amalgama de opositores y simpatizantes que se van sumando al proyecto, haciendo un intento de celebrar un proceso interno como una fiesta democrática. Incluso el presidente Andrés Manuel, aun cuando había dicho que no se metería en procesos del partido, por su calidad moral tuvo que solicitar dejar atrás prácticas antidemocráticas.

Hacer una análisis de una jornada nacional interna de un partido en el poder implica despojarse de prejuicios, porque a final de cuentas una elección nacional es un mosaico y cada uno se centrará en su parte favorita. Es evidente que sí hubo acarreo, compra de votos y diversas anomalías. Pero la grandes interrogantes son: ¿En qué porcentaje? ¿Fueron mayores los votos de corazón? ¿Las anomalías son suficientes para anular la elección? ¿Se pone en riesgo que los candidatos no sean los idóneos para el 2024?

Otra lección que nos deja la elección de Morena es el gran poder de convocatoria o de movilización que tiene en tan corto tiempo. La votación fue copiosa, en todos los rincones de nuestro México hubo casillas, quedando lejos aquel mito de que la izquierda solo tenía presencia en ciertas regiones. Lo cual debe de encender los focos rojos en los partidos opositores, porque “haya sido como haya sido” se ve difícil que en el 2024 se le arrebate al poder Morena.

Para Morena la elección interna le debe de dejar la gran lección que deben de reformarse sus estatutos para que su ideología prevalezca sobre la simpleza de quienes buscan beneficios personales. A final de cuentas y como dice el refrán popular: “La ropa sucia se lava en casa”; sin embargo, si no se pone atención y se buscan eliminar esas prácticas, en un futuro pudieran ser una lápida a su intento de transformar el país, como ya le pasó a la oposición.