Para ser el sustento de su hogar y vivir de manera digna, Priscila Quirarte, mujer de 55 años y con dos hijos, decidió continuar con el oficio de su fallecido esposo como bolera.
A partir de esto, lleva más de cinco años consintiendo a sus clientes y sacando adelante a su familia, realizando un trabajo en el que, menciona ella, siente mucha pasión por ser digno y honrado, además de que le permite conocer a mucha gente y platicar con ellos.
“Tengo 5 años aquí, desde que falleció mi esposo. Él era quien trabajaba aquí, y pues yo me quedé a cargo para mantener a mis hijos.”
También se refirió a que “como este se supone que era un trabajo para hombres, los primeros días algunos me faltaban al respeto, (...) pero ahí la llevo, ya no he tenido problemas.”
“Antes era un trabajo de hombres, pero tenemos el mismo derecho tanto el hombre como la mujer, y lo podemos hacer mejor que un hombre. Porque como me dijo un cliente hace tiempo, las mujeres son más detallistas.” Mencionó Priscila entre risas y el cepillado del calzado pendiente, el cual forma parte de su intenso día a día.