El altar de muertos es un elemento fundamental en la celebración del 2 de noviembre, cuando se conmemora el Día de los Fieles Difuntos en México desde épocas milenarias que se remontan antes de la llegada de los españoles.
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La construcción y representación del altar de muertos varía según la idiosincrasia y los elementos disponibles en una determinada región, así como de la cosmovisión de las diferentes culturas y etnias.
Así lo indicó Juan Antonio Contreras Frías, historiador y artista plástico y agregó a esta información que la representación del altar de muertos ha cambiado a través de los siglos desde la introducción de la religión católica en el México prehispánico.
Lo anterior, dijo, debido a que se han incluido elementos simbólicos que no pertenecen a las culturas mesoamericanas como imágenes religiosas católicas (rosarios, crucifijos e íconos sacros).
La estipulación de la festividad religiosa del Día de Todos los Santos se conjuga con el Día de Muertos. En tiempos de la Conquista de México se intentó convertir al catolicismo a los pobladores de Mesoamérica. La tradición "se resistió a morir" y poco a poco se le fueron incluyendo elementos de las culturas europeas.
Desde la concepción religiosa, esta celebración inicia el 1 de noviembre, cuando recibimos a “todos los santos” o niños y se prolonga hasta el 2 con la llegada de los “fieles difuntos” o adultos.
Contreras Frías refirió que los niveles en el altar de muertos representan la cosmovisión, regularmente figurando el mundo material y el inmaterial o los cuatro elementos; en cada uno de ellos se colocan diferentes objetos simbólicos para la cultura, religión o la persona a la que se le dedica el altar, por lo que se construyen de dos, tres y siete niveles.
Entre los elementos que conforman el altar de muertos enlistó los aromáticos como el incienso, representación del fuego, agua y tierra, calaveritas de dulce, arco, papel picado, flor de cempasúchil, catrinas, música, objetos personales, imágenes religiosas, rosarios, perros, monedas, ropa del difunto y cruz de sal, entre otros.
LA CATRINA
Al pie de los altares se instalan mujeres que caracterizan “La Calavera Garbancera”, mejor conocida como “La catrina”, creada por José Guadalupe Posada.
Esta caricatura es una representación de una dandizette de la época porfiriana, es decir una mujer de clase social alta caracterizada por su aparente intelecto y su sobrerrefinamiento que conformó la sociedad alta en el período presidencial de Porfirio Díaz.
La caricatura fue diseñada como una burla hacia las mujeres que escondían su origen mexicano para reemplazarlo por una apariencia refinada y un chauvinismo europeo. La catrina se considera un elemento de la cultura nacional, concebido popularmente como una percepción jocosa que se burla de la noción tradicional de la muerte.