Con la llegada del verano, el panorama endurece para todo ese migrante que busca cruzar de forma ilegal la frontera entre México y Estados Unidos por el perímetro de Yuma, Arizona, pues el calor combinado con las largas horas de caminata hasta un lugar seguro en territorio norteamericano, pone en riesgo su vida.
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La casa del migrante “La divina providencia” es localmente el recinto que se vuelve testigo de las difíciles travesías por las que atraviesan los connacionales y extranjeros que tras cruzar a Estados Unidos son deportados por la frontera sanluisina.
Martín Salgado Ames, presidente de la benemérita dependencia, compartió que, en verano, aunque el fenómeno de deportados es menor en comparación a otras épocas del año, es cuando más registro de paisanos y centroamericanos en situación vulnerable, les toca atender.
“Simplemente, hace unos días nos tocó recibir a un grupo de hondureños con los pies muy heridos por la experiencia de haber pasado una semana extraviados en el desierto de Yuma, hasta ser rescatados y posteriormente deportados por los agentes federales de Estados Unidos, como ellos hay muchos casos”.
EXTIENDEN EL APOYO
Por lo regular la casa del migrante, maneja el esquema de apoyar a los deportados por tres días y noche, con techo, alimento, ropa, calzado, medicamento y apoyo para volver a su lugar de origen, sin embargo, cuando alguno de éstos llega lastimado por las diferentes circunstancias que vivió en su intento por lograr el “sueño americano”, el recinto lo atiende hasta que se encuentre bien para emprender de nuevo el viaje.
UNA VEINTENA
Desde iniciada la temporada de calor, el recinto ha atendido en proporción a 20 migrantes por semana
SON AISLADOS
Para prevenir contagios de Covid-19, al interior de la casa del migrante, los deportados tienen un lugar especial