Pyeongchang, Corea del Sur.- En las seis carreras en las que participó en patinaje de velocidad en pista corta en los Juegos Olímpicos, la británica Elise Christie no logró ni una medalla, a pesar de partir como favorita en todas ellas... Una verdadera "maldición" para la deportista olímpica británica "con peor suerte", como la definen los medios británicos.
Poseedora del récord del mundo de 500 metros y triple campeona del mundo, Elise Christie era una de las raras opciones británicas en los Juegos de Pyeongchang.
Pero la joven de 27 años no fue ni la sombra de ella misma el martes, después de ser eliminada de nuevo en los 1000 metros. Un cruel escenario que no resultó nuevo para ella.
Hace cuatro años en Sochi no logró completar una prueba sin ser descalificada, tanto en los 500 metros, en los 1000 y en los 1500 metros en un deporte en el que los contactos, las caídas y las aglomeraciones son una constante. Pero la mala suerte parece cebarse con la patinadora escocesa.
Christie no ha tenido mejor fortuna en Pyeongchang, donde el martes abandonó la pista de Gangneung entre lágrimas. Cuatro días antes, sus lágrimas habían sido de dolor, luego de un choque con una rival china en los 1500 metros. Y en la final de los 500 metros, distancia en la que ostenta el récord del mundo, también dio con sus huesos en las barreras protectoras.
Su mala racha le ha llevado a los titulares de la prensa británica y su mala suerte le granjea incluso simpatía entre sus compatriotas. The Sun la tachó de 'maldita'. The Herald de Escocia la calificó asimismo de "deportista olímpica británica más desafortunada".
"Por el momento me digo que son sólo tres carreras fallidas en estos cuatro últimos años", expresó relativizando la británica, afirmando su intención de estar de nuevo en los Juegos de Pekín dentro de cuatro años.
Otros periódicos británicos incidían en su estilo agresivo de patinaje, como The Guardian.
"Después de haber revisado todas las carreras de Christie en Sochi y en Pyeongchang, nos damos cuenta de que su apuesta del todo o nada reduce de manera demasiado importante el margen entre la gloria y el desastre", escribe el diario.
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