/ viernes 14 de enero de 2022

SLRC: Atentan contra L. Cárdenas

¡Aquí, cenó y durmió aquella zozobrante noche un presidente revolucionario mexicano! Lejos, desconoció la amenaza. Madruga, desayuna, cruza el río Colorado hacia Mexicali, continuando reparto agrario. Así presumen los Sanguinetti en su casa, hoy museo Yuma Historical Society.

Don Lázaro Cárdenas entró al hocico rugiente de león en Baja California, ardiendo dos conflictos: “Expropiando tierras a Colorado River Land Company en marzo 14, 1937 y “Expropiación Petrolera”: Marzo 18, 1938; aun sabiendo hostilidades extranjeras visitó el Noroeste mexicano en tres ocasiones: 1ª. Después a trágica muerte de Jorge López Collada y sus cadeneros en 1937, cuando trazaban línea ferroviaria entre “Médanos” y Puerto Peñasco. Cruzó el desierto sobre “Diligencia”, manejando Eugenio Molina Clark (El Queno). Salieron amaneciendo de Sonoyta, después de exasperantes “atascadas”, aniquilante fue en arroyo del Zumbador, llegan a San Luis agotados trasladándose de madrugada a Mexicali. 2ª Vez Cárdenas cruza el desierto de Altar, supervisando avance ferroviario desde Puerto Peñasco a estación Doctor: 2 de julio, 1939 y 3ª Vez durante la Segunda Guerra Mundial, como secretario de Defensa embarcándose en Peñasco hacia San Felipe.

Cuando la segunda ocasión salieron desde Peñasco, cabalgaron hasta topar vía: Km 175, continuando sobre “armón” a estación “Doctor”, desde ahí en automóviles a San Luis, siendo tres de la tarde llegan hambrientos a comer. Atiende en poblado “Campamento” grupos solicitantes ejidales, quienes regresan inmediatamente a sus comunidades; es cuando en exagerado clamor oyeron los presentes…

-¡Ahí vienen apaches!-, aproximándose media docena de indígenas Cucapah, llegaron entrevistando al Presidente. Manifestaron ser aborígenes, eran: Altos, fornidos, pómulos salientes, casi desnudos, paliacate sobre la cabeza amarrado como turbante, entre ellos venían unos hombres güeros y rubios. Exigían dejar libres sus tierras, ambas bandas del Colorado. Cárdenas dialogó, indicándoles nombraría comisión para tal asunto, inmediatamente retornaron a su ranchería.

Mientras el presidente visitaba oficina de Comisaría en calle Cuauhtémoc, la comitiva de funcionarios acudió para hospedarse -a unos pasos- al rancho “El Cuervo”, orillas del riíto deltaico; fue cuando agitado campesino llegó informando que un grupo armado entre cucapahs venía hacia acá. Enviaron “expedita” notificación al Presidente, quien ante insistente invitación familiar pernoctaría en casa de los Sanguinetti, desplazándose en automóvil a cena y descanso al domicilio en Yuma, Arizona. Esto siempre ha sido orgullo haber hospedado al insigne Lázaro Cárdenas; pero documentos desclasificados por FBI entregados al periódico “La Opinión” de LA revelaron en Radar BC que el plan -en 1939- era asesinar a Cárdenas.

Ref. V.B.Matrecito. L.Opinión1/2/2016.P.Isabel


¡Aquí, cenó y durmió aquella zozobrante noche un presidente revolucionario mexicano! Lejos, desconoció la amenaza. Madruga, desayuna, cruza el río Colorado hacia Mexicali, continuando reparto agrario. Así presumen los Sanguinetti en su casa, hoy museo Yuma Historical Society.

Don Lázaro Cárdenas entró al hocico rugiente de león en Baja California, ardiendo dos conflictos: “Expropiando tierras a Colorado River Land Company en marzo 14, 1937 y “Expropiación Petrolera”: Marzo 18, 1938; aun sabiendo hostilidades extranjeras visitó el Noroeste mexicano en tres ocasiones: 1ª. Después a trágica muerte de Jorge López Collada y sus cadeneros en 1937, cuando trazaban línea ferroviaria entre “Médanos” y Puerto Peñasco. Cruzó el desierto sobre “Diligencia”, manejando Eugenio Molina Clark (El Queno). Salieron amaneciendo de Sonoyta, después de exasperantes “atascadas”, aniquilante fue en arroyo del Zumbador, llegan a San Luis agotados trasladándose de madrugada a Mexicali. 2ª Vez Cárdenas cruza el desierto de Altar, supervisando avance ferroviario desde Puerto Peñasco a estación Doctor: 2 de julio, 1939 y 3ª Vez durante la Segunda Guerra Mundial, como secretario de Defensa embarcándose en Peñasco hacia San Felipe.

Cuando la segunda ocasión salieron desde Peñasco, cabalgaron hasta topar vía: Km 175, continuando sobre “armón” a estación “Doctor”, desde ahí en automóviles a San Luis, siendo tres de la tarde llegan hambrientos a comer. Atiende en poblado “Campamento” grupos solicitantes ejidales, quienes regresan inmediatamente a sus comunidades; es cuando en exagerado clamor oyeron los presentes…

-¡Ahí vienen apaches!-, aproximándose media docena de indígenas Cucapah, llegaron entrevistando al Presidente. Manifestaron ser aborígenes, eran: Altos, fornidos, pómulos salientes, casi desnudos, paliacate sobre la cabeza amarrado como turbante, entre ellos venían unos hombres güeros y rubios. Exigían dejar libres sus tierras, ambas bandas del Colorado. Cárdenas dialogó, indicándoles nombraría comisión para tal asunto, inmediatamente retornaron a su ranchería.

Mientras el presidente visitaba oficina de Comisaría en calle Cuauhtémoc, la comitiva de funcionarios acudió para hospedarse -a unos pasos- al rancho “El Cuervo”, orillas del riíto deltaico; fue cuando agitado campesino llegó informando que un grupo armado entre cucapahs venía hacia acá. Enviaron “expedita” notificación al Presidente, quien ante insistente invitación familiar pernoctaría en casa de los Sanguinetti, desplazándose en automóvil a cena y descanso al domicilio en Yuma, Arizona. Esto siempre ha sido orgullo haber hospedado al insigne Lázaro Cárdenas; pero documentos desclasificados por FBI entregados al periódico “La Opinión” de LA revelaron en Radar BC que el plan -en 1939- era asesinar a Cárdenas.

Ref. V.B.Matrecito. L.Opinión1/2/2016.P.Isabel