/ sábado 16 de mayo de 2020

¿Militarización del país?

“Aunque me critiquen de que quiero militarizar al país, voy a insistir en que nos deben ayudar las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, estoy convencido de que es necesario y como no tengo problemas de conciencia, puedo plantearlo”: Andrés Manuel López Obrador.

Aún no es tiempo de elecciones y quienes han perdido el poder no escatiman en alarmar e incendiar redes sociales, medios de comunicación, enfilan a su brazo armado de columnistas y reporteros en nómina para desdibujar una realidad que ha sido desde que el “Cubas” Calderón tomó el poder.

¿Recuerdan la fallida Ley de Seguridad Interior que hace algunos años el tricolor y sus aliados veían como la salvación en materia de seguridad? ¿Recuerdan cómo el actual presidente repudiaba y se oponía a la estrategia de seguridad con militares?

Tal vez se dio cuenta que los abrazos no servirían si quienes deben darlos (las corporaciones policíacas y ciudadanos coludidos con la maña) prefieren seguir a bala y puñetazo.

En el 2007 se abrió la caja de pandora con la guerra frontal del “Borolas” y su compinche ahora examigo, preso e investigado en Estados Unidos por presuntos nexos con peces gordos del narcotráfico, el súper policía García Luna, en contubernio con Estados Unidos y su iniciativa Mérida.

México ponía el capital humano y las muertes, Estados Unidos proporcionaba equipo táctico, armas y entrenamiento. La iniciativa Mérida entraba en vigor y poco a poco la maña se codeaba con los altos bandos de seguridad mexicana; García Luna y “Borolas” capitaneaban una lucha frontal contra el narco, militarizando a México con el apoyo de la derecha, los mismos que antes aplaudían esa estrategia de seguridad ahora repudian una estrategia similar, en pocas palabras, la militarización de México solo está bien si la derecha lo hace.

¿Fracasó la Guardia Nacional? Parece que quienes hoy se infartan por la estrategia de seguridad con tintes militares olvidan que todo el aparato de justicia e institución policíaca está plagado de corrupción.

Las corporaciones policíacas municipales, estatales y la extinta Policía Federal contaban y cuentan con el repudio de la mayoría de la población, pues la desconfianza que generan en los ciudadanos es impresionante. Su mala imagen no ha podido ser lavada de ninguna forma frente a la población, por los malos elementos, terminan llevándola elementos ejemplares, de los cuales parecen estar en peligro de extinción.

¿Peligroso militarizar la nación? Sí. Darle tanto poder a una figura deja a México a expensas de un buen corazón y buenas intenciones, una navaja de dos filos.

¿En serio piensan que el tricolor, albiazul o amarillo, que hace unos años hicieron el famoso “Pacto por México” en el que consolidaron la privatización de Petróleos Mexicanos, aumento del IVA en frontera, entre otras cosas, ahora sí se preocupan por la seguridad de los mexicanos?

En 2021 votará de nuevo una población que idolatra al narcotráfico, pero a la vez quiere que no exista, repudia a la Policía, pero tampoco quiere a los militares al frente, prácticamente no quiere nada y a la vez todo.

El cambio debe ser de abajo hacia arriba, mientras no suceda se está perdido.


“Aunque me critiquen de que quiero militarizar al país, voy a insistir en que nos deben ayudar las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, estoy convencido de que es necesario y como no tengo problemas de conciencia, puedo plantearlo”: Andrés Manuel López Obrador.

Aún no es tiempo de elecciones y quienes han perdido el poder no escatiman en alarmar e incendiar redes sociales, medios de comunicación, enfilan a su brazo armado de columnistas y reporteros en nómina para desdibujar una realidad que ha sido desde que el “Cubas” Calderón tomó el poder.

¿Recuerdan la fallida Ley de Seguridad Interior que hace algunos años el tricolor y sus aliados veían como la salvación en materia de seguridad? ¿Recuerdan cómo el actual presidente repudiaba y se oponía a la estrategia de seguridad con militares?

Tal vez se dio cuenta que los abrazos no servirían si quienes deben darlos (las corporaciones policíacas y ciudadanos coludidos con la maña) prefieren seguir a bala y puñetazo.

En el 2007 se abrió la caja de pandora con la guerra frontal del “Borolas” y su compinche ahora examigo, preso e investigado en Estados Unidos por presuntos nexos con peces gordos del narcotráfico, el súper policía García Luna, en contubernio con Estados Unidos y su iniciativa Mérida.

México ponía el capital humano y las muertes, Estados Unidos proporcionaba equipo táctico, armas y entrenamiento. La iniciativa Mérida entraba en vigor y poco a poco la maña se codeaba con los altos bandos de seguridad mexicana; García Luna y “Borolas” capitaneaban una lucha frontal contra el narco, militarizando a México con el apoyo de la derecha, los mismos que antes aplaudían esa estrategia de seguridad ahora repudian una estrategia similar, en pocas palabras, la militarización de México solo está bien si la derecha lo hace.

¿Fracasó la Guardia Nacional? Parece que quienes hoy se infartan por la estrategia de seguridad con tintes militares olvidan que todo el aparato de justicia e institución policíaca está plagado de corrupción.

Las corporaciones policíacas municipales, estatales y la extinta Policía Federal contaban y cuentan con el repudio de la mayoría de la población, pues la desconfianza que generan en los ciudadanos es impresionante. Su mala imagen no ha podido ser lavada de ninguna forma frente a la población, por los malos elementos, terminan llevándola elementos ejemplares, de los cuales parecen estar en peligro de extinción.

¿Peligroso militarizar la nación? Sí. Darle tanto poder a una figura deja a México a expensas de un buen corazón y buenas intenciones, una navaja de dos filos.

¿En serio piensan que el tricolor, albiazul o amarillo, que hace unos años hicieron el famoso “Pacto por México” en el que consolidaron la privatización de Petróleos Mexicanos, aumento del IVA en frontera, entre otras cosas, ahora sí se preocupan por la seguridad de los mexicanos?

En 2021 votará de nuevo una población que idolatra al narcotráfico, pero a la vez quiere que no exista, repudia a la Policía, pero tampoco quiere a los militares al frente, prácticamente no quiere nada y a la vez todo.

El cambio debe ser de abajo hacia arriba, mientras no suceda se está perdido.