/ martes 22 de octubre de 2019

Una perspectiva salubrista

De los impuestos y etiquetado a alimentos


Dos temas sin duda polémicos. El primero de ellos, en el nombre lleva la penitencia, el impuesto a la “comida chatarra”.

De sobra es sabido que nadie gusta pagar impuestos, mucho menos cuando se ignora el destino que se le da a esos dineros salidos de nuestros bolsillos o terminan siendo utilizados para cosas muy diferentes de las que originaron su recaudación. Además, en el caso del impuesto a la “comida chatarra” no ha funcionado, terminando por afectar más a la parte de la sociedad vulnerable, los más pobres, cuyo gasto se incrementa de manera importante sin tener resultados en hábitos de alimentación, enfermedades o causas de fallecimiento.

Por el otro lado y en la misma área de alimentos, está el discutido tema del etiquetado frontal de los productos que en los últimos días ha tenido una muy amplia difusión y por su naturaleza, causas y efectos bien se pudieran considerar en conjunto para esta corta reflexión.

En el caso del etiquetado, a mi parecer es el más importante de ambos temas porque es el que podría definir la adquisición de un producto, es necesario hacer campañas educativas en el núcleo familiar, en escuelas, oficinas y espacios públicos o sitios donde se reúnen las personas, con el objetivo de estar constantemente transmitiendo información nutrimental de productos alimenticios, enseñar los grupos de alimentos y su correlación con las comidas y el papel que desempeñan en el cuerpo humano. Si no se entiende la función específica que realiza el alimento en el cuerpo, difícilmente se podrá crear conciencia de por qué es necesario incluirlo en la comida del día.

De la misma manera se deben promover platillos con ingredientes locales, enseñar la dieta mexicana basada en alimentos de origen natural, no procesados y alertar sobre los productos industriales aptos para el consumo humano que no son comida, no nutren y no son necesarios, sino más dañinos para nuestros cuerpos.

Por supuesto que para que esto funcione debe llegar al núcleo de la sociedad, la familia para que con conocimientos bien fundamentados y valores sólidos sea capaz de razonar la publicidad a la que se ve sometido las 24 horas del día por la industria “alimenticia” que busca vender sus productos utilizando diferentes técnicas de la Mercadotecnia.

Si se logra imbuir de conocimientos para que se puedan analizar los productos, se promueve la dieta saludable y la comida en familia, seguramente la decisión en cuanto al consumo deberá cambiar, entonces el impuesto a la “comida chatarra” no tendría mucho sentido ni tampoco afectaría a los más necesitados, la educación y valores siguen siendo la base para lograr estas metas. Siempre debemos recordar que si una persona no es capaz de entender el significado de una etiqueta, no debería de comprar el producto y si la entiende, tendrá todos los elementos para tomar la mejor decisión.

La prevención de enfermedades y problemas de conducta no son cosas aisladas ni se deben manejar por separados como cáncer, diabetes, obesidad, adicciones, etcétera, el ser humano es único e indivisible, por lo que el manejo integral es fundamental.

La solución de problemas no se da por decreto, se requiere trabajar con el pueblo y ser ejemplo de lo que se predica, se requiere congruencia. ¿Cuántas veces vemos funcionarios que dirigen deportes, salud, presidentes, etcétera, con sobrepeso, que no participan en sus propias campañas? Por cierto, que éstas no deben ser complicadas, basta con simples caminatas, paseos ciclistas, zumba, etc. Todo esto no requiere grandes cantidades de dinero sino más bien voluntad y compromiso. Quienes dirigen, legislan o regulan se deben preparar y practicar lo que se dice, millones de vidas están en sus manos.

drabelsanchezc@gmail.com

De los impuestos y etiquetado a alimentos


Dos temas sin duda polémicos. El primero de ellos, en el nombre lleva la penitencia, el impuesto a la “comida chatarra”.

De sobra es sabido que nadie gusta pagar impuestos, mucho menos cuando se ignora el destino que se le da a esos dineros salidos de nuestros bolsillos o terminan siendo utilizados para cosas muy diferentes de las que originaron su recaudación. Además, en el caso del impuesto a la “comida chatarra” no ha funcionado, terminando por afectar más a la parte de la sociedad vulnerable, los más pobres, cuyo gasto se incrementa de manera importante sin tener resultados en hábitos de alimentación, enfermedades o causas de fallecimiento.

Por el otro lado y en la misma área de alimentos, está el discutido tema del etiquetado frontal de los productos que en los últimos días ha tenido una muy amplia difusión y por su naturaleza, causas y efectos bien se pudieran considerar en conjunto para esta corta reflexión.

En el caso del etiquetado, a mi parecer es el más importante de ambos temas porque es el que podría definir la adquisición de un producto, es necesario hacer campañas educativas en el núcleo familiar, en escuelas, oficinas y espacios públicos o sitios donde se reúnen las personas, con el objetivo de estar constantemente transmitiendo información nutrimental de productos alimenticios, enseñar los grupos de alimentos y su correlación con las comidas y el papel que desempeñan en el cuerpo humano. Si no se entiende la función específica que realiza el alimento en el cuerpo, difícilmente se podrá crear conciencia de por qué es necesario incluirlo en la comida del día.

De la misma manera se deben promover platillos con ingredientes locales, enseñar la dieta mexicana basada en alimentos de origen natural, no procesados y alertar sobre los productos industriales aptos para el consumo humano que no son comida, no nutren y no son necesarios, sino más dañinos para nuestros cuerpos.

Por supuesto que para que esto funcione debe llegar al núcleo de la sociedad, la familia para que con conocimientos bien fundamentados y valores sólidos sea capaz de razonar la publicidad a la que se ve sometido las 24 horas del día por la industria “alimenticia” que busca vender sus productos utilizando diferentes técnicas de la Mercadotecnia.

Si se logra imbuir de conocimientos para que se puedan analizar los productos, se promueve la dieta saludable y la comida en familia, seguramente la decisión en cuanto al consumo deberá cambiar, entonces el impuesto a la “comida chatarra” no tendría mucho sentido ni tampoco afectaría a los más necesitados, la educación y valores siguen siendo la base para lograr estas metas. Siempre debemos recordar que si una persona no es capaz de entender el significado de una etiqueta, no debería de comprar el producto y si la entiende, tendrá todos los elementos para tomar la mejor decisión.

La prevención de enfermedades y problemas de conducta no son cosas aisladas ni se deben manejar por separados como cáncer, diabetes, obesidad, adicciones, etcétera, el ser humano es único e indivisible, por lo que el manejo integral es fundamental.

La solución de problemas no se da por decreto, se requiere trabajar con el pueblo y ser ejemplo de lo que se predica, se requiere congruencia. ¿Cuántas veces vemos funcionarios que dirigen deportes, salud, presidentes, etcétera, con sobrepeso, que no participan en sus propias campañas? Por cierto, que éstas no deben ser complicadas, basta con simples caminatas, paseos ciclistas, zumba, etc. Todo esto no requiere grandes cantidades de dinero sino más bien voluntad y compromiso. Quienes dirigen, legislan o regulan se deben preparar y practicar lo que se dice, millones de vidas están en sus manos.

drabelsanchezc@gmail.com