/ sábado 22 de agosto de 2020

LIBRE PENSAMIENTO

Patadas de ahogado



Si algo no queda duda es que Emilio “N” está como aspersor, esparciendo el agua para todas las direcciones y ya hay bastantes nombres famosos del orbe político inmiscuido en sus acusaciones. Salinas, Peña Nieto, Felipe “El Cubas” Calderón, Videgaray, Anaya “Pantalla”, el actual gobernador de Puebla, el “Jaba de Hutt” de Morena, Miguel Barbosa. El único que no ha sido salpicado es “Don Ocurrencias” Vicente Fox.

Cada día salen más acusaciones contra las flamantes figuras políticas mexicanas, figuras que con el paso del tiempo se han ganado una infamia de la que poco se pueden defender, pues aunque existan infinidad de personas que defiendan lo indefendible de esos pintorescos y polémicos personajes, un sector de la población empieza cada vez más a dejar de creer ciegamente todo lo que proviene de comunicadores de dudosa reputación, algunos incluso mercenarios de los regímenes anteriores, quienes al ver dañado sus intereses económico, no hay día en que no intenten convencer o desviar los ojos de la cloaca que Emilio “N” está develando cada día.

Sigue sin comprenderse por qué las declaraciones y denuncias de “N” no han logrado cimbrar al país. Por primera vez se habla de una situación comprobable de moches en una de las reformas más controversiales en la historia del país, una reforma que encareció todos los combustibles y derivados de petróleo, una reforma que golpeó duramente las finanzas de la población mexicana.

El costo de la electricidad no bajó, menos el precio del combustible, aquella promesa que pondría a México a la vanguardia nunca se cumplió. Los expertos que siguen defendiendo lo indefendible deberían ser llamados traidores, pues prefieren seguir engañando a la población a pesar que la reforma energética fue un rotundo fracaso para todos, excepto para quienes se enriquecieron y viven de ella.

Medios de comunicación que hicieron lo posible porque los mexicanos aceptaran la desastrosa, traicionera e incluso antipatriótica reforma energética también son responsables, pues bajo los efectos del “chayote” contribuyeron y promovieron las bondades de lo que hasta hoy podría catalogarse la mayor traición en la historia de la era postrevolucionaria de México.

Ahora, líderes nacionales de los diferentes partidos de la “polaca” mexicana hacen lo que mejor saben hacer, lavarse las manos, victimizarse, alegar una “persecución política” inexistente, piensan y creen que los mexicanos son unos pensativos a los que se les puede seguir viendo la cara.

Lectores, no decaigan, no dejen engañarse, intentarán persuadirlos de mil maneras los partidos afectados por las declaraciones de “N”. Se victimizarán para que olviden en las siguientes elecciones que quienes fueron elegidos para proteger y defender los intereses de los mexicanos, al parecer se vendieron al mejor postor, traicionaron la poca confianza y credibilidad que les quedaba.

No les crean, se debe acabar con el problema de tajo, ya que será el pueblo y nadie más quien pueda darles la estocada final en las elecciones que están por venir, ello serviría de ejemplo para los demás partidos, que a pesar de su poderío económico e histórico son simples entes políticos que si el ciudadano lo desea, puede desaparecerlos, pues se deben, dependen y existen gracias a él.

Patadas de ahogado



Si algo no queda duda es que Emilio “N” está como aspersor, esparciendo el agua para todas las direcciones y ya hay bastantes nombres famosos del orbe político inmiscuido en sus acusaciones. Salinas, Peña Nieto, Felipe “El Cubas” Calderón, Videgaray, Anaya “Pantalla”, el actual gobernador de Puebla, el “Jaba de Hutt” de Morena, Miguel Barbosa. El único que no ha sido salpicado es “Don Ocurrencias” Vicente Fox.

Cada día salen más acusaciones contra las flamantes figuras políticas mexicanas, figuras que con el paso del tiempo se han ganado una infamia de la que poco se pueden defender, pues aunque existan infinidad de personas que defiendan lo indefendible de esos pintorescos y polémicos personajes, un sector de la población empieza cada vez más a dejar de creer ciegamente todo lo que proviene de comunicadores de dudosa reputación, algunos incluso mercenarios de los regímenes anteriores, quienes al ver dañado sus intereses económico, no hay día en que no intenten convencer o desviar los ojos de la cloaca que Emilio “N” está develando cada día.

Sigue sin comprenderse por qué las declaraciones y denuncias de “N” no han logrado cimbrar al país. Por primera vez se habla de una situación comprobable de moches en una de las reformas más controversiales en la historia del país, una reforma que encareció todos los combustibles y derivados de petróleo, una reforma que golpeó duramente las finanzas de la población mexicana.

El costo de la electricidad no bajó, menos el precio del combustible, aquella promesa que pondría a México a la vanguardia nunca se cumplió. Los expertos que siguen defendiendo lo indefendible deberían ser llamados traidores, pues prefieren seguir engañando a la población a pesar que la reforma energética fue un rotundo fracaso para todos, excepto para quienes se enriquecieron y viven de ella.

Medios de comunicación que hicieron lo posible porque los mexicanos aceptaran la desastrosa, traicionera e incluso antipatriótica reforma energética también son responsables, pues bajo los efectos del “chayote” contribuyeron y promovieron las bondades de lo que hasta hoy podría catalogarse la mayor traición en la historia de la era postrevolucionaria de México.

Ahora, líderes nacionales de los diferentes partidos de la “polaca” mexicana hacen lo que mejor saben hacer, lavarse las manos, victimizarse, alegar una “persecución política” inexistente, piensan y creen que los mexicanos son unos pensativos a los que se les puede seguir viendo la cara.

Lectores, no decaigan, no dejen engañarse, intentarán persuadirlos de mil maneras los partidos afectados por las declaraciones de “N”. Se victimizarán para que olviden en las siguientes elecciones que quienes fueron elegidos para proteger y defender los intereses de los mexicanos, al parecer se vendieron al mejor postor, traicionaron la poca confianza y credibilidad que les quedaba.

No les crean, se debe acabar con el problema de tajo, ya que será el pueblo y nadie más quien pueda darles la estocada final en las elecciones que están por venir, ello serviría de ejemplo para los demás partidos, que a pesar de su poderío económico e histórico son simples entes políticos que si el ciudadano lo desea, puede desaparecerlos, pues se deben, dependen y existen gracias a él.