El Covid-19 es una enfermedad que parece no dar tregua en nuestra sociedad, al grado que tradiciones tan arraigadas en la cultura mexicana como lo es el Día de Muertos sufrieron algunas modificaciones en cuanto a la manera de celebrarse, teniendo como consecuencia diversas manifestaciones como la instalación de altares en los hogares, lo que hizo más íntimo el hecho de recordar a quienes ya no están entre nosotros.
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Tal es el caso de la familia de la docente Norma Patricia Ayala Rodríguez, quien compartió a TRIBUNA DE SAN LUIS que la nueva normalidad se vive en su casa sin problema alguno, ya que desde el inicio de la contingencia tanto ella como su mamá e hijos han optado por resguardarse en casa y evitar poner su salud en riesgo, por lo que acudir al panteón no era una opción para hacer honor a los fieles difuntos.
Este 2020, siendo su tercer año consecutivo realizando un altar, destacó que la pandemia les ha servido para mostrarse unidos y realizar actividades como esta para conocerse más e integrarse como núcleo familiar.
“Llevo más de 20 años de docente y, dando clases en Conalep, llevábamos a cabo concursos de altares, logrando tener más de 40 cada Día de Muertos. Verlo ahí, me motivó a querer hacerlo en mi casa, sobre todo por la muerte de mi abuela materna, por lo que le dije a mi mamá si podíamos hacerle uno. Esa fue la primera vez y desde ahí empecé a notar la participación de los demás en mi hogar, cómo le echaban ganas para los detalles”, dijo y agregó que el posterior fallecimiento de su papá la orilló a querer hacer otro, iniciando así con su propia tradición.
“En mi familia no lloramos porque se fue, sino que nos mostramos contentos por lo que vivimos con ellos. Es vivir una cultura y fomentar un espíritu de unión. Esta vez hicimos el altar con ese mismo entusiasmo; tratamos de que tenga lo más que se pueda de elementos”, pronunció, compartiendo además que cual fue su sorpresa que cuando subió la foto de su altar a redes sociales, amistades de ella mostraron con entusiasmo que ellos también tuvieron la iniciativa de instalar uno en casa, unos más sencillos, otros ampliamente elaborados.
UNA TRADICIÓN DISTINTA
Sin embargo, dejó ver que el hecho de no acudir al camposanto para visitar la tumba de sus seres queridos causó tristeza en algunos miembros de su familia, como es el caso de su mamá quien al principio se mostró inconforme con el cierre de los panteones en San Luis Río Colorado debido a la pandemia. No obstante, se sintió tranquila al ver que se elaboraba tal homenaje en su hogar, poniéndole todo su empeño.
“El altar le dio tranquilidad, porque estaba haciendo algo por sus muertos, es para recordarlos con cariño. Esta es una situación difícil, toda la cuestión de la pandemia y la prevención. La tristeza es por no poder ir y ver de cerca a quienes ya se fueron”, compartió y dijo que el altar de este año lo hicieron en nombre de su papá, su hermano menor, abuelas maternas y un abuelo.
“Estos nos sacó de la rutina del encierro; ahora veo a mis hijos con otro brillo, sobre todo a mi mamá. Esta convivencia familiar es un regalo de vida y qué mejor que pueda compartirlo a los demás”.