/ martes 17 de diciembre de 2019

UNA VISIÓN SALUBRISTA

Comer vs. Tragar


Aunque de entrada parecieran algo fuerte los términos del título, la intención es referirse al acto de alimentarse, como se define el comer, masticar y tomar un alimento por la boca y compararlo con el tragar, definido como pasar algo de la boca al estómago, es decir el acto puro de deglutir, en lo que de entrada se nota una gran diferencia. De igual manera, para la población en general comer significa algo formal, proceso hecho con cierta educación mientras, por lo contrario, tragar se define como cosa salvaje carente de buenas costumbres, incluso se dice: “No comes, ¡tragas!

Una vez más a la sabiduría popular le asiste la razón, pues cuando se habla de comer la relación es con los alimentos, que son sustancias nutritivas que sirven al cuerpo para realizar funciones vitales y el tragar se puede relacionar con cualquier producto, que no necesariamente cumple la función de aportar elementos nutricionales.

Mucho se ha hablado de los productos “chatarra”, nótese que evito el término comida para referirme a ellos, que no aportan nada nutritivo y por lo contrario la relación con múltiples enfermedades ha sido más que bien establecida y documentada. Sin embargo, ha sido una lucha muy difícil y hasta el momento con poco éxito, para que gran parte dela población modifique hábitos y los elimine de la dieta diaria.

Lo que un principio se ofertó como un avance en la sociedad, que además se vendió como símbolo de estatus social, resultó en enorme daño para la salud. Víctimas de la sociedad consumista, las personas pronto empezaron a consumir sodas en cantidades industriales, dulces, sopas preparadas, etcétera, que por sus componentes, además de no aportar nutrientes ha resultado en varias enfermedades como la obesidad, diabetes, hipertensión arterial que contribuyen al envejecimiento y cáncer. Con todo esto las campañas para disminuir su consumo han resultado con muy bajo éxito.

Los procesos industriales a los que son sometidos estos productos, que no pueden ser llamados alimentos porque de nutritivos no tienen nada y por lo contrario contienen sustancias tóxicas, no pueden ser replicados en nuestras cocinas. Estos productos puestos a la venta ya lista para consumir o semipreparados deben ser revisados a detalles antes de decidirse a adquirirlos, pues la salud depende de estas decisiones. En este punto debemos recordar que si no se sabe leer la etiqueta, al no entenderse, no debería comprarse el producto y si se puede interpretar el contenido, es muy probable que decida no adquirirlo al tomar conciencia del riesgo que significa para la salud.

De manera continua estamos citando el refrán que dice: “Somos lo que comemos”, pero pareciera ser una frase hueca cuando no se está aplicando con plena conciencia, de otra manera no se puede explicar que se continúen consumiendo, por ejemplo edulcorantes, las sustancias que sirven para endulzar los productos y de muchas maneras se ha demostrado su relación con enfermedades y adicciones.

Por otro lado, si bien es cierto que las políticas públicas deben considerar estos aspectos, también lo es que corresponde a la población tomar conciencia. Tener en consideración que es la salud de la propia persona, la de sus seres queridos, especialmente la de sus hijos, la que están poniendo en riesgo; hay que recordar además los altos costos y el dolor que conllevan.

Es aquí donde la labor en el sector educativo es fundamental y por supuesto la participación del sector salud que en conjunto con las autoridades debe orientar y predicar con el ejemplo y recordar que las palabras convencen pero los hechos arrastran, mucho de las pérdidas de valores o malas prácticas resulta de la imitación.

La decisión pues está en manos de cada uno, pero corresponde a todos ayudar para que las bases sean más sólidas y al momento de elegir se haga de la mejor manera. Cada quien decide, tragar, literalmente, productos industriales aptos para el consumo humano que de alimentos no tienen nada y de los cuales estamos inundados o por lo contrario comer los alimentos que contienen los nutrientes básicos para el cuerpo, nuestro cuerpo.

Comer vs. Tragar


Aunque de entrada parecieran algo fuerte los términos del título, la intención es referirse al acto de alimentarse, como se define el comer, masticar y tomar un alimento por la boca y compararlo con el tragar, definido como pasar algo de la boca al estómago, es decir el acto puro de deglutir, en lo que de entrada se nota una gran diferencia. De igual manera, para la población en general comer significa algo formal, proceso hecho con cierta educación mientras, por lo contrario, tragar se define como cosa salvaje carente de buenas costumbres, incluso se dice: “No comes, ¡tragas!

Una vez más a la sabiduría popular le asiste la razón, pues cuando se habla de comer la relación es con los alimentos, que son sustancias nutritivas que sirven al cuerpo para realizar funciones vitales y el tragar se puede relacionar con cualquier producto, que no necesariamente cumple la función de aportar elementos nutricionales.

Mucho se ha hablado de los productos “chatarra”, nótese que evito el término comida para referirme a ellos, que no aportan nada nutritivo y por lo contrario la relación con múltiples enfermedades ha sido más que bien establecida y documentada. Sin embargo, ha sido una lucha muy difícil y hasta el momento con poco éxito, para que gran parte dela población modifique hábitos y los elimine de la dieta diaria.

Lo que un principio se ofertó como un avance en la sociedad, que además se vendió como símbolo de estatus social, resultó en enorme daño para la salud. Víctimas de la sociedad consumista, las personas pronto empezaron a consumir sodas en cantidades industriales, dulces, sopas preparadas, etcétera, que por sus componentes, además de no aportar nutrientes ha resultado en varias enfermedades como la obesidad, diabetes, hipertensión arterial que contribuyen al envejecimiento y cáncer. Con todo esto las campañas para disminuir su consumo han resultado con muy bajo éxito.

Los procesos industriales a los que son sometidos estos productos, que no pueden ser llamados alimentos porque de nutritivos no tienen nada y por lo contrario contienen sustancias tóxicas, no pueden ser replicados en nuestras cocinas. Estos productos puestos a la venta ya lista para consumir o semipreparados deben ser revisados a detalles antes de decidirse a adquirirlos, pues la salud depende de estas decisiones. En este punto debemos recordar que si no se sabe leer la etiqueta, al no entenderse, no debería comprarse el producto y si se puede interpretar el contenido, es muy probable que decida no adquirirlo al tomar conciencia del riesgo que significa para la salud.

De manera continua estamos citando el refrán que dice: “Somos lo que comemos”, pero pareciera ser una frase hueca cuando no se está aplicando con plena conciencia, de otra manera no se puede explicar que se continúen consumiendo, por ejemplo edulcorantes, las sustancias que sirven para endulzar los productos y de muchas maneras se ha demostrado su relación con enfermedades y adicciones.

Por otro lado, si bien es cierto que las políticas públicas deben considerar estos aspectos, también lo es que corresponde a la población tomar conciencia. Tener en consideración que es la salud de la propia persona, la de sus seres queridos, especialmente la de sus hijos, la que están poniendo en riesgo; hay que recordar además los altos costos y el dolor que conllevan.

Es aquí donde la labor en el sector educativo es fundamental y por supuesto la participación del sector salud que en conjunto con las autoridades debe orientar y predicar con el ejemplo y recordar que las palabras convencen pero los hechos arrastran, mucho de las pérdidas de valores o malas prácticas resulta de la imitación.

La decisión pues está en manos de cada uno, pero corresponde a todos ayudar para que las bases sean más sólidas y al momento de elegir se haga de la mejor manera. Cada quien decide, tragar, literalmente, productos industriales aptos para el consumo humano que de alimentos no tienen nada y de los cuales estamos inundados o por lo contrario comer los alimentos que contienen los nutrientes básicos para el cuerpo, nuestro cuerpo.