En uno de los primeros puestos temporales, a la entrada de la Feria del Algodón, se encuentra María Batista Cochipachi, una indígena rarámuri, quien mientras saluda a todo aquel con él coincide en una mirada, elabora a mano pulseras de tela con toques de chaquira que trae de su natal Chihuahua.
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María, de 48 años de edad, se recuerda a los cinco años de edad, elaborando artesanías nativas, las cuales, desde ese entonces vende, haciendo de esta actividad en su única fuente de ingresos, con lo que ha sacado adelante a su único hijo, hoy un varón de 31 años.
“Puedo decir que desde los cinco años me dedico a hacer arte rarámuri porque desde esa edad tengo recuerdos pero tal vez desde antes ya lo hacía, así es en mi tierra, las mujeres aprendemos a elaborar artesanías desde muy chiquitas y a eso nos dedicamos toda la vida” expresó María, con su corto pero entendible español.
En el puesto de artesanías de la originaria de la sierra Tarahumara, se exhibe y al momento se elabora a mano una presentación de la tradición que se hereda por generaciones: pulseras, collares, anillos, llaveros y ropa a base de chaquira y manta como elementos principales y originarios del estado de Chihuahua.
En mi tierra, las mujeres aprendemos a elaborar artesanías desde muy chiquitas y a eso nos dedicamos toda la vida
AL RESCATE DE LA TRADICIÓN
La nativa de 48 años de edad es miembro de una comunidad de 400 mujeres artesanas tarahumaras que van por gran parte de la república compartiendo el arte nativo de la sierra, lo que además de convertirse en su principal fuente de trabajo, las lleva a cumplir voluntariamente con una misión en común: que las tradiciones y costumbres rarámuri se conserven.
“Yo vengo de Tijuana y Mexicali, allá estuve un tiempo. Me gusta mucho venir a la frontera porque aquí siento que la gente aprecia más nuestro arte, la gente pregunta qué significa cada cosa, se interesan”, agregó.
