El Teatro Maya que estuvo ubicado en la acera oriente de la calle primera entre lo que ahora son la avenida Carlos G. Calles y Obregón, fue la primera sala cerrada que en esta ciudad ofreció un show mágico conducido por el famosísimo Conde Ramiro de Gálvez en 1928, quien concluía el espectáculo con una proyección de cine mudo, pero amenizado con pianola de un maestro integrante de la orquesta del Club Internacional y cantor en celebraciones litúrgicas cuando oficiaban misas.
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El historiador y escritor, Federico Iglesias Serafín, habló de las primeras salas de cine que antecedieron a las actuales localizadas por la calle 26, destacando que en el Cine Maya inició operaciones en los años 20´s y el cine “León” se instaló en 1930 en la calle Cuauhtémoc.
Otras salas de cine que entretuvieron a los sanluisinos hace varias décadas fueron: “Ríos” y más recientemente “Jorge Negrete”, en Plaza Fiesta; Le Fort con arquitectura de castillo medieval, en la avenida 5 de mayo y calle Nueve; “Curto”, frente al parque Benito Juárez y “Royal”, en la avenida Obregón entre las calles Primera y Segunda.
Federico Iglesias destacó que el Cine Jorge Negrete fue propiedad de la familia Mendoza Alen; el Curto y Maya pertenecieron a la familia Curto y el “Royal” fue de la familia Esquer Peñuñuri.
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El cine “Ríos” perteneció al señor Ríos y estuvo ubicado en el callejón Obregón y la calle Quinta y el cine “León” fue de Epigmenio León y surgió cuando la avenida Obregón era un callejoncillo que unía las calles Morelos y Cuauhtémoc
Como era muy angosto el callejoncito Obregón, las diligencias, carros y troques giraban a la derecha en la calle Morelos, bajando pegados a línea internacional hasta cruzar sobre pangas el río.
Durante 1949 y 1951 enderezaron recta la avenida Obregón, tumbando esas casas y el cine, cediendo terreno para una carretera; pagaron el solar, a precio de gobierno.
En relación al cine “Ríos”, Federico Iglesias destacó que su propietario era el mismo del cine que funcionaba en el ejido Tecolotes”. El cine Ríos tenía paredes de madera, sin techo, con hileras de sillas plegadizas.
En torno al edificio del cine “León”, el historiador externó que era rectangular, tenía paredes altas sin techo, los asientos eran de tierra de la bajada, tenía una pantalla en la pared blanqueada con cal, taquilla y dulcería.
Antecedieron a los cines
Antes de salas cinematográficas, lo común eran los circos y carpas ambulantes; justamente en 1904 abiertas al cultivo de tierras délticas por la Colorado River Land Company, estas agrupaciones familiares dedicadas al entretenimiento, circularon ranchando divertían a las poblaciones, cobrando en especie, por lo que el público pagaba con gallinas, cerdos, huevos, burros, caballos, sillas de montar y hasta herramienta de cultivo.
Toda carpa realizaba un show artístico completo con orquesta, cantantes, bailarines, cómicos, drama y adivinos. Las funciones iban con la temporada; presentaban obras teatrales de navidad o en semana santa: “Mártir del Calvario”, festivales vespertinos y sábados y domingos: “El Bailongo Popular”.
En esta ribera sonorense y valle de Mexicali fue famosa la carpa “Ofelia” y empezó incluir en su programa proyección cinematográfica, amenizada con músicos tocando en vivo, puntualizó el escritor Federico Iglesias.
Antes de salas cinematográficas, lo común eran los circos y carpas ambulantes que divertían al público, cobrando en especie con gallinas, huevos, sillas de montar y hasta herramienta de cultivo